Carlos Romero Mendoza 18 de septiembre de 2014
@carome31
La resistencia del Municipio frente a
ese diseño comunal que impone el régimen a través del Plan de la Patria
2013-2019, sólo podrá operar efectivamente en la medida que las
instituciones políticas municipales, logren articular esfuerzos entre
autoridades electas, vecinos y actores locales a través de mecanismos de
participación efectivos y legítimos.+
En otros países, los gobiernos locales
han activado espacios de participación en distintas áreas temáticas, por
ejemplo: Consejos Municipales de Juventud, en Colombia[1]; Consejos Municipales de Medio
Ambiente en España y México[2]. En Venezuela, por el contrario,
los espacios de participación han sido confiscados por el Poder Popular para un
fin político particular: construir un gobierno centralista y de control
absoluto del Estado.
Como nunca antes, la historia nos pone
la tarea de comprender el valor de la participación y en este sentido, vale
citar la Carta Iberoamericana de Participación Ciudadana en la Gestión Pública
(2009), en cuyo contenido se reconoce que los principios democráticos de la
representación política deben complementarse con mecanismos de participación ciudadana
en la gestión pública y de esa forma, expandir y profundizar la democracia y su
gobernabilidad.
Para la Carta Iberoamericana, las
oportunidades para la participación ciudadana resultan la herramienta esencial
en la tarea de fomentar una nueva cultura cívica, pues a través de ese
ejercicio, el ciudadano se va acostumbrando a informarse sobre los asuntos
públicos, a cooperar, respetar y en consecuencia interactuar en una sociedad
que se caracteriza por su diversidad social y cultural. También, el contenido
de la Carta Iberoamericana identifica la participación ciudadana como la
herramienta adecuada para abordar conflictos de una manera más efectiva y
construir soluciones o tomar decisiones con mayores niveles de legitimidad.
Lo anteriormente expuesto, resulta
coherente con la Carta Democrática Interamericana (2001) que expresamente
reconoce la participación permanente, responsable y ética como herramienta útil
para reforzar y profundizar la democracia representativa, y en tal sentido,
debe destacarse en nuestro caso, la responsabilidad ética y moral de los
Concejos Municipales, las Alcaldías, las Contralorías Municipales y los
Consejos Locales de Planificación Pública, en facilitar en general, los
espacios para la participación ciudadana.
La crisis de la basura, la presencia
del dengue, la crisis en la prestación permanente del servicio del agua, así
como la inseguridad ciudadana por múltiples factores, son temas propios de la
vida local, que por ser públicos y de interés general, demandan de las
autoridades locales la articulación con todos los sectores locales, en la
búsqueda de desarrollar espacios de cooperación que permitan construir los
consensos para identificar posibles soluciones o buscar respuestas a los
distintos rostros que presenta la crisis en la sociedad venezolana.
Es el momento de recordar y valorar
los cabildos abiertos, las comisiones de vecinos, los foros municipales,
coloquios, talleres sobre temas concretos de interés público, local y general,
entre otros mecanismos de encuentro con los ciudadanos. El tiempo presente
reclama mayor contacto con los vecinos que en su mayoría son electores.
Como nunca antes, Venezuela necesita
la reconstrucción de lazos sociales a través de los cuales el municipio pueda
resistir y sobrevivir ante la amenaza de un modelo que advierte su sustitución
y eliminación futura.
En este sentido, cobra vital
importancia rescatar la parroquia[3] como entidad local y a sus Juntas
Parroquiales como órganos auxiliares de la gestión pública local y desde allí
volver a reconstruir los lazos sociales e institucionales necesarios para
recuperar la cohesión social que hoy hemos perdido.
Por cohesión social, debemos entender,
según el concepto creado por la Fundación alemana Bertelsman[4], como un atributo colectivo que
expresa la cualidad de la cooperación social. “Una sociedad
cohesionada se caracteriza por relaciones sociales muy cercanas, conectividad
emocional intensa y una pronunciada orientación hacia el bien común.”
Precisamente para esta fundación
alemana, la Cohesión Social en la sociedad alemana, debe analizarse desde 3
dimensiones: la conectividad, que implica la identidad y el sentido de
pertenencia; las relaciones sociales, que exige tolerancia, participación,
etc.., y por último, la orientación hacia el bien común. Toda sociedad,
advierte la fundación alemana, puede exhibir grandes o pocos grados de cohesión
y estos se expresarán en actitudes y comportamientos de sus miembros y de sus
grupos sociales.
El Plan de la Patria 2013-2019,
apuesta a un nuevo orden social, de control y dominio, sobre el cual edificar
un nuevo sistema económico y político en el país, promoviendo a tal fin
transformaciones que de manera progresiva viene impactando directamente en el
ámbito de cada una de esas 3 dimensiones que se han mencionado.
[1] Alcaldía de Ibagué. Consejo
Municipal de Juventud. Recuperado el 16 de septiembre de 2014. Online
en: http://www.omjibague.com.co/consejo-municipal-de-juventud/quienes-somos.html
[2] Romero, Carlos. Concejo
Municipal, Vecinos y Basura. Algomunicpal.blogspot.com
05 de septiembre 2014. Online en: http://algomunicipal.blogspot.com/2014/09/concejo-munipal-vecinos-y-la-basura.html
[3] Romero, Carlos. Un breve paseo
histórico por el origen de la parroquia y la junta parroquial. 11 de octubre de
2010. Online en: http://algomunicipal.blogspot.com/2010/10/un-breve-paseo-historico-por-el-origen.html
[4] Bertelsmann Stiftung. Cohesión
Radar: Measuring Cohesiveness. Social Cohesión in Germany a preliminary review.
2012. Germany. P.86
@carome31
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