ANTONIO MARIA DELGADO 28 de septiembre de 2014
La petrodiplomacia chavista, esquema
de compras de lealtades de países vecinos a través de subsidios petroleros, le
ha costado al Estado venezolano más de $44,000 millones en los últimos años, y
aún cuando sus frutos políticos son cruciales para la estabilidad del régimen
bolivariano, el colapso económico del país sudamericano han vuelto el programa
insostenible, dijeron analistas.
Los subsidios que Venezuela otorga a
los países de Centroamérica y del Caribe a través de Petrocaribe y a Cuba, a
través del Convenio Integral de Cooperación (CIC) se están tornando difíciles
de mantener para una nación cuya economía está en vías de implosión,
advirtieron los expertos.
“Venezuela ya no puede seguir
sustentando estos programas”, comentó desde Washington Antonio De La Cruz,
director Ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.
“Va llegar un momento, en los próximos
meses en que ellos van a comenzar a recortar los envíos, porque van a necesitar
ese crudo para obtener las divisas que necesitan para aliviar la escasez”,
agregó De La Cruz en referencia a la aguda escasez de productos por la que
atraviesa Venezuela, donde siete de cada diez productos básicos no pueden ser
encontrados en los anaqueles de los supermercados.
Jorge Piñón, director del Centro de
Política de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas en Austin,
coincidió con que los subsidios de crudo que Venezuela otorga al Caribe a
través de Petrocaribe, tienen sus días contados.
“Las condiciones de pago del acuerdo
de Petrocaribe no son comerciales ni sostenibles para Venezuela, ya que otorga
largos créditos de pago por un monto de hasta el cincuenta por ciento de la
factura en un momento en que le país sufre una difícil crisis en el flujo de
caja”, resaltó el académico.
Los expertos dijeron que la suspensión
del programa probablemente comenzará a producirse gradualmente con el correr de
los próximos meses de la mano del continuado deterioro de la economía
venezolana.
Pero Cuba, el país que más se
beneficia de los subsidios petroleros venezolanos, obteniendo cerca de la mitad
del total de crudo enviado, sería el último en verse afectado.
“Cuba sería una excepción […] sería la
última en sufrir las consecuencias de una colapso económico Venezolano que
pudiera poner fin a los acuerdos políticos-petroleros”, dijo Piñón.
Para Venezuela, el beneficio que
obtiene de los subsidios que otorga a través de Petrocaribe es de carácter
político.
“Petrocaribe ha demostrado ser un
éxito diplomático para Venezuela, generándole lealtad política de muchos países
miembros en los foros regionales e internacionales, incluyendo la Organización
de Estados Americanos (OEA)”, resaltó un estudio elaborado por la Universidad
de Texas en Austin y el Atlantic Council de Washington, Energía Insegura, la
apuesta del Caribe con Venezuela,
Esa “lealtad” estaba inicialmente
basada en los favorables términos que otorga Petrocaribe, pero con el correr
del tiempo, refleja más el alto grado de endeudamiento que estas naciones ahora
tienen con Venezuela y la creciente dependencia en el suministro venezolano.
Y el régimen de Nicolás Maduro hace
uso de esas “lealtades” cuando requiere de ellas.
“Ejemplos de esa influencia no son
difíciles de encontrar. Cuando Panamá convirtió a la congresista disidente
María Corina Machado en una integrante temporal de su delegación ante la OEA en
marzo del 2014, los países miembros realizaron una inusual votación, que fue
aprobada, para prohibir que la sesión en la que ella participó estuviese
abierta al público”, resaltó el informe.
“Muchos observadores atribuyeron el
respaldo casi total del Caribe en la votación a la dependencia de la región a
Petrocaribe y otros programas de asistencia venezolanos. Otros resaltaron las
declaraciones realizadas previamente ese mes por Maduro de que aquellos que
interviniesen en los asuntos venezolanos ‘se quedarían secos’ y pagarían un
alto precio”, agregó.
Según el estudio, los envíos de crudo
venezolano a CIC y Petrocaribe han aumentado de desde los 145,000 barriles por
día (bpd) del 2006 hasta 211,000 bpd en el 2013.
El crudo venezolano enviado a lo largo
de esos seis años tiene un costo de mercado de $44,273 millones. Pero Venezuela
solo requiere que se le pague una porción del costo al inicio, lo que deja al
gobierno del país beneficiaron con la posibilidad de gastar el saldo en
proyectos de inversión o para suplementar el gasto público.
El resultado es que Venezuela hoy
exporta cerca de 45,000 bpd de crudo y 76,000 bpd de productos refinados a los
países beneficiarios de Petrocaribe, además de enviar 85,000 bpd de crudo y
6,000 bpd en productos refinados a Cuba, detalla el estudio.
Ese flujo de crudo y productos
representan un fuente crucial de ingresos para muchas de las naciones del
Caribe que con el tiempo se han vuelto dependientes de los bondadosos términos
venezolanos para poder financiar sus propios presupuestos nacionales.
No obstante, “la turbulencia política
y el deterioro económico de Venezuela […] hace que el futuro del programa sea
al menos incierto, y la continuada dependencia de los países beneficiaros poco
sensato”, advirtió el informe.
Además de los problemas económicos de
Venezuela, que se verán agravados por los venideros vencimientos de deuda que
tiene en Wall Street, la continuidad de los subsidios también se está viendo
amenazadas por las obligaciones adquiridas por el país sudamericano con China,
cuyo cumplimiento requieren de mayores envíos de crudo al país asiático.
Ese crudo deberá ser suministrado pese
a que la producción nacional ha estado disminuyendo debido a la falta de
inversiones en el sector.
Una eventual suspensión en los
suministros del crudo venezolano propiciaría un duro golpe para países como
República Dominicana y Jamaica que dependen de los envíos de Caracas para
mantener sus refinerías, explicó Piñón.
Eso generaría una situación muy
complicada dado a que la estatal venezolana PDVSA es dueña del 49 por ciento de
ambas refinerías y un incumplimiento de Venezuela en el suministro de crudo
podría llevar a Caracas a perder su participación accionaria en esos activos,
dijo Piñón.
Pero la situación sería mucho más dura
para las pequeñas islas del Caribe.
“Pudieran tener un gran apagón, sin
ellos tener las líneas de crédito necesarias para comprar combustible en los
mercados internacionales”, advirtió Piñón.
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