Por Juan Carlos Gardié
Moneda, billete o cheque.
Marrón o morocota. Pasteurizado, fuera de circulación o sanforizado. De fácil
planchado, triple fuerte o ensalmado, ¡los billetes no alcanzan! Al parecer
solo cuentan los lavables y esos sabemos en manos de quiénes están; pululan
lejos de la gente decente, trabajadora y cabal. Ya no se trata de un problema
económico, pasamos a la sección del sentido común y moral.
Lo primero es recordar lo
sustancial, la almendra: esta tragedia nacional se comenzaría a resolver
cambiando el gobierno y su modelo hambreador por la vía constitucional, es
decir, por la vía electoral, sin pretensión de atajos y sin justificar la inercia
porque la pidieron algunos sectores internacionales y el Vaticano. Eso fue un
error y lo sabe hasta la Macarrona, la perra del brujo de Tapipa. No pierdan
más tiempo tratando de convencer al glorioso pueblo vencedor del 6/12/15 de que
esa convidada a echar una conversadita fue una genialidad o que era inevitable.
Ese round lo ganó el gobierno. Punto.
Ahora sigue la lucha con la
gente pacífica pero diligente y firme en la calle. Repito, gente en la calle.
Hay que repetir y mejorar la toma de Caracas e insistir en ello sin difuminar
el esfuerzo abriéndose a todo el país. Caracas es la sede de los poderes
secuestrados y los derechos conculcados. Aquí es la cosa. Otro invento resta
impacto. Venezuela lo entenderá y nos apoyará en la capital. Luego, el foco
debe estar en las elecciones de gobernadores y alcaldes porque su realización
está más que explícita en la Constitución. Simultáneamente sigue la lucha por
hacer reconocer la autoridad de la Asamblea. En cuanto al juicio para
establecer responsabilidad política del presidente, parece una jugada incierta
que recuerda el RR. Es terreno especulativo, blandengue, incluso con algún
color a demagogia o huida hacia adelante. Ni hablar del abandono de cargo, cosa
que parece más entelequia que posible logro. No olvidemos el descaro y la
condición autoritaria y abusiva de quienes gobiernan. ¡Hasta cuándo
subestimamos la capacidad de respuesta del chavismo!
Con nuestra gente en la
calle, la Asamblea en plena faena y los esfuerzos direccionados hacia las
elecciones, sumados a la merma de la plaga escarlata, nuestra fuerza armada,
beligerante, militante y vulgarmente chavista, como lo proclama el ministro que
se arrodilló ante el mal, tendrá que evaluar seriamente la permisología tácita
al CNE y al TSJ. Maduro no cuenta para nada si el estamento militar se ve
obligado a entrar en el juego constitucional. Esto se logra con la gente en la
calle, y quien piense que esto llevaría demasiado tiempo está jugando al atajo,
y allí no nos anotaremos los venezolanos de verdad, que reclamamos orden para
respetarlo, no para romperlo. ¿Difícil? no. ¿El secreto? Unidad, trabajo y fe.
Con la Asamblea y las gobernaciones, se ahogan. Tan sencillo como eso. La
macumba que nos dejó como herencia el recontracomandantísimo y su séquito,
todos oficiantes de una misa que se dice roja pero que es negra negrísima, se
combate con luz. Esa gente es esclava del demonio y la ecuación nos lleva al
vudú: nos quieren haitianos y se equivocan. Los venezolanos somos hijos de
Dios, no de Chávez.
15-12-16
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