Por Indira Rojas
Juan Carlos, de 30 años,
saca de su morral negro 100.000 bolívares para depositarlos en su cuenta en un
banco privado al este de Caracas. Uno a uno pone frente a la taquilla cinco
fajos de billetes de 100, la máxima denominación de la moneda venezolana hasta
el jueves 15 de diciembre. Llega a la ventanilla a las 11:30 de la mañana,
luego de esperar tres horas en fila y bajo el sol a las puertas de la agencia,
presenciando en silencio los reclamos de otros clientes en contra de quienes se
atreven a intentar escabullirse en la cola para pasar primero. Es martes 13,
dos días antes de que se cumpla el plazo de 72 horas que dio el presidente
Nicolás Maduro vía decreto el domingo para sacar de circulación el papel de
100, alegando que la medida busca frenar su contrabando “por mafias que se han
robado el dinero”, como parte de una “guerra económica” contra el sistema
financiero venezolano.
En cuenta regresiva para
cambiar los billetes de 100 por otros de menor denominación, los bancos
amanecieron abarrotados el martes. Juan Carlos, que vive en La Trinidad, evitó
hacer la diligencia en la sede más cercana a su casa en la localidad baruteña. “La
cola (frente al banco) daba varias vueltas y ni siquiera eran las siete de la
mañana. La gente está desesperada por deshacerse de los billetes de 100”.
En la fila, todos tienen una
historia. Un hombre moreno, pasados los 40, cuenta a un vecino de cola que hace
una semana llegó de El Callao, poblado minero ubicado a más de 800 kilómetros
de Caracas, con “algo de efectivo”. El vecino, un joven de 26 años, le confiesa
que en su morral azul lleva dinero proveniente de un intercambio de dólares por
bolívares a precio de mercado paralelo. “Cada vez que tenía tiempo, sacaba
billetes de 100 en el banco porque los cajeros sólo daban de 20 o de 50
bolívares. Ahora me toca devolver todo y meterlo de nuevo al banco ¿Hay límites
para los depósitos con billetes de 100? Espero que no”.
Omar García llega al banco a
las 8:00 de la mañana para hacer un retiro. Su única pregunta es: “¿Me darán
billetes de los nuevos?”. García no se había enterado de que el Ejecutivo
ordenó recoger el papel moneda de 100 bolívares cuatro días antes de que el
nuevo billete de 500 salga a la calle, el billete de menor denominación del
cono monetario anunciado el 7 de diciembre por el presidente del Banco Central
de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, y que entrará en vigencia el 15 de
diciembre. “Y entonces, ¿qué plata me darán?”, interroga confundido a quienes
están en la fila. Nadie sabe qué responderle. “Pueden ser de 20, de 50, o de
100. Ni idea”, comenta una persona. Y mientras la mayoría espera deshacerse de
sus billetes de 100 lo antes posible, a García no le preocupa recibirlo porque
“ahora es que tendremos tiempo para cambiarlo”.
El cliente que está detrás
de Omar, un hombre de edad madura y tez tostada por el sol, no piensa lo mismo.
“Debían esperar a que sacaran los nuevos billetes. Así ha sido siempre”. Dos
señoras de cabellos blancos salen del tumulto que se ha formado en la entrada
del banco, agitando las manos en el aire y con el ceño fruncido. Mientras se
alejan, advierten en voz alta: “Hacer la cola es perder el tiempo. El banco entrega
billetes de 100, igual que los cajeros”. La gente comienza a murmurar.
Los cajeros automáticos
dispensaban sólo billetes de 100 bolívares. Fotografía de Giovanna Mascetti
Omar ve a un amigo salir del
banco y le llama con entusiasmo: “¡Aaron, Aaron! ¿Pudiste hacer el retiro?”. El
joven responde que sí, pero que le dieron billetes de 2 bolívares: dos de esos
billetes sirven para comprar un viaje en el Metro de Caracas. Nada más. La
confusión es mayor.
“Sabía que esto iba a ser un
caos. Tres días es muy poco para sacar de circulación todos los billetes de
100. Además, esperaba más seguridad en las calles”, opina Franklin Pereira, de
23 años, mientras espera en la fila. A su lado Luis Colina, de 24, define como
“una locura” que la medida se haya decretado sin disponer del nuevo cono
monetario.
El vigilante que custodia la
entrada de la entidad bancaria, un hombre silencioso y de facciones severas,
deja pasar a las personas de cinco en cinco. Tres clientes leen el
diario Últimas Noticias, cuya portada resalta en letras grandes: “Cerrada
la frontera por 72 horas”. La decisión anunciada por el Presidente el lunes 12
de diciembre se comenta en la cola. “Esa no es la solución”, dice uno, mientras
otro especula que “el dólar negro se va a disparar”. Según Maduro, el cierre
responde a la supuesta extracción de la moneda venezolana para actividades
ilícitas como la falsificación de dólares. “Calculamos que más de 300 mil
millones (de bolívares) están en poder de mafias internacionales dirigidas
desde Colombia y Brasil”.
Las filas comenzaron a
formarse frente a los bancos antes de que estos abrieran sus puertas.
Fotografía de Giovanna Mascetti
A la situación en la
frontera colombiana, se suman comentarios sobre la escasez de harina para hacer
las hallacas una semana antes de Navidad y la inflación. Gritos y protestas a
las puertas del banco rompen la calma y camaradería en la fila. Al vigilante le
ha tocado hacer sentadillas esa mañana: se agacha y pasa el seguro de la puerta
de vidrio, se inclina de nuevo y lo quita para dejar salir a dos clientes.
Alguien sonríe y dice: “¡Cada vez que lo veo pienso que se le van a romper los
pantalones!”.
Una señora morena acusa a un
joven de robarle el puesto en la fila e intenta entrar al banco a empujones. El
vigilante busca bloquearla, pero ella opone resistencia mientras exclama quejas
incomprensibles. Una joven rubia y alta, gerente de la institución, ensaya
restablecer el orden y permite el acceso a cinco personas. Otra mujer, que
lleva a un niño de la mano, apunta con el dedo índice a un hombre de camisa
azul y lo acusa de haberse coleado, incluso alcanza a manotearlo. El caos se
impone. “Yo ni me acerco allí, porque si la gente te ve en la puerta cree que
te vas a colear y comienzan a gritarte”, dice un hombre que mira la escena
anonadado.
En el edificio contiguo,
sede de otro banco privado, los usuarios en fila reclaman a gritos que no dejen
pasar a quienes piden entrar para abrir una cuenta bancaria y luego se
incorporan a la fila de las taquillas. Un joven recrimina a una empleada de la
institución por no hacer “su trabajo”, mientras ella intenta convencer a todos
de colaborar con el orden fuera de las instalaciones. “¡Tienes que quedarte ahí
en la puerta!”, replica un cliente.
Una joven empleada sale del
banco para separar a las personas de la tercera edad del resto y hacer una cola
para atención preferencial. Pero sus esfuerzos son insuficientes: ancianos y
embarazadas se suman a una fila que crece y marcha lentamente. Una señora se
queja, y con ella se alzan las voces de las casi 60 personas que piden acelerar
el proceso.
Las personas que tenían más
de dos horas en fila pedían acelerar el proceso en las taquillas. Fotografía de
Giovanna Mascetti
Canje sin efectivo
Un hombre canoso pregunta a
una empleada de un banco privado si hacen el cambio en efectivo de los billetes
de 100. “Sólo la banca pública acepta el canje”, responde. El BCV anunció que
la banca estatal asumiría la primera fase de este proceso, pero en la práctica
no sucede. En una sucursal de una institución bancaria pública, los cajeros en
las taquillas descartan el cambio de billetes e informan que sólo aceptan
depósitos.
La historia se repite en
otras agencias de la misma entidad financiera. En otro banco público ubicado en
el Centro Comercial Chacaíto, al este de la capital venezolana, una mujer
pregunta por qué no puede intercambiar sus billetes de 100 por otros de
menor denominación. “Mi amor, es que no han llegado las remesas”, contesta el
vigilante.
Al día siguiente, el
miércoles 14 de diciembre, los cajeros dispensan billetes de 100, mientras
algunas instituciones públicas aseguran que aún no pueden hacer el canje en
efectivo. En un banco público en La Candelaria, en el centro de Caracas, las
colas se forman temprano, dos horas antes de que abran sus puertas al público a
las 8:30 de la mañana. El empleado que recibe a las personas en la entrada
informa que aún no han llegado las remesas.
A partir del 16 de diciembre
y hasta el jueves 29 se ejecutará la última fase de canje, en las taquillas 6 y
12 de la sede del BCV en Caracas y en la subsede de Maracaibo, así como en las
instituciones bancarias públicas y privadas del país que actuarán como agentes
del BCV. Al billete de 100 le queda menos de un día.
15-12-16
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