Por Sixto Medina
La política, en
Venezuela, ha presentado una falla estructural, en cuanto a una sola fuerza, la
del oficialismo madurista, con alrededor de un tercio de los votos, aún retiene
el poder a costa de los dos tercios que podría sumar la oposición. Esta aberración
aritmética ha sido posible por el abstencionismo y la fragmentación política de
los opositores.
Las preguntas, ahora,
son estas: los opositores, ¿están dispuestos a superar esta aberración
aritmética en las elecciones parlamentarias convocadas para el próximo 6 de
diciembre? En vez de obtenerse, ¿contemplan unirse para derrotar al gobierno?
¿Preferirían, en suma, formar parte de la coalición ganadora aun desde un
segundo lugar a perder del todo frente a un gobierno con vocación totalitaria,
victimas del aislamiento?
No sería la primera vez
en la historia. Sin embargo, en que las minorías dejan de lado sus diferencias
particulares para integrar una nueva mayoría. Dicho en términos épicos, en
que los miembros de la nueva coalición se animan a dar muestras de grandeza.
Pero esta cualidad ¿abunda acaso entre nosotros? Nadie está dispuesto a
“regalar”, por supuesto, sus expectativas. Pero muchos aceptarían sacrificios,
quizás, en aras de una causa común.
¿Podría ser esta causa común, por ejemplo,
la salud de la república?
Reconozcamos por lo
pronto que, a nuestra república, en cuanto república, le va mal. De un lado la
domina una minoría con pretensiones de mayoría, pero con sólo un tercio de los
votos. Del otro lado, la mayoría verdaderamente democrática se dispersa en
grupos minoritarios. La solución es la convergencia de estos grupos
minoritarios hasta formar una mayoría robustamente democrática. La solución, en
otras palabras, es la confluencia de las mayorías democráticas y por ende la
consiguiente reducción de las minorías antidemocráticas que todavía nos
gobiernan.
El gobierno ha
convocado a elecciones, está permitiendo que haya elecciones parlamentarias. Es
lamentable que una parte importante de las organizaciones políticas, así como
algunos independientes se estén pronunciando por la abstención. No votar, sólo
consigue atornillar mucho más a Nicolás Maduro en el poder. Significa
ayudar al régimen a que monopolice el uso del voto y se apodere del poder
legislativo. Al no participar en los procesos electorales, la oposición
está desaprovechando las limitadas libertades políticas concedidas por el
régimen para la lucha cívica; así mismamente está impidiendo que la sociedad
democrática mantenga su presencia en el poder legislativo, uno de los tres
poderes fundamentales del Estado.
Los procesos
electorales –aun teniendo en cuenta la existencia de condiciones desventajosas
de participación– son escenarios claves para la lucha por transformar la
relación de fuerzas de la sociedad frente al Estado.
No votar en dichos
procesos es abandonar una herramienta fundamental de toda lucha cívica, y, a
renunciar a un derecho, a la única arma eficaz con la que cuentan los
ciudadanos para impulsar y lograr los cambios que requiere el país.
Con la abstención parte
de la oposición no está tomando en cuenta la realidad política del país en la
empresa de conquistar el poder para alcanzar el poder; de luchar porque se
garantice el pleno derecho de la voluntad soberana del pueblo mediante el voto.
De mantener juntos a los ciudadanos como opositores. De proponer alternativas a
las iniciativas oficiales. De incorporar a un sector de la ciudadanía
venezolana, a la actitud de responsabilidad política en ejercicio de un derecho
y para cumplir deber. No se puede abandonar a la gente en estas circunstancias,
en que más se necesita que se demuestre unidad, solidaridad y voluntad de
seguir luchando.
Cuando los partidos de
la oposición democrática en las pasadas elecciones parlamentarias asumieron una
estrategia democrática en la lucha por la libertad y la democracia, no hicieron
sino avanzar. La oposición en efecto, no sólo llegó a conquistar las regiones
más pobladas e importantes del país, sino, también, alcanzó a ganar la Asamblea
Nacional, superando algunas de las peores consecuencias de los errores
cometidos en tiempos en los cuales políticas distintas a la democrática
privaban en la conducción de los factores que adversan al gobierno. Es
saludable para la nación venezolana que los partidos políticos mantengan la
estrategia democrática, por eso, por qué siempre habrá una nueva oportunidad
para la democracia.
13-07-20
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