Por Víctor Salmerón
En medio de la
hiperinflación que estalló a finales de 2017, los venezolanos utilizaron el
dólar para fijar precios. Luego lo emplearon para pagar en comercios mediante efectivo
o plataformas electrónicas como Zelle. Posteriormente, a inicios de 2020, la
banca comenzó a guardar billetes verdinegros como en el lejano Oeste, con un
servicio de custodia. Ahora arranca una nueva etapa, con entidades financieras
ofreciendo alternativas para movilizar el dinero. A fin de ampliar el menú,
evalúan opciones de interconexión para permitir transferencias y pagos de un
banco a otro.
Formalmente la moneda
venezolana sigue siendo el bolívar, pero avanza una dolarización de facto.
Similar a la que ocurrió a mediados de los años noventa en países como Perú y
Bolivia, donde la hiperinflación desquició la economía. Estudios del Fondo
Monetario Internacional demuestran que un paso crucial para la profundización
de la dolarización de facto es que al menos la mitad de los depósitos y
créditos del sistema financiero estén en dólares. La banca venezolana abrió la
puerta.
Bajo el paraguas de la
norma vigente, el Convenio Cambiario 1, la mayoría de los bancos venezolanos ya
ofrecen a particulares y empresas cuentas en dólares con servicios más amplios
que la custodia. Por ejemplo, un grupo de entidades financieras tienen cuentas
que permiten transferir y efectuar pagos a través de internet o el teléfono
celular a clientes del mismo banco, que también tengan cuenta en moneda
extranjera.
Otros bancos,
principalmente pequeños, flexibles y dispuestos a arriesgar para ganar cuota de
mercado, como Bancamiga, ofrecen un menú variado: cuentas en dólares con
tarjetas de débito que funcionan para pagar en cualquier comercio del país y
del exterior. Retiro de efectivo en cajeros automáticos de otros países y
transferencias de dólares desde una cuenta en Venezuela a una cuenta de otro
banco en el extranjero y viceversa. Además, en breve, habrá tarjetas prepagadas
para compras por internet en plataformas como Amazon o Netflix.
El trasfondo
Las cuentas en dólares
con tarjetas de débito permiten pagar en cualquier establecimiento del país
mediante un sistema donde al cliente se le debitan dólares, pero el comercio
recibe bolívares. Cuando el comercio y el cliente tienen cuenta en el mismo
banco, la operación es solo en divisas.
Si bien las sanciones
de Estados Unidos hicieron que la mayoría de los grandes bancos norteamericanos
y europeos dejaran de servir de puente para transferir fondos desde Venezuela,
pequeñas entidades financieras como Andcapital Bank, Facebank y Compass Bank
están actuando como corresponsales de bancos en el país.
Bancos venezolanos
evalúan utilizar sus sucursales en el exterior como puente para ofrecer
transferencias, pero por ahora priva la prudencia. “Si un organismo o persona
sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos hace una operación
a través de nuestra sucursal en el exterior seríamos multados”, dice el
vicepresidente de un banco.
Para alimentar las
cuentas en dólares los clientes utilizan depósitos en efectivo, transferencias
que reciben de clientes del mismo banco y mesas de cambio donde empresas y
particulares se compran y venden divisas entre sí desde montos tan bajos como
diez dólares.
Alberto Camardiel,
director de medios de pago de Bancamiga, afirma que “seguramente vendrá más
flexibilización respecto a la dolarización. Tal vez hay personas que no confían
porque vivieron el control de cambio por 17 años pero hay una generación que
está creciendo y entenderá que este va a ser el futuro de la banca en
Venezuela”.
A través de una alianza
con Advanced Mobile Payment, Bancamiga ha distribuido 50 mil puntos de venta en
el país que permiten pagos en dólares. “Hemos ganado cuota de mercado, a lo
mejor una organización pequeña puede hacer cambios de forma más rápida que una
organización más burocrática”, dice Alberto Camardiel.
La interconexión
Un elemento clave para
que el dólar siga ganando terreno en la economía formal es que los bancos
puedan interconectarse para que, al igual que funciona con el bolívar, empresas
y particulares se transfieran divisas de un banco a otro.
Esto requiere que el
Banco Central de Venezuela cree una cámara de compensación para las
transacciones en divisas, pero las sanciones de Estados Unidos le impiden dar
este paso porque las operaciones en dólares que pasen por sus sistemas serían
penalizadas.
El gobierno contempla
alternativas. Fuentes del Banco Central explican que actualmente se trabaja con
la banca para crear un sistema de intercambio de información en tiempo real, a
fin de que las transferencias de dinero de un banco a otro se concreten en
pocos minutos. El detalle clave es que esta plataforma es multimoneda y deja
abierta la posibilidad de emplearla, por ejemplo, con euros o yuanes.
Otra alternativa en
gestación para la interconexión es que distintos bancos están realizando
pruebas para crear una pequeña cámara de compensación entre ellos, algo que
marcha lentamente mientras se pone a tono el sistema.
La dolarización de
facto, en la que el dólar gana peso en la economía pero convive con una moneda
que el Banco Central continúa emitiendo, como es el caso del bolívar, genera
impactos en distintos frentes que actualmente están en evaluación por asesores
del gobierno.
En la lista de
consideraciones destaca que el Banco Central solo controla la fracción en
bolívares de la cantidad de dinero en la economía y por tanto la herramienta de
la política monetaria pierde efectividad.
No obstante, las
cuentas en dólares podrían facilitar el ingreso al país de divisas que los
venezolanos tienen depositadas en bancos del exterior, ayudar a preservar el
valor de los depósitos en el sistema financiero y elevar la intermediación
mediante la entrega de créditos en dólares.
Los depósitos
Las cifras de la
Superintendencia de Bancos indican que al cierre de julio los dólares
depositados en la banca suman 713 millones de dólares, de los cuales 586
millones están colocados en cuentas que se rigen bajo el antiguo convenio cambiario
20 y 127 millones bajo el convenio 1, de libre convertibilidad.
Fuentes financieras
explican que los dólares que permanecen bajo el convenio cambiario 20
mayoritariamente pertenecen a personas investigadas por el Ministerio Público
que no pueden movilizar el dinero o casos de manejos poco transparentes durante
la época en que Pdvsa y el Ministerio de Finanzas colocaron bonos en divisas.
Entre estos casos se
encuentran empresas que en la época del control de cambio, cuando Pdvsa vendió
bonos en dólares y estableció un límite al monto que podía comprar cada empresa
y cada particular, incluyeron órdenes a nombre de sus trabajadores a fin de
burlar el límite.
De resto, todo el
dinero que permanecía colocado en cuentas convenio 20 fue transferido a cuentas
que tienen libre convertibilidad.
El avance
De acuerdo con la
proyección de Datanálisis al cierre de julio de este año, 61,3% de las
transacciones comerciales en Venezuela se hacían en dólares, 36,1% en bolívares
y 2,6% en otras divisas. El 59,4% de los pagos en dólares eran en efectivo,
25,3% mediante Zelle u otras plataformas y 14,8% mediante tarjetas extranjeras,
es decir, las cuentas y facilidades que comienza a ofrecer la banca venezolana
tienen un amplio mercado si logran reducir el uso del efectivo y las
plataformas electrónicas.
Otro aspecto a
considerar es que 46% de los venezolanos tiene acceso a divisas a través de
remesas, ahorros en el exterior o pagos que reciben por sus trabajos. Pero hay
una diferencia grande: de este porcentaje el 5,8% dispone, en promedio, de
1.073 dólares mensuales para sus gastos en el país; 36% de 282 dólares y 4,4%
de 137 dólares.
Las remesas
Golpeados por el
hundimiento de la economía, la cual acumula seis años en recesión y una
hiperinflación que evaporó el salario, cuatro millones de venezolanos han
emigrado al exterior y envían remesas a sus familiares.
Según Datanálisis, en
2019 las remesas sumaron 2 mil millones de dólares y este año caerán a una
cifra cercana a 1.400 millones por el impacto del coronavirus. Buena parte de
las remesas fluye a través de la compra y venta de dólares entre particulares o
mediante canales informales.
Empresas
tecnofinancieras, que utilizan la tecnología para brindar servicios que
tradicionalmente solo ofrecía la banca, intentan morder este mercado.
Básicamente quien envía una remesa por esta vía asocia una cuenta bancaria y
transfiere los dólares. En Venezuela, agentes autorizados compran las divisas y
depositan bolívares al receptor.
Pero comienza a
gestarse otro tipo de servicio. Hugo Padilla, director de Mercadolar, una
tecnofinanciera que permite enviar remesas desde Estados Unidos, explica que
“estamos trabajando en alianzas con bancos locales para que las personas puedan
recibir sus remesas en dólares. Además, queremos ampliar el servicio a los
venezolanos que están en Suramérica y Europa”.
Turbulencia y encaje
La dolarización parcial
ha aumentado la desigualdad, porque quienes tienen ingresos o ahorros en
dólares sufren menos por la devaluación del bolívar, la cual se traduce en
incrementos en el precio de una amplia gama de productos básicos y servicios
como consultas médicas o reparación de vehículos.
Datanálisis indica que
53,8% de la población no tiene acceso a divisas y depende exclusivamente de
salarios en bolívares y los bonos que reparte el gobierno de forma aleatoria.
Este segmento de la población es el que ha sentido con mayor fuerza la última
escalada del dólar.
El 17 de septiembre el
Banco Central redujo en 30 billones de bolívares la cantidad de recursos que la
banca puede destinar al crédito, dando inicio a una cadena conocida: empresas
utilizan el dinero del crédito para pagar a un proveedor que inmediatamente
compra dólares.
Si bien los 30 billones
no han ido del todo al crédito, porque los bancos destinaron 19 billones para
cubrir el déficit que tenían por no cumplir adecuadamente con la cantidad de
dinero que deben dejar inmovilizado, el movimiento del Banco Central aumentó la
demanda de dólares.
El resultado es que
entre el 17 y el 30 de septiembre el dólar acumuló un salto de 20% en el
mercado paralelo y de 16% en el mercado oficial.
Un elemento clave es
que, aparte del crédito, el gobierno también inyecta bolívares a través del
gasto público; por ejemplo, reparte bonos que la población gasta en comercios
y, rápidamente, los comerciantes buscan cambiar los bolívares a dólares.
Analistas esperan que,
en lo que resta de año, la administración de Nicolás Maduro aumente el gasto en
medio de la campaña electoral previa a las elecciones legislativas de
diciembre. Al tomar en cuenta este factor, Ecoanalítica contempla como
escenario principal que la cotización del dólar cerrará este año en el mercado
paralelo entre 900 mil y un millón de bolívares.
30-09-20
https://prodavinci.com/como-avanza-la-dolarizacion-en-venezuela/
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