José Luis Farías 12 de septiembre de 2021
@fariasjoseluis
La
otra cara:
A las
8:55 de la mañana de aquel martes, el repique del teléfono celular interrumpió
mi modorra. Era el día de mi cumpleaños y en ese entonces la celebración -aún
se podía- comenzaba con la semana. Entenderán por qué la llamada me sorprendió
en la cama.
Creí
que eran mis hijas para llenarme de alegría con sus felicitaciones, deseos y
parabienes, pero todavía adormecido recordé que lo habían hecho a las 12 en
punto de la noche, como solían.
Se
trataba de mi buen amigo "negro Blanco", siempre entre los primeros
en llamar, esta vez no para felicitarme sino para pedirme, con voz agitada y
nerviosa, encender el televisor y enterarme de lo que sucedía en Nueva York.
Me
pregunté en ese momento qué podía estar pasando tan lejos que fuera de mi
interés y sin alcanzar a interrogarlo vino la respuesta:
-“Un
avión acaba de estrellarse contra las Torres Gemelas".
Sin
dar crédito a sus palabras, sintonicé CNN en español -su señal todavía era
posible por acá- y pude ver de inmediato en repetición como un avión, que
después supe era un Boeing 767, el vuelo 11 de American Airlines con 92
pasajeros a bordo y 32.500 litros de combustible en sus alas, viajando a 600
kilómetros por hora se incrustaba entre los pisos 94 y 99 de la torre norte del
World Trade Center desatando una inmensa ola de polvo y una horrenda tormenta
de fuego.
Era el
primero de cuatro aviones secuestrados por 19 miembros de Al Qaeda para cometer
un increíble acto de terrorismo en "pleno corazón del Imperio", según
expresión posterior de su principal inspirador, por aquellos días un tal Osama
Bin Laden.
A las
9:03, vi la transmisión en vivo de un segundo Boeing 767 de United Airlines
estrellarse contra la torre sur. Poco después supe que a las 9.37 el vuelo 77
de American Airlines impactaba la fachada del edificio del Pentágono, en
Washington, y que a las 10.03 el vuelo 93 de United Airlines se estrella en un
campo de Shanksville, en Pensilvania.
;Increíble!
El más trágico atentado terrorista de la historia. Según datos de la Federal
Emergency Management Agency (FEMA), en total murieron 2.996 personas,
incluyendo a los 19 secuestradores y a las 24 personas desaparecidas:
–
2.606 muertos en el World Trade Center.
– 189
fallecidos en el Pentágono.
– 44
en Pensilvania.
El
susurro de Card y "el aparente ataque terrorista" de Bush
Días
después, en mi afán por informarme de todo lo relacionado con el abominable
atentado, pude leer en la crónica de William March, reportero del "Tampa
Bay Times", publicada el mismo 11 de septiembre, que: "El presidente
George W. Bush se enteró del ataque al World Trade Center a las 9:07 a.m. de
hoy mientras leía a 18 estudiantes de segundo grado en una escuela primaria de
Sarasota para destacar un nuevo programa de lectura". No es ocioso el
detalle: unos doce minutos después de mi y de millones de personas más.
La
fotografía que acompañaba la crónica de March, por demás elocuente, reseñaba en
su nota: "En esta foto del 11 de septiembre de 2001, durante una visita al
Emma E. Booker, escuela primaria en Sarasota, el jefe de gabinete de la Casa
Blanca, Andrew Card, le susurra al oído al presidente George W. Bush acerca del
accidente aéreo en el World Trade Center. (AP/Doug Mills, File) [ DOUG MILLS |
AP ]
Refiere
March que a las 9:30, Bush se acercó a la audiencia congregada en el centro
educativo para dar una breve declaración:
-"Este
es un momento muy difícil para Estados Unidos. Hoy hemos tenido una tragedia
nacional. Dos aviones se estrellaron contra el World Trade Center en un
aparente ataque terrorista en nuestro país".
Y dio
cuenta que el presidente informó que había hablado con el vicepresidente Dick
Cheney, el director del FBI y el gobernador de Nueva York:
-"He
ordenado que todos los recursos del gobierno federal ayuden a las víctimas y
sus familias, y que realicen una investigación a gran escala para perseguir y
encontrar a las personas que cometieron este acto”.
Por
último, Bush pidió un momento de silencio y cerró diciendo:
-"Que
Dios bendiga a las víctimas y sus familias, muchas gracias".
"La
caravana presidencial partió inmediatamente de la escuela y lo llevó al
aeropuerto internacional de Sarasota-Manatee. El presidente abordó el Air Force
One y el avión partió a las 10:55 a.m", narra Card.
Ya en
Washington, el Bush desconcertado y de rostro sombrío de la escuela había
tomado aire para elevar el tono en su segunda declaración del día:
-"No
se equivoquen, los Estados Unidos cazará y perseguirá a los responsables de estos
actos cobardes".
"Incredulidad"
e "ira inquebrantable"
Doce
horas más tarde, desde la Casa Blanca, es el momento del discurso estructurado,
Bush dispone de información para delinear con más claridad la respuesta de su
gobierno. Va su breve discurso:
-“Buenas
noches. Hoy, nuestros estimados ciudadanos, nuestro estilo de vida, nuestra
misma libertad fueron atacados en una serie de actos terroristas deliberados y
mortales. Las víctimas estaban en aviones o en sus oficinas; secretarias,
hombres y mujeres de negocios, miembros de las fuerzas armadas y trabajadores
federales; mamás y papás, amigos y vecinos. Miles de vidas fueron destruidas
por actos de terror malvados y despreciables.
Las
imágenes de los aviones que volaban hacia los edificios, de los incendios que
ardían, del colapso de inmensas estructuras, nos han llenado de incredulidad,
de una tristeza terrible y de una ira callada e inquebrantable. Se pretendió
que estos actos de asesinatos masivos asustaran a nuestra nación, llevándola
hacia el caos y la retirada. Pero han fracasado; nuestro país es fuerte.
Un
gran pueblo ha sido llevado a defender a una gran nación. Los ataques
terroristas pueden sacudir los cimientos de nuestros mayores edificios, pero no
pueden tocar los cimientos de los Estados Unidos. Estos actos destrozaron
acero, pero no pueden mellar el acero de la determinación estadounidense.
Estados
Unidos fue blanco de un ataque porque somos el faro más brillante de la
libertad y oportunidad en el mundo. Y nadie hará que esa luz deje de brillar.
Hoy,
nuestra nación vió la maldad, lo peor de la naturaleza humana. Y reaccionamos
con lo mejor de los Estados Unidos -- con la audacia de nuestros trabajadores
de rescate, con el cariño de los extraños y vecinos quienes acudieron a donar
sangre y a ayudar en la manera en que pudieran.
Inmediatamente
después del primer ataque, implementé los planes de respuesta a emergencias de
nuestro gobierno. Nuestras fuerzas armadas son poderosas y están preparadas.
Nuestros equipos de emergencia estaban trabajando en la Ciudad de Nueva York y
en Washington, D.C., para ayudar con los esfuerzos de rescate locales.
Nuestra
primera prioridad es llevar ayuda a aquellos que fueron heridos, y tomar todas
las precauciones para proteger a nuestros ciudadanos en casa y por todo el
mundo de más ataques.
Las
funciones de nuestro gobierno continúan sin interrupción. Las agencias
federales en Washington que hoy tuvieron que ser evacuadas volverán a abrir
esta noche para el personal esencial, y estarán abiertas para operaciones mañana.
Nuestras instituciones financieras permanecerán sólidas, y la economía
estadounidense también estará lista para operaciones.
La
búsqueda de aquellos que están detrás de estos actos malvados está en camino.
He encauzado todos los recursos de nuestra inteligencia y nuestras comunidades
que velan por el cumplimiento de la ley para encontrar a aquellos responsables
y enjuiciarlos. No haremos distinción alguna entre los terroristas que
cometieron estos actos y aquellos que los protejan.
Estoy
muy agradecido a los miembros del Congreso que se me han unido en condenar
firmemente estos ataques. Y en nombre del pueblo estadounidense, agradezco a
los muchos líderes internacionales quienes han llamado a ofrecer su condolencia
y asistencia.
Los Estados
Unidos y nuestros amigos y aliados se unen con todos aquellos que quieren la
paz y la seguridad en el mundo, y somos solidarios para ganar la guerra contra
el terrorismo. Esta noche, pido sus oraciones por todos aquellos quienes se
acongojan, por los niños cuyos mundos han sido deshechos, por todos aquellos
cuya sensación de seguridad ha sido amenazada. Y rezo por que los consuele un
poder superior a cualquiera de nosotros, el que se ha pronunciado a través de
las eras en el Salmo 23: 'Aunque camine por el valle de la sombra de la muerte,
no temeré mal alguno; porque Tú estás conmigo'.
Este
es el día en que todos los estadounidenses estamos unidos por nuestra
determinación a favor de la justicia y la paz. Estados Unidos ha aplastado a
nuestros enemigos anteriormente, y volveremos a hacerlo esta vez. Ninguno de
nosotros olvidará jamás este día. Seguimos hacia adelante para defender la
libertad y todo lo que es justo y bueno en nuestro mundo.
Gracias.
Buenas noches y que Dios bendiga a los Estados Unidos."
"El
bien contra el mal"
En sus
declaraciones a la prensa del día 12 de septiembre, el presidente Bush dijo:
-
"Los ataques deliberados y mortales que se produjeron ayer contra nuestro
país fueron algo más que meros actos terroristas. Fueron actos de guerra”.
La
respuesta del gobierno norteamericano ganó forma rápidamente dentro del esquema
de valores absolutos: bueno y malo, blanco y negro con los que Bush veía al
mundo.
El
concepto fue presentado con concisión y claridad:
-“Estamos
en una lucha monumental del bien contra el mal”.
Así,
el anterior combate de su admirado Ronald Reagan contra el "imperio del
mal" devino en la "Guerra contra el terror".
El 15
de septiembre, en su programa radial, Bush sentenció:
-"Quienes
hacen la guerra contra los Estados Unidos han escogido su propia
destrucción".
Advirtiendo:
-“La
victoria contra el terrorismo no se logrará en una sola batalla, sino en una
serie de acciones decisivas contra organizaciones de terroristas, y contra los
que les dan asilo y los apoyan. Estamos planeando una campaña amplia y
sostenida para asegurar a nuestro país y erradicar el mal del terrorismo. Y estamos empeñados en ver este conflicto
hasta su final".
"Nuestro
duelo se ha convertido en ira y la ira en resolución"
Pero
el anuncio definitivo de la "guerra contra el terror", la declaración
formal del presidente George W. Bush, tras considerar que "el 11 de
septiembre, los enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra
nuestro país", fue el 20 de septiembre, en sesión conjunta del Congreso
estadounidense.
En su
discurso están los trazos generales de cómo concebía el conflicto que estaba
por iniciar:
-“Esta
noche estamos en un país consciente del peligro y llamado a defender la
libertad. Nuestro duelo se ha convertido en ira y la ira en resolución".
Le
habla al país, al mundo y a los terroristas:
-"Los
estadounidenses se preguntan: ¿Cómo lucharemos y ganaremos esta guerra?
Dedicaremos
todos los recursos bajo nuestro poder (…) a la interferencia y derrota de la
red global de terror.
Esta
guerra no será como la guerra contra Irak hace una década, con una liberación
decisiva del territorio y una conclusión rápida. No será igual a la guerra
aérea sobre Kosovo hace dos años, donde no se utilizaron tropas terrestres y
donde no se perdió un solo estadounidense en combate".
Bush
preparaba al pueblo norteamericano para una guerra larga, como en efecto lo ha
sido:
-"Nuestra
reacción involucra mucho más que la retaliación instantánea y los ataques
aislados. Los estadounidenses no deben esperar una batalla, sino una campaña
larga, distinta a cualquier otra que hemos visto. Posiblemente incluya ataques
dramáticos, que se puedan ver en la televisión, y operaciones encubiertas, que
permanecerán secretas aún tras el éxito".
El
resto del mundo no podía quedar fuera de la cruzada contra el terrorismo:
-"Privaremos
a los terroristas de financiamiento, pondremos a los unos contra los otros, los
haremos ir de un lugar a otro, hasta que no haya refugio o descanso. Y
perseguiremos a las naciones que ayuden o den refugio al terrorismo.
Toda
nación, en toda región del mundo, ahora tiene que tomar una decisión. Están de
nuestro lado, o están del lado de los terroristas. A partir de hoy, cualquier
nación que continúe albergando o apoyando al terrorismo será considerada un
régimen hostil por los Estados Unidos.
Nuestra
nación ha sido advertida: No somos inmunes a los ataques. Tomaremos medidas
defensivas contra el terrorismo para proteger a los estadounidenses".
"Los
estadounidenses no deben morir …"
Como
enseñanza para quienes por estas latitudes asientan sus esperanzas en una
fuerza militar norteamericana o internacional que nos libere de la opresión, va
la rotunda declaración del presidente Biden:
-"Los
estadounidenses no deben morir en una guerra que los afganos no están
dispuestos a luchar por sí mismos".
La
peregrina idea de que los actos de fuerza aseguran soluciones estables es
desmentida una vez más, quedando sujeta, si acaso, a circunstancias muy
específicas que puedan hacerlas posibles. "La difusión de valores e
instituciones -asienta Eric Hobsbawm- asi nunca puede materializarse por medio
de la imposición súbita de unas fuerzas externas, a menos que en su punto de
aplicación se den ya las condiciones capaces de adaptarlas al entorno y de
hacer que se acepte su introducción". Y nos recuerda: "existen muy
pocos atajos en la historia: una lección que el autor ha aprendido, entre otras
razones, por haber vivido y reflexionado sobre buena parte del siglo
pasado".
Veinte
años después de "guerra contra el terror", según "Los Ángeles
Times", el costo es de 2 de billones de dólares y compromisos por 2
billones de dólares más por pagos en atención médica, discapacidad, entierros y
otros costos para los aproximadamente 4 millones de veteranos de las guerras de
Afganistán e Irak.
El
costo humano en vidas, hasta abril de 2021, es de 2.448 militares
estadounidenses, 3.846 contratistas estadounidenses, 66.000 militares y
policías afganos, 1.145 miembro de fuerzas aliadas, incluidas de la OTAN,
47.245 civiles afganos, 51.191 combatientes del Talibán, 444 trabajadores
humanitarios y 72 periodistas.
El
argumento humanitario para justificar la invasión armada, sustentado en la
promesa de reconstruir el país y dotarlo de instituciones democráticas firmes y
duraderas, tiene poderosos mentís en la realidad: en Afganistán la mortalidad
infantil se redujo solo en 50% y apenas un 37% de las niñas aprendieron a leer.
Aaaahhh,
la "Guerra contra el terror" se echó diez años para dar de baja,
ahora sí, al "diabólico" Osama Bin Laden, pero los talibanes han
regresado al poder sembrando el terror, destruyendo inhumanamente todo el
whisky y el vino que encuentran a su paso y lo peor: cubriendo el rostro de sus
hermosas y sensuales hembras.
Al
parecer se cierra una era de la seguridad nacional y la política exterior estadounidense
dominadas por la ira …
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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