Por Ramón Guillermo Aveledo
Hoy, la prioridad es
recuperar la democracia. Para que haya futuro, la renovada institucionalidad
deberá concentrar esfuerzos en generar un progreso inclusivo cuya base está en
la educación y la ciencia.
Acertó la Asamblea Nacional
al escoger como orador de orden para el Día de la Independencia a Benjamín
Scharifker, Rector de la Universidad Metropolitana tras haberlo sido de la
Simón Bolívar y académico de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. La
universidad venezolana, y él conoce la pública y la privada, es una institución
querida y respetada por nuestro pueblo, el cual la ve como modelo y
representación de su esperanza de realización. Por su trayectoria meritoria y
su condición de directivo de AVERU, Scharifker la representa con credenciales
de solvencia académica y dignidad.
La universidad, recinto de
la búsqueda y transmisión del conocimiento, centro del pensamiento crítico y de
la curiosidad intelectual, es territorio natural de la libertad y, por lo
mismo, auntomáticamente sospechosa para los proyectos de poder con vocación
totalitaria, inclinados a un ecosistema amigable al pensamiento único, la
oscuridad y el dogma. Por eso, desde el régimen se la ha acosado sin misericordia,
enervando su funcionamiento, asfixiándola en lo presupuestario, improvisando
centros de estudio que abusan sin escrúpulos de la legítima aspiración de los
jóvenes a un título, con la estafa de la masificación de la piratería.
La simbología escogida es la
correcta para este 5 de Julio de un año que sentimos decisivo en nuestra lucha
por el derecho a vivir y progresar en paz y libertad, y el orador también. Así
lo demostró al reconocer la prioridad de la recuperación de la democracia, de
una democracia revitalizada por el compromiso humanista y la visión del mañana.
Y a la institucionalidad que habrá de nacer con los cambios que vienen, tan
difíciles y exigentes como prometedores, le asigna como tarea ineludible,
reubicar a la universidad en el camino de su vocación de “casa que vence las
sombras” como dice el himno de la UCV. Victoria sobre las sombras que se logra
fortaleciéndola para que puedan contar con ella las generaciones que vienen,
para superar el retroceso pavoroso que nos han traído estos años. Con más y
mejores condiciones para el estudio y la investigación, para la oferta de ideas
y proyectos en la ciencia, la técnica, las artes y las humanidades. Pensar a
Venezuela con aires universales y mirar el universo con ojos venezolanos.
No olvidó el Rector
Scharifker nuestros dramas presentes: la crisis económica, social e
institucional; el implacable ensañamiento contra la representación popular en
la legítima Asamblea, faz del desprecio a la Constitución que tiene su más
tenebrosa expresión en las vergonzosas violaciones a los Derechos Humanos, cuyo
más reciente ejemplo es la trágica muerte en cautiverio del Capitán de Corbeta
Acosta Arévalo. Pero, desde el dolor y la rebeldía ante sus causas, nos asomó
al futuro de saber y deber.
08-07-19
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