Lester Toledo 14 de julio de 2019
@LesterToledo
Solo
una mente criminal, la más perversa de todas y sin escrúpulos es capaz de
cometer actos como los ejecutados en contra del Capitán de Fragata Rafael
Acosta Arévalo, mentes criminales que usurpan hoy el poder procedieron a
secuestrar a un ciudadano, detenerlo en sus mazmorras, negarle el debido
proceso, torturarlo hasta asesinarlo, no conforme con ello y con el interés de
ocultar cualquier prueba incriminatoria, secuestraron su cuerpo por 12 días,
tejieron además una red de complicidades en el poder judicial, y ordenaron
mediante un tribunal efectuar una inhumación controlada, sin siquiera respetar
los deseos de su maltratada y dolida familia que quería darle cristiana
sepultura y su último adiós en el cementerio de Maracay.
El
régimen criminal de Nicolás Maduro se encargó por todos los medios de planear
la tapadera de su crimen, con un numeroso contingente de los cuestionados
funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) cerraron el
cementerio del Este, impusieron el lugar del entierro e impidieron a la prensa
ingresar al recinto.
Solo
permitieron la presencia de cinco familiares de la víctima, fuertemente
escoltados por efectivos de las FAES, el Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional (SEBIN) y la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM).
Ahora
imagínense a su madre desgarrada por el dolor y la impotencia por el asesinato
de su hijo, rodeada de quienes lo asesinaron. Es que hasta el sacerdote para
dirigir la ceremonia del entierro también fue impuesto por los criminales.
Rafael
Acosta Arévalo fue vilmente asesinado el viernes 28 de junio cuando se
encontraba bajo custodia de funcionarios de la DGCIM, donde estuvo detenido
desde el 21 de junio. Durante esa semana lo mantuvieron incomunicado y sometido
a torturas, hasta llevarlo a la muerte.
La
necropsia de ley practicada al cadáver del capitán de Fragata Rafael Acosta
Arévalo, determinó como causa de muerte edema cerebral severo debido a
insuficiencia respiratoria aguda, debido a rabdomiólisis por politraumatismo
generalizado. Para hacernos una idea de la gravedad de las heridas infringidas
intencionalmente a Acosta Arévalo, que cuando en un informe de autopsia citan
el término Rabdomiólisis refieren a un síndrome de necrosis muscular que
presentan las víctimas de terremotos, bombardeos, derrumbes de edificios. Es
decir, que el capitán de Fragata Rafael Acosta Arévalo fue literalmente
aplastado, no le dejaron un hueso intacto.
De
allí el interés de orquestar la tapadera para ocultar su crimen. Una reedición
del asesinato y entierro controlado de Oscar Pérez, ex funcionario del Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) asesinado
durante un operativo en El Junquito, el 15 de enero, hace ya un año y siete
meses.
También
su familia fue obligada a esperar durante seis días para que les entregaran el
cadáver, con un informe de necropsia lleno de inconsistencias, a quienes se les
negó velarlo y tampoco pudieron darle sepultura donde tenían dispuesto hacerlo.
Estamos
al frente, sin duda, de actuaciones criminales de una dictadura que persigue,
encarcela, tortura, asesina y oculta las evidencias de su crimen y obstruye la
justicia para seguir impunemente persiguiendo, encarcelando, torturando y
asesinando a quienes disienten de su perversa ideología.
Pretenderán
con estos actos evadir la justicia, pero esta llegará y los hará pagar a todos
por sus crímenes y por la violación consecuente de los Derechos Humanos de
todos los venezolanos. Nos ocuparemos de ello. En Venezuela no hay Estado de
Derecho, pero los venezolanos tenemos la memoria y la sed de justicia intacta.
Nos
sumamos al coro de voces de justicia que desde nuestro país le piden a la Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle
Bachelet, llevar estos crímenes, más el Informe que sobre Venezuela del pasado
4 de julio, a la Corte Penal Internacional, y sumárselos al ya amplio
expediente de delitos de Lesa Humanidad cometidos por Nicolás Maduro y su
dictadura criminal.
Crímenes
como estos demuestran al mundo el talante asesino de Maduro, contra quien
pedimos de la comunidad internacional acciones determinantes y firmes para que
los venezolanos logren su propósito de cese definitivo de la usurpación. Un día
más con este criminal en el poder es una condena a muerte a cualquiera de los
cientos de presos políticos que permanecen en los calabozos del régimen. Para
todos exigimos justicia y libertad inmediata. Y para la mente criminal que
ocupa írritamente el poder, clamamos justicia, fin de la impunidad y cárcel.
Lester
Toledo
@LesterToledo
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