Fernando Ochoa Antich Marzo 4, 2013
Venezuela vive una sorprendente crisis
política. Hugo Chávez tiene más de dos meses desaparecido sin que haya habido
una explicación creíble por parte del gobierno nacional. Los partes médicos del
ministro de Información son absolutamente insuficientes, ya que no son
respaldados por una junta médica de alto nivel. La interpretación que
hizo la Sala Constitucional del TSJ ha sido criticada, con toda razón, por
expertos constitucionalistas que señalan la flagrante violación de los
artículos 231, 233 y 234 de la Constitución Nacional. Para colmo, mediante una
triquiñuela jurídica se prolongaron las funciones del anterior gobierno para
que Nicolás Maduro pudiera continuar ejerciendo la vicepresidencia y de
esa manera poder usurpar las funciones de presidente de la República.
La maniobra del régimen está a la
vista. Necesita ganar tiempo para lograr fortalecer la imagen de Nicolás Maduro
con la finalidad de que pueda tener alguna posibilidad de éxito en caso de que
haya una contienda electoral. Los sondeos de opinión, realizados antes de las
elecciones presidenciales, mostraban una marcada debilidad de cualquier
candidato del PSUV, que no fuera Hugo Chávez, con relación a Henrique Capriles.
Es verdad, que la derrota sufrida por la oposición democrática en la elección
presidencial, y en las más recientes de gobernadores, mostraban a un chavismo
fortalecido que parecía decidido a prolongarse en el poder por un tiempo
indefinido. La enfermedad de Hugo Chávez ha hecho cambiar el panorama
político…
Nicolás Maduro se ve desesperado y
nervioso. Es la única explicación que le encuentro a su afán de insultar a todo
el mundo y de tratar de destruir cualquier liderazgo que en la oposición
muestre alguna popularidad. Yo entiendo, que no es para menos sentir que los
sectores populares empiezan a responsabilizarlo de los muy dolorosos efectos
que tiene la crisis económica. Es una realidad, que la inflación y la
escasez están destruyendo el poder adquisitivo de todos los
sectores sociales. Si a esta dolorosa circunstancia se le agrega además el
problema de la inseguridad en los barrios, los permanentes apagones, la
ineficiencia del Estado y las protestas populares, uno empieza a entender los
rumores que surgen desde el PSUV que deslegitiman sus aspiraciones
presidenciales.
No hay ninguna exageración en lo que
digo. Desde el mismo momento en que Hugo Chávez escogió a Nicolás Maduro, como
su heredero, surgieron naturales resistencias en el seno del PSUV y
fundamentalmente entre los integrantes de la logia militar que se insurreccionó
el 4 de febrero. Es natural que esto ocurra. Nicolás Maduro no tiene suficiente
trayectoria dentro del chavismo. Muchos de sus integrantes lo consideran un
advenedizo, que se aprovechó de la enfermedad del presidente Chávez para
imponer su candidatura con el respaldo de los hermanos Castro. Inicialmente,
guardaron silencio por respeto al liderazgo de Hugo Chávez, pero al darse
cuenta de que su enfermedad es irreversible han empezado a cuestionar esa
decisión.
Hay un aspecto que es necesario
aclarar. No piensen que Diosdado Cabello lidera realmente a los descontentos
con la decisión de Hugo Chávez. Cabello, Maduro y Jaua están siendo
cuestionados por la misma razón: no haber tenido éxitos electorales
importantes. Ese es un aspecto muy trascendente para ese grupo. Ellos opinan
que es muy riesgoso aventurar el destino del chavismo, en unas futuras
elecciones, con candidatos no probados en reales contiendas electorales.
Consideran que existen otros liderazgos mucho más seguros para enfrentar lo que
ellos consideran una real amenaza: la posibilidad de un triunfo de la oposición
ante la debilidad del candidato chavista. El origen militar de la revolución
bolivariana es un aspecto que utilizan con gran pasión en el debate.
Era de esperarse esta resistencia.
Recuerden que hay un número muy importante de gobernadores exitosos electoralmente
que su origen es militar. Además, casi todos ellos están vinculados a la logia
militar del 4 de febrero. Esta realidad indica que Nicolás Maduro, aunque logre
imponer su candidatura, no está en la capacidad para enfrentar una crisis
nacional de la magnitud como la que va a surgir en Venezuela. Es verdad, que la
pasividad que se observa tiene a todo el mundo sorprendido. Así siempre ha sido
Venezuela. Normalmente, en los meses anteriores a una gran crisis histórica se
observa una gran tranquilidad. De repente se desarrollan los acontecimientos.
Una situación tan delicada exige un gobierno de unidad nacional que impida las
intenciones hegemónicas del chavismo.
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