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martes, 5 de marzo de 2013

Usurpación




Fernando Ochoa Antich Marzo 4, 2013

Venezuela vive una sorprendente crisis política. Hugo Chávez tiene más de dos meses desaparecido sin que haya habido una explicación creíble por parte del gobierno nacional. Los partes médicos del ministro de Información son absolutamente insuficientes, ya que no son respaldados  por una junta médica de alto nivel. La interpretación que hizo la Sala Constitucional del TSJ ha sido criticada, con toda razón, por expertos constitucionalistas que señalan la flagrante violación de los artículos 231, 233 y 234 de la Constitución Nacional. Para colmo, mediante una triquiñuela jurídica se prolongaron las funciones del anterior gobierno para que Nicolás Maduro pudiera continuar ejerciendo la vicepresidencia  y de esa manera poder usurpar las funciones de presidente de la República.

La maniobra del régimen está a la vista. Necesita ganar tiempo para lograr fortalecer la imagen de Nicolás Maduro con la finalidad de que pueda tener alguna posibilidad de éxito en caso de que haya una contienda electoral. Los sondeos de opinión, realizados antes de las elecciones presidenciales, mostraban una marcada debilidad de cualquier candidato del PSUV, que no fuera Hugo Chávez, con relación a Henrique Capriles. Es verdad, que la derrota sufrida por la oposición democrática en la elección presidencial, y en las más recientes de gobernadores, mostraban a un chavismo fortalecido que parecía decidido a prolongarse en el poder por un tiempo indefinido. La enfermedad de Hugo Chávez  ha hecho cambiar el panorama político…

Nicolás Maduro se ve desesperado y nervioso. Es la única explicación que le encuentro a su afán de insultar a todo el mundo y de tratar de destruir cualquier liderazgo que en la oposición muestre alguna popularidad. Yo entiendo, que no es para menos sentir que los sectores populares empiezan a responsabilizarlo de los muy dolorosos efectos que tiene la crisis económica. Es una realidad, que la inflación y la escasez  están destruyendo  el poder adquisitivo de todos los sectores sociales. Si a esta dolorosa circunstancia se le agrega además el problema de la inseguridad en los barrios, los permanentes apagones, la ineficiencia del Estado y las protestas populares, uno empieza a entender los rumores que surgen desde el PSUV que deslegitiman sus aspiraciones presidenciales.

No hay ninguna exageración en lo que digo. Desde el mismo momento en que Hugo Chávez escogió a Nicolás Maduro, como su heredero, surgieron naturales resistencias en el seno del PSUV y fundamentalmente entre los integrantes de la logia militar que se insurreccionó el 4 de febrero. Es natural que esto ocurra. Nicolás Maduro no tiene suficiente trayectoria dentro del chavismo. Muchos de sus integrantes lo consideran un advenedizo, que se aprovechó de la enfermedad del presidente Chávez para imponer su candidatura con el respaldo de los hermanos Castro. Inicialmente, guardaron silencio por respeto al liderazgo de Hugo Chávez, pero al darse cuenta de que su enfermedad es irreversible han empezado a cuestionar esa decisión.

Hay un aspecto que es necesario aclarar. No piensen que Diosdado Cabello lidera realmente a los descontentos con la decisión de Hugo Chávez. Cabello, Maduro y Jaua están siendo cuestionados por la misma razón: no haber tenido éxitos electorales importantes. Ese es un aspecto muy trascendente para ese grupo. Ellos opinan que es muy riesgoso aventurar el destino del chavismo, en unas futuras elecciones, con candidatos no probados en reales contiendas electorales. Consideran que existen otros liderazgos mucho más seguros para enfrentar lo que ellos consideran una real amenaza: la posibilidad de un triunfo de la oposición ante la debilidad del candidato chavista. El origen militar de la revolución bolivariana es un aspecto que utilizan con gran pasión en el debate.

Era de esperarse esta resistencia. Recuerden que hay un número muy importante de gobernadores exitosos electoralmente que su origen es militar. Además, casi todos ellos están vinculados a la logia militar del 4 de febrero. Esta realidad indica que Nicolás Maduro, aunque logre imponer su candidatura, no está en la capacidad para enfrentar una crisis nacional de la magnitud como la que va a surgir en Venezuela. Es verdad, que la pasividad que se observa tiene a todo el mundo sorprendido. Así siempre ha sido Venezuela. Normalmente, en los meses anteriores a una gran crisis histórica se observa una gran tranquilidad. De repente se desarrollan los acontecimientos. Una situación tan delicada exige un gobierno de unidad nacional que impida las intenciones hegemónicas del chavismo.

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