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lunes, 3 de junio de 2013

Fragilidad del chavismo potenció dura reacción a la visita de Capriles

Valentina Lares Martiz
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas 01 de Junio del 2013

La respuesta de Caracas fue una válvula de oxigenación política.

El gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, bajo intensas presiones en el seno del partido de gobierno y entre su propio electorado, encontró en la visita del excandidato y gobernador Henrique Capriles una válvula de oxigenación política al más puro estilo de las utilizadas por el presidente Hugo Chávez. Este no dudaba en establecer esquemas de confrontación para diversificar la atención sobre asuntos internos y hacer un despliegue personal que, sin duda, le generaba altas dosis de popularidad.

Pero para Maduro la jugada puede tener un costo inusitado. El chavismo no es para él lo que era para el presidente Chávez. Representa más bien un terreno agrio que hasta cierto punto explica –aunque no justifica– la agresiva reacción de su gobierno, y la suya propia, ante la visita de Capriles. Para empezar, porque la conducción del gobierno no descansa únicamente en sus manos, como ocurría con el 'comandante'.

La primera reacción, al venir de Diosdado Cabello en tono abiertamente altisonante fue una exhibición de liderazgo personal que habría sido impensable en tiempos de Chávez. Seguida por Jaua y, un día después, en el vendaval que desató el presidente Maduro se evidenció un conflicto de competencias, o al menos falta de coordinación.

“No puede hablarse en Venezuela de una pugna de liderazgos, no es correcto aplicar ese concepto. En el país no hay liderazgo oficial concreto, sino una confederación de mafias que dirigen a golpe y porrazo la política nacional y, como vemos, la internacional”, señala el profesor del doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Central, Carlos Hernández.

“Añadamos también que Maduro no es un líder carismático y su legitimidad de origen aún es cuestionada por su estrecho margen de victoria en las elecciones. Sin duda está bajo fuertes presiones para demostrar que es apto para el cargo y, sin las mismas características de Chávez, intenta hacerlo siguiendo su ejemplo”.

El panorama político para el presidente Maduro se recargó además luego de la publicación del audio del militante chavista Mario Silva, cuyo programa de televisión 'La Hojilla' fue suspendido tanto como su cercanía al gobierno luego de revelarse una larga conversación con un miembro del G2 cubano en la que explica con detalle tramas de corrupción y el antagonismo Maduro-Cabello.

Esa tensión sólo amenaza con empeorar ante la promesa de la oposición de publicar un segundo audio que contendría afirmaciones y datos aún más escandalosos.

Tampoco ha trabajado a su favor la reciente venta del canal Globovisión a empresarios sobre los que se sospecha conexiones con el gobierno, ni su amenaza de retirar el canal CNN de las transmisiones de la televisión por suscripción, elementos percibidos como nuevas ofensivas para debilitar la libertad de expresión e información.

Por su parte el politólogo de tendencia marxista y también profesor Jesús Silva, la reacción del Presidente venezolano busca reforzar su posición dentro de un chavismo radical que no puede darse el lujo de perder. “Maduro se protege frente al electorado chavista. Debe mostrar que exige respeto para Venezuela y que Bogotá no sirva de tribuna al cuestionado dirigente derechista Capriles; sobre todo cuando se avecinan elecciones municipales en diciembre con el que se medirá el nivel de fuerza del chavismo luego de la trágica muerte de su fundador”.

Lo que está por verse es si estas actuaciones en el terreno político afectarán el curso de las relaciones en ámbitos más pragmáticos como el comercial. Un día antes de la visita de Capriles a Bogotá el ministro de Hacienda colombiano se reunió con su par venezolano y el canciller para la apertura de un nuevo capítulo de intercambio comercial. Venezuela, en un serio atolladero de escasez y desabastecimiento de productos, sabe que Colombia puede ser un aliado estratégico en esa materia.

El entusiasmo inicial de ese encuentro es ahora un gran interrogante, sobre todo luego de que el ministro de Alimentación de Venezuela, Carlos Osorio, anunció públicamente que el gobierno “pensará” si concreta o no la compra de bienes a Colombia, a propósito del impasse desatado. “A raíz de la situación de ayer (el jueves) difícilmente pudiéramos entablar algún tipo de relación comercial con Colombia más allá de la que ya se está llevando”, dijo.

De nuevo, la aplicación de una receta clásica del presidente Chávez en una situación diferente, pues los niveles de desabastecimiento que enfrenta el gobierno de Maduro sobrepasan abiertamente los que manejó el 'comandante'.


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