GONZALO GONZÁLEZ 11/06/2013
Estamos en presencia de
un incremento del peso de los militares en la vida del país más allá de lo
conveniente y pasando por alto la subordinación de la institución castrense al
poder civil, cual es uno de los principios básicos del republicanismo democrático
Desde que Maduro ejerce ilegal e ilegítimamente
la Presidencia se han tomado y propuesto medidas destinadas a incrementar la
presencia castrense en la gestión gubernamental y su participación en política
a favor del partido gobernante, esto último es contrario al rol que la
Constitución le asigna al estamento militar.
Estamos en presencia de un incremento
del peso de los militares en la vida del país más allá de lo conveniente y
pasando por alto la subordinación de la institución castrense al poder civil,
cual es uno de los principios básicos del republicanismo democrático.
En concreto nos referimos a la
existencia de una Dirección político militar del llamado Proceso, al llamado a
la conformación de una Milicia Obrera, al Plan Patria Segura y al anuncio de la
creación de Zonas de Producción Militar. Por razones de espacio solo nos
referiremos a las dos primeras.
La llamada Dirección Político Militar
(DPM), insinuada por jerarcas del régimen como máxima instancia del Proceso,
está integrada por Maduro, Cabello, Jaua, Ramírez y por el ministro de la
Defensa, el Comandante Estratégico Operacional y otros altos jefes militares
(todos oficiales activos).
La existencia de este organismo que no
está claro si es de dirección, asesoría, de consulta o de qué no está prevista
en el ordenamiento jurídico vigente y por tanto su injerencia en asuntos de
gobierno es ilegal. Y también lo es que militares activos opinen y tengan
participación activa en política a favor de un sector como lo han hecho en
varias ocasiones en los últimos tiempos. Una instancia como la DPM solo se
justificaría si el país estuviese amenazado por otro Estado.
Esa no es la situación actual, ninguno
de nuestros vecinos anda en ese plan y lo de la amenaza del imperialismo yankee
no es más que un cliché de la izquierda borbónica y un gastado pote de humo
para desviar la mirada de sus erráticas gestiones de gobierno.
La intención de conformar milicias
obreras para defender el Proceso es una demostración de debilidad, un recurso
para intimidar a la ya mayoritaria disidencia. Es también incurrir en una
contradicción flagrante por cuanto el régimen está en proceso de votar una ley
de desarme de los civiles para combatir supuestamente la violencia y la vez se
propone armar masivamente a otros.
Pienso además que hay otra intención y
es la de usar esos cuerpos armados para controlar al movimiento obrero, el cual
con mayor frecuencia y fuerza lucha por sus derechos y reivindicaciones. Esto
de las milicias obreras lo usó el castrismo en sus comienzos y el nazismo con
el Frente Alemán del Trabajo.
Ambos regímenes con el objetivo de
controlar a los trabajadores y destruir a los sindicatos autónomos. Como se ve
el chavismo sin Chávez apela cada vez más al militarismo como recurso para
someter a la sociedad y terminar de instaurar una dictadura.
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