Por Gustavo Yepes, 23/03/2014
La OEA, el organismo regional más antiguo del planeta, fue fundada con el objetivo de lograr en sus estados miembros "un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia". Esta declaración tan simpática nos dice que la OEA es buena, es noble, es solidaria. La realidad nos indica que, hoy en día, tal declaración es una farsa, es letra muerta y la culpa no es de la OEA sino de la mayoría de las personas que, en representación de sus países, se burla en nuestras mismísimas narices de esos nobles preceptos. El actual desgobierno de Venezuela se ha ocupado, exitosamente, de destruir el sueño de Bolívar y de aquellos americanos que visualizaron un continente que hiciera realidad ese sueño.
La historia y los pueblos se encargarán de juzgar, con honrosas excepciones, a estos personajes. Los gobernantes de Panamá dieron un valiente paso al frente al atreverse a solicitar que la OEA investigara el caso de Venezuela. La respuesta fue brutal, desproporcionada. El gobierno de USA también ha sido contundente pero ellos son inmunes a respuestas similares porque son quienes financian, con sus compras de petróleo, las arcas de la revolución. Sólo reciben insultos. El gobierno de Canadá también ha sido solidario.
En la última sesión de la OEA, ocho países se sumaron a la tímida iniciativa de pretender que los problemas de Venezuela se discutieran a la vista del mundo. Por otro lado, 22 países decidieron que ese tema es secreto, es tabú, debe tratarse a puertas cerradas. Vuelvo a leer la declaración que cito al inicio y me vienen a la mente palabras antónimas a los hermosos conceptos de justicia, paz, solidaridad, colaboración, soberanía, integridad territorial e independencia.
La justicia en Venezuela ha “madurado” al extremo de que no necesita ni siquiera investigar. Es un dogma que pensar distinto es el peor delito. Los jueces están comprados, ideologizados o aterrados y, supongo que lo sabrán, les llegará el momento de dar cuenta a una justicia de verdad de sus fallos, sus omisiones y sus desafueros. La justicia internacional, o bien es ciega, en algunos casos de forma voluntaria, o es tan lenta que muchos venezolanos no tendremos tiempo de enterarnos de que existe.
La paz se está convirtiendo en la paz de los sepulcros para muchos compatriotas víctimas de la violencia que genera, promueve o permite el régimen. La paz del régimen está siendo construida con las armas que gobernantes inescrupulosos están enviando a nuestro país para que nos masacren. Los varios Presidentes actuales que fueron perseguidos, torturados y encarcelados por regímenes dictatoriales, ¿no se han dado cuenta de que en Venezuela está pasando lo mismo que les pasó a ellos?. ¿O es que con la izquierda si se vale? ¿O será que los negocios son más importantes que los principios? A veces pareciera que la única condición para que un Presidente se dé cuenta de lo que pasa, es que ya haya dejado de serlo, como lo han hecho tantos ex presidentes de nuestra América.
La solidaridad y la colaboración están funcionando muy bien, porque los gobernantes se solidarizan con sus colegas y no con los pueblos. ¿Cómo es posible que la Presidenta chilena afirme que no apoyará ningún movimiento que pretenda derrocar a un gobierno electo por el pueblo?. Sin entrar en la legitimidad de esa elección, ¿no se ha dado cuenta de que Capriles, Ledezma, y tantos otros funcionarios electos por el pueblo son despojados de sus competencias y de sus fuentes de ingreso? . ¿No ha observado la destitución sumaria de diputados y alcaldes legítimamente electos por el pueblo? ¿Su declaración sólo sirve para los Presidentes? ¿Es que acaso eso no amerita aplicar la Carta Democrática?
Los principios de soberanía, integridad territorial e independencia han sido totalmente pisoteados por un régimen que le vendió su alma a los castro y que permite que sean ellos quienes controlan nuestras Fuerzas Armadas y entrenen y dirijan a los colectivos asesinos. Es un secreto a voces que muchos integrantes de colectivos han sido entrenados en Cuba, junto con ex presidiarios y paramilitares que actúan conjuntamente con las Fuerzas Armadas y las Policías en las labores de represión y terror.
Lo peor del caso es que TODOS los gobernantes de la OEA saben esto y se hacen la vista gorda. Se convierten en cómplices y cada nuevo venezolano asesinado debe pesar en sus conciencias.
Quiero terminar citando en Artículo No. 1 de la Carta Democrática Interamericana, otro documento que gente como el Sr. Chaderton debe usar cuando nos visita, a falta de papel higiénico: “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla.”
Si los representantes de la OEA, comenzando con su insulso Secretario General no son capaces de ver lo que está tan claro, deberían buscar otra manera de ganarse la vida, porque en este momento sus honorarios y sus prebendas constituyen una estafa a los pueblos que deberían representar. Dios y la Patria os lo demandarán.
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