Miguel Méndez Rodulfo Caracas 29 de marzo de 2014
El sistema Sicad, que en marzo de 2013
había sustituido al anterior sistema controlado de otorgamiento de divisas, el
llamado Sitme, creó la tasa oficial de 11,36 bolívares por dólar, el 15 de
enero 2014, para suministrar dólares por concepto de remesas familiares,
viajeros, reaseguros, inversiones extranjeras y cancelación de deuda con líneas
aéreas. Esto significa que el régimen, a través del Sistema Complementario de
Administración de Divisas, devaluó la moneda venezolana un 80% al pasar a este
nuevo valor los ítems mencionados que hasta entonces se transaban a 6,30
bolívares por dólar. Sólo la importación de alimentos, medicamentos, repuestos,
remesas estudiantiles, pensiones y asuntos diplomáticos, permanecieron a esta última tasa. El 18 de marzo de 2014,
dos meses después de la devaluación del bolívar, el gobierno bolivariano
anunció un aumento de 20% en el precio de alimentos clave como carne de res,
carne de pollo, leche y quesos; este aumento a pesar de la Ley de Costos y
Precios Justos, de muy reciente aplicación.
Por si todo esto fuera poco, días
después, el 24 de marzo entra en vigencia el Sicad II, con un mecanismo de
subasta que coloca al dólar en un precio promedio de 51 bolívares por dólar:
una devaluación de 723% con respecto a la tasa de cambio de Cadivi de 6,30 Bs.
F/US$. Para la tasa de cambio vigente de Sicad I implica una devaluación de
380%. De lo que se trata es que en dos meses el régimen ha quedado desnudo en
sus pretensiones de ocultar el dólar paralelo, cuya mención era legalmente
prohibida y al que se le culpaban de todos los males de la economía al ser
manipulado por la oligarquía burguesa golpista. Pero mucho más que eso, el
reconocimiento de que la economía real se movía a un nivel muy superior al de
los controles del BCV, en un rotundo desmentido a todas las declaraciones
oficiales acerca de que las finanzas públicas y el movimiento económico gozaba
de buena salud.
Las sucesivas devaluaciones y los
aumentos que se han promovido son la prueba palmaria de que el régimen se
desmorona. No es que la caída en picada de la economía la alertaran los
organismos internacionales, Fedecámaras o casi todos los economistas reputados
del país, es que los buhoneros, más que ningún otro sector, la venían
comprobando sistemáticamente, debido a que ellos tenían la libertad de marcar
los precios reales de la economía: así un paquete de harina pan, un litro de
Mazeite o un paquete de papel higiénico, se podían adquirir en Petare a tres o
cuatro veces su valor regulado; pero mientras en los supermercados privados y
oficiales no se conseguían estos productos, los amigos del mercado informal los
vendían en cantidades suficientes. Esto nos revela diáfanamente lo que ya
sabíamos acerca de la perversión de los controles y el mercado negro que ello
genera.
Ramírez el nuevo cerebro económico del
gobierno, decía hace muy poco: “el mercado paralelo, es el elemento más
agresivo que atenta contra la economía y presiona la inflación y el desabastecimiento.
Le quita todo el sentido a los costos justos y distorsiona nuestra economía. De
manera que arreciaremos la lucha contra él”. Como vemos lo que se negaba con
odio ayer, hoy se reconoce cínicamente y se tiene el tupé de afirmar que “Con
el Sicad se logró bajar el dólar paralelo”. Si la economía se va a manejar a
este nuevo valor, hay que defenestrar a toda la cúpula que manejó la economía
del país en estos últimos 11 años. Por cierto, si el régimen cree que puede
distraer al pueblo del sunami inflacionario que le viene encima, se equivoca
rotundamente.
Caracas 29 de marzo de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico