Por Jesús Alexis González, 28/03/2014
Desde un enfoque de obviedad, se
destaca la compleja relación que existe entre la educación y diversos elementos de la economía tales como el trabajo, el bienestar, la desigualdad, el
ingreso, la equidad y la igualdad de oportunidades; así como del impacto de
ambas sobre la pobreza. La educación
es, sin duda alguna, una herramienta vital para procurar el desarrollo y
crecimiento económico sostenido cuya potencialidad aumenta en la medida del
alcance del logro educativo (años de
estudio aprobados con relación a la edad normativa) del individuo, al extremo
de reducir en un 6% la probabilidad de
ser pobre por cada año de escolaridad alcanzada. La pobreza la
conceptualizamos como un indicador de incapacidad
social (en economía se emplea el ingreso
como medida representativa, ya que brinda los medios para asegurar la
atención de las necesidades básicas) e igualmente como un criterio de privacidad, es decir, estar privado de algo que los
demás tienen acceso configurando una situación de marginalidad (estar al margen del disfrute, la participación y el
uso de beneficios y espacios sociales); escenario que está en estrecha relación
con la privación económica determinada
por una línea de demarcación entre la pobreza y la no pobreza a la luz de estar
privados de un conjunto de bienes y servicios que los sitúa cerca de la línea de pobreza ( ausencia en
requerimientos mínimos de nutrición, alimentación, acceso a la cultura y a
otros factores vinculados con el desarrollo humano); todo ello sin dejar de
mencionar la definición clásica de
pobreza: falta de acceso o dominio de los requisitos básicos para mantener
un nivel de vida aceptable; definición que difiere de “equidad” entendida como igualdad de oportunidades.
El sistema económico tiene la
capacidad de generar un marco
ideológico, como consecuencia de sus requerimientos funcionales lo cual se
traduce en la forma organizativa que utilizan los miembros de la sociedad, o lo
que es lo mismo, la conducta de los individuos tiende a adecuarse
ideológicamente y funcionalmente a las exigencias impuestas por la lógica del
sistema; en tal sentido la forma organizativa que adquiere la producción
condiciona la lógica fundamental de funcionamiento
de la sociedad.
Existen variados marcos conceptuales
que interpretan el papel de la educación en su relación con la economía y la
pobreza; de los cuales haremos breve referencia a tres de ellos: 1,- La teoría del capital humano sostiene que los sistemas educativos
cumplen las funciones de socialización; adquisición de habilidades y destrezas;
y de entrenamiento, los cuales impulsan la movilidad
social habida cuenta que mayor educación proporciona más “capital humano”
propiciador de mayor productividad en la fuerza de trabajo que se les convierte
en mayores ingresos, y por ende en una elevación
del bienestar económico; 2.- La teoría social demócrata privilegia la
acción gubernamental en aras de proporcionar educación, visualizando la
superación de la pobreza desde una nueva organización social que asume como
norte el “educar para poder” y no sólo “educar para saber”; y 3.- La teoría marxista sustentada en los supuestos del materialismo
dialéctico, y considera a la educación como una actividad dirigida a mantener
la estructura social de clases y de poder, estando por ello al servicio y en
función de la clase de poder para reproducir la estructura dominante que les
garantice mantenerse en el poder; sostienen de igual modo que la pobreza se
acabará cuando se acabe el sistema social que la produce. En el ínterin,
procuran la refundación de la educación a favor de lo popular y comunitario
como estrategia para enseñar la participación y el uso del poder.
Mención especial y jerarquizada,
merece lo atinente a que los contenidos
que transmite la institución educativa a través de los textos escolares,
guías de autoaprendisaje y otros apoyos didácticos expresan las relaciones de
poder que se dan en la sociedad, habida cuenta que ni su acción ni su
conocimiento son neutros sino que tienden
a perpetuar la sociedad donde se inscribe. A tenor de lo expresado, resulta
de perogrullo inferir que este material utilizado en el aprendizaje constituye el apoyo más
importante en la enseñanza, no sólo por ser uno de los factores que sistemáticamente elevan los logros
educacionales, sino que los fines de la
educación se definen, en la práctica, en los textos escolares. Al propio
tiempo, tanto la solidez del tejido social y familiar como la eficiente
distribución de los recursos a la educación, son condiciones indispensables
para educar con éxito evitando a toda costa una pobre educación para los pobres; y muy por el contrario ha de
prevalecer que la educación sea una vía
hacia una mejor manera de vivir, lo cual es diametralmente opuesto a
recibir compensaciones mediante programas sociales focalizados en los pobres de hoy que continuarán como pobres
en el mañana, al entrar en un círculo
vicioso de la pobreza propiciado por un soslayamiento del aprender a aprender, aspecto vital para
enfrentar la vida con decisión y posibilidad de cambio.
Econ. Jesús Alexis González
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