Empleados públicos esperan a que se recupere el suministro eléctrico en un edificio de oficinas en Caracas. |
EWALD SCHARFENBERG Caracas 25 MAR 2014
El Gobierno busca rebajar la
cotización del dólar y del euro en el mercado negro
Una gigadevaluación.El
término lo acuñó este martes el economista venezolano Ángel García Banchs para
recoger el significado de una jornada en la que el
valor del bolívar, la moneda nacional, se licuó casi en su totalidad. ¿Cuál
fue la escala de la devaluación? Depende: si se compara con el precio del dólar
establecido en una de las tasas oficiales —la llamada Cadivi, preferencial,
destinada a un rango cada vez menor de importaciones básicas—, el derrumbe fue
de 88%. Si se mide con otra tasa, la Sicad I —fijada por los valores de una
subasta controlada—, la devaluación fue de 77%.
Al incorporar también una tercera tasa
de referencia, la Sicad II, en el de por sí enrevesado sistema de cambios
venezolano, el Gobierno venezolano busca rebajar la cotización del dólar
estadounidense y de otras divisas fuertes como el euro en el mercado negro.
Ese objetivo se cumplió, aunque tan
solo sea temporalmente. Según los sitios de Internet que marcan las tendencias
en ese mercado ilegal —desde 2003 el Estado se reservó todas las operaciones
cambiarias, y una Ley Penal de Ilícitos Cambiarios proscribe la simple mención
deldólar negro—, el dólar se vendía este martes en la calle a 58
bolívares,un precio
algo superior a los 51,8 bolívares que se estableció en el primer día de
subastas de Sicad II. Hace apenas tres semanas, el precio del dólar
paralelo rondaba los 90 bolívares por unidad.
La nueva tasa, la tercera del sistema
oficial, se conoce como Sicad II, pues se trata de una segunda ronda regular de
subastas que se celebra bajo el Sistema Alterno de Cambio de Divisas. Si en la
primera ronda, Sicad I, se convoca a participar a determinados sectores
industriales y de comercio con importantes restricciones prestablecidas en las
reglas del juego, en Sicad II las limitaciones son pocas y se busca reproducir
el comportamiento del mercado, con la participación de bancos comerciales.
La relativa flexibilización que supone
el nuevo mecanismo cambiario no implica necesariamente un abandono de la
ortodoxia estatalista por parte del chavismo. Tan solo supone un paso táctico
para afrontar realidades que el Gobierno tilda de coyunturales. Por una parte,
instala una válvula de escape que modere la demanda de divisas y la altísima
tasa de inflación, que en 2013 fue de casi el 57%. Además, intenta reponer la
reserva en bolívares de la compañía petrolera estatal Pdvsa, endeudada con sus
proveedores locales y exprimida por las exigencias presupuestarias del Gobierno.
Podría resultar un gesto de
pragmatismo que apunta a la dirección correcta, pero llega tarde. “La Tasa de
Sicad II (…) es la más grande devaluación del bolívar en la historia (…) Sin
orden fiscal y monetario, seguirá la caída”, vaticinó el lunes otro destacado
economista, Orlando Ochoa, en su cuenta de Twitter.
Durante el primer día del Sicad II, se
registró escasa participación. Prevalecieron las dudas sobre los requisitos
acerca del mecanismo. El único oferente fue el Estado y trascendió que no
fueron favorecidos en la subasta los pedidos por precios menores a los 50
bolívares por dólar. Con una mayor demanda, su precio debería volver a subir.
Las divisas son vitales para una economía netamente importadora, como la
venezolana, y se han convertido en el refugio predilecto de los ahorradores
frente a los embates de la inflación. Además, el Gobierno ya ha anunciado que
la oferta pública de dólares tendrá un techo de apenas el 8% del presupuesto
anual de divisas, que es, por su parte, menor a lo que el mercado demandó
durante los dos últimos años.
Aunque Sicad II, con sus debilidades,
funcione, será un parche que apenas aliviará el problema de fondo que aqueja a
las cuentas del Estado venezolano, uno de los principales exportadores de
petróleo y dueño de una de las mayores reservas mundiales de crudo: está escaso
de divisas. La producción petrolera va en caída y en parte está comprometida
para cumplir acuerdos con los aliados internacionales del chavismo. El gasto
público creció monstruosamente hasta alcanzar un déficit que los expertos
calculan en un 18% del PIB en 2013.
Las dificultades que Venezuela ya no
disimula para pagar los 3.700 millones de dólares que adeuda a aerolíneas
internacionales son un síntoma de sus estrecheces. El acceso restringido a
divisas para importaciones que el Gobierno caracteriza como no esenciales afecta
también al papel para periódicos. A la crónica escasez de productos de consumo
básico se suma un desabastecimiento todavía más marcado. Caracas hace gestiones
ante sus aliados —principalmente Argentina, Uruguay y Brasil— para asegurarse
envíos de alimentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico