EVA SAIZ Washington 21 MAR 2014
El oficialismo sopesa su
estrategia para mitigar una intervención que legitimaría a la disidencia al
Gobierno de Maduro a nivel hemisférico
La diputada venezolana María Corina
Machado trasladará este viernes a la sede de la Organización de Estados
Americanos (OEA) la firme denuncia de la degradación democrática en su país a
manos del Gobierno que preside Nicolás Maduro y la defensa de la protesta en la
calle como expresión del derecho a la disidencia de opinión, con la que ha
consolidado en estos días su liderazgo moral en el seno de la oposición
venezolana, tras el encarcelamiento de Leopoldo López. Su intervención, promovida
por Panamá, ha tratado de ser silenciada por parte de la misión venezolana en
un intento por impedir que se legitime ante esta institución la voz de la
disidencia al chavismo que se ha propagado en el último mes por las calles del
país sudamericano. Con toda probabilidad, Venezuela impondrá su ascendencia
sobre los países afines al ALBA y los indispensables estados caribeños para
poner sordina al discurso de la diputada.
“Voy a ser la voz de los venezolanos
que quieren vivir en democracia y libertad y que le están hablando a la
conciencia de los latinoamericanos y de los Gobiernos de los países de todo el
hemisferio para que abran los ojos y terminen de asimilar lo que está
ocurriendo en nuestro país”, señaló Machado el jueves tras pronunciar una conferencia
en el CSIS, en Washington.
Consciente del aislamiento
internacional al que han sometido a la oposición venezolana los principales
países del hemisferio, la diputada tiene previsto apelar al “apoyo y la
confianza” que le han demostrado los ciudadanos venezolanos y del resto del
continente para poner en evidencia la indiferencia de sus gobernantes ante la
“represión y tortura propias de un Estado policial” ejercidas por las
autoridades chavistas. Para Machado, en su país no sólo está en juego la
democracia de Venezuela sino la de todo el hemisferio. “No es un tema de
confianza en la OEA, tenemos confianza en los latinoamericanos, en los pueblos
de las Américas que son los que, finalmente, le harán saber a sus Gobiernos que
deben acompañarnos en el afianzamiento de la democracia en la región”, ha
advertido.
El foro ante el que va a alzar su voz,
la OEA, no se ha caracterizado, precisamente, por su deferencia ante las
denuncias de la oposición venezolana. “Tenemos muy presente lo que ha hecho y
ha dejado de hacer la OEA”, se ha lamentado Machado. Hace dos semanas, la
organización zanjaba con una decepcionante declaración que apoyaba de manera
velada la labor de Maduro a la hora de lidiar con las protestas, eludía una
mención expresa a la oposición y legitimaba el foro de diálogo impulsado por el
Gobierno y repudiado por la disidencia, una maratoniana sesión para abordar la
crisis venezolana.
Posibles escenarios
Es a esa resolución y a la aceptación
de la visita de cancilleres a Caracas propuesta por Unasur a la que se han
aferrado varios estados miembros para impedir, sin éxito, la presencia de
Machado en el Consejo Permanente, solicitada por Panamá. Aunque la diputada ya
ha sido acreditada como miembro de la delegación panameña en la sesión de este
viernes, Venezuela sigue trabajando en la sombra en varias estrategias que
impidan o enturbien su intervención, de acuerdo con varias fuentes
diplomáticas.
Una posibilidad pasa por impedir si
quiera que llegue a celebrarse la reunión, garantizándose la ausencia del
Consejo del número necesario de países, 12, de modo que no exista el quórum
requerido para dar inicio al mismo. Si los hubiera pero no llegaran a 18, la
mayoría para adoptar decisiones, tampoco podría dar comienzo el orden del día,
porque no se reunirían los votos mínimos necesarios para aprobarlo.
Otro escenario que se baraja es que,
efectivamente, se dé comienzo al encuentro. El primer punto del orden del día
contempla la discusión sobre Venezuela, donde Panamá daría la palabra a
Machado. Se da por hecho, sin embargo, que jamás se desarrollará ese asunto
gracias al respaldo del ALBA y el Caribe, que aglutinarían los 18 apoyos
necesarios para dejarlo sin efecto. El segundo punto pretende analizar la
conmemoración del Día Internacional de la Mujer, a petición de México. Si su
embajador da la palabra a Panamá, Machado podría intervenir en esa ocasión lo
que, a buen seguro, provocará que Venezuela, los países del ALBA y afines
–entre ellos Argentina y Uruguay- y los caribeños abandonen la sala. Una
estrategia que también llevarían a cabo si el embajador panameño espera al
turno de Otros asuntos, al final del Consejo, un desplante que, hace poco, se
repitió con ocasión de la visita del expresdiente de Paraguay, Federico Franco
Sea como fuere, Machado no abandonará
la sede de la OEA sin pronunciar un discurso –ante una sala medio vacía o en
las escalinatas que se erigen ante la sede- en el que, por las declaraciones de
este jueves, apelará a la Carta Democrática Interamericana. “Cualquier persona
que objetivamente analice la situación en mi país se da cuenta de que la Carta
Democrática está siendo violada por Venezuela y por los demás países al no
activarla, al no respetarla y defenderla como es su compromiso”, ha advertido
la diputada. Sin embargo, ni el secretario general de la OEA, José Miguel
Insulza, ni siquiera Panamá, EE UU o Canadá, los tres países más críticos con
la vulneración de las libertades civiles por parte del Gobierno de Maduro,
consideran que se den los requisitos -el derribamiento o derrocamiento por la
fuerza de un gobierno democráticamente constituido, la ruptura del orden
democrático y la alteración del orden constitucional que afecta gravemente el
orden democrático- para invocar un instrumento que contempla la suspensión de
un país de la OEA.
Machado tendrá la oportunidad, este
viernes, no sólo de invocar ante la organización “una versión distinta de la
del régimen, la versión del pueblo”, como ella misma afirma, sino de dar
visibilidad internacional a una versión de la embrollada realidad que se vive
en Venezuela. Un gesto que, para la diputada, tiene más transcendencia que el
efecto movilizador que pueda provocar entre los miembros de la OEA, de cuya
efectividad duda. “Aquí ha ocurrido algo que no se había visto en 15 años, cómo
personas alrededor del mundo comienzan a solidarizarse con el pueblo de
Venezuela, artistas, intelectuales, periodistas, científicos, académicos…”
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