Carlos Romero Mendoza 13 de agosto de 2014
@carome31
Desde que nací, y por un período de 20
años al menos, el viaje a San Antonio del Táchira, vía Rubio o vía Capacho fue
rutina todos los fines de semana para compartir con familia en ese punto
geográfico que sirve de entrada o salida de Venezuela.
Siempre esa frontera ha sido dinámica
y ha permitido garantizar una experiencia intercultural de diversidad
permanente y enriquecedora para las comunidades de un lado y del otro lado de
la frontera.
Recientemente tuve la oportunidad de
regresar a San Antonio del Táchira y nuevamente recorrí aquella carretera, que
expone la belleza natural y la especial topografía de las montañas
andinas. Las mismas curvas, los mismos
pasos, el mismo paisaje del recuerdo siguen casi intactos 4 décadas después de
mí primer viaje.
Aquél viaje del recuerdo que consumía
1 hora se ha transformado en 3, 4 o hasta 5 horas de viaje, no sólo por el
exceso de vehículos, sino además por el retardo que ocasiona el doble control
fronterizo que hoy existe. Se mantiene
la histórica Alcabala de Peracal, en donde siguen –como es obvio- solicitando la cédula y revisando el maletero
del carro.
La novedad es que ahora, hay otra
Alcabala a pocos metros de Peracal, que aprovechándose de la infraestructura de
lo que fue en un tiempo el peaje, duplica el esfuerzo, aparentemente refuerza
el control y lo que si comprobé es que
genera mayor retraso en la movilidad y tránsito en la zona, siendo los
más afectados quienes por allí deben transitar por dinámica diaria. Esta ha sido una de las razones por las
cuales el aeropuerto ya no funciona.
San Antonio del Táchira, llegó a ser
la puerta de entrada al estado pues allí se encontraba el principal aeropuerto,
hoy el mismo está allí, sin operatividad diaria y como recuerdo de un tiempo
pasado. Visitarla impone todo un
ejercicio de planificación estratégica que pasa por evaluar oportunidad para
viajar, capacidad de conseguir gasolina y voluntad de un conductor que con
paciencia asuma el volumen vehicular que genera el control fronterizo.
El control de gasolina, ha golpeado
desde hace años al Táchira y a su dinámica se han acostumbrado los
ciudadanos. Esta política de control,
hoy demuestra, que lejos de reducir el contrabando, como advirtieron hace un
tiempo atrás, lo que si ha logrado es un impacto negativo, real y medible de la
libre movilización de los ciudadanos. La
letra de la canción “Tierra Tachirense” resulta en la actualidad, la única vía
posible de poder experimentar sin grandes dificultades las bondades que ofrece
el paisaje de una tierra que en el pasado fue calificada turísticamente como “Manantial de Belleza”.
Aquella realidad de escasez y corte
del servicio eléctrico dejó de ser un cuento del tachirense, para pasar a ser
un cuento del venezolano.
Ahora el gran cuento tachirense es el
contrabando, un tema que no es nuevo, cualquier vecino de la frontera venezolana,
independientemente del nivel de instrucción, puede advertir con ejemplos
concretos, que la única forma de combatir el contrabando, no otra que empezar
por mejorar la maltrecha economía venezolana.
Son los vecinos de San Antonio y Ureña los testigos directos del engaño
que significó la campaña de un Bolívar “fuerte”.
Es inédita la decisión del cierre de
la frontera, por aire, mar y tierra. Ya por aire no se puede llegar desde hace
rato, por mar, ¿quién lo habrá intentado? Y por tierra resulta una odisea. ¿Sucederá igual en Zulia y en el Municipio
Páez del Estado Apure?. ¿Será una
medida en respuesta a un pueblo que ha levantado su voz de protesta?.
Por lo tanto, hay que repetir a ver si
entendemos, el tema no es el
contrabando, es la política económica del país
que hace rentable –como si se tratara de una política de estado- la
existencia del contrabando.
El contrabando es tema político que ha
estado allí, por años, pero sólo ahora es que se convierte en un gran problema
nacional y mediático. Por cierto, ¿cuántos años han pasado de
revolución y aún sigue pendiente la tarea de aprobar una Ley especial para la
Frontera?. La Revolución ha tenido todo
el poder del Estado y una Asamblea exclusivamente revolucionaria para dictarla
y no lo ha hecho.
El cierre de la frontera en el
Táchira, peligrosamente advierte de una especie de estado de excepción en el
marco de la Defensa Integral de la Nación, y pone énfasis en el contenido del
Plan de la Patria, que en su objetivo 1.7 ya incluye o prevé la necesidad de
“adecuar el aparato económico productivo, la infraestructura y los servicios
del Estado, incrementando la capacidad d erespuera a alas necesidades del
pueblo ante posibles estados de excepción en el marco de la Defensa Integral de
la Nación”.
¿La excusa del contrabando y la guerra
económica, enmarcada dentro del Objetivo histórico 1, que llama a lograr la
independencia, permitirá que esa medida excepcional del Táchira, empiece a
traducirse de otras formas de control sobre nuestras libertades ciudadanas?. El mar de la felicidad que en el Táchira se
ha vivido en el pasado, alcanzó con sus olas a todo el país, ¿se repetirá con
otras medidas de excepción?.
@carome31
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