A este régimen que destruye a
Venezuela, sus instituciones, sus industrias, sus sueños y sus esperanzas, y
que tantos alardes hace de un nacionalismo ramplón, que pretende ahora vender
CITGO, si se le puede endosar la firme intención de privatizar a PDVSA,
nacionalizada, responsable y oportunamente, por el fallecido ex Presidente de
la República, Carlos Andrés Pérez, en su primer mandato.
La quiebra de Venezuela, gracias a la
desastrosa política llevada adelante, primero por Chávez, y luego por Maduro,
de endeudamiento irresponsable y gasto dispendioso, de regalar más de
trescientos mil barriles de petróleo diariamente, por medio del convenio
Petrocaribe, por destruir el aparato productivo y necesitar la importación de
casi todos los productos e insumos, de hipotecar el petróleo venezolano, con
créditos a largo plazo comprometiendo la renta petrolera diezmada por la poca
producción de barriles de petróleo que según las cifras oficiales de la OPEP,
solo alcanzan a llegar a los dos millones trescientos mil barriles diarios, les
lleva a cometer nuevas torpezas con acciones que muy bien pudiéramos catalogar,
como criminales y lesivas al interés nacional.
Presionado por el colapso de las
finanzas del país, el régimen explora la posibilidad, muy cierta, de vender a
Citgo, empresa propiedad de Venezuela que tiene numerosas refinerías en el
norte, así como cerca de dos mil estaciones de servicio a lo largo y ancho del
territorio de los Estados Unidos, que, por cierto, jamás ha amenazado con expropiarlas.
Pero una decisión como ésta pondría en
un peligroso riesgo el acceso de Venezuela al mercado norteamericano,
independientemente que la negociación le pueda representar al país un ingreso
puntual entre diez y quince mil millones de dólares, sin descontar las
cuantiosas comisiones que ganarían los personeros del gobierno promotores de
esta nueva afrenta contra el patrimonio de los venezolanos.
En realidad, no es la primera vez que
esta robolucion se plantea la venta de Citgo, que no solamente es refinadora de
petróleo y comercializadora de gasolina en USA, sino que vende lubricantes,
petroquímicos y derivados, constituyéndose en la mayor filial de PDVSA fuera
del territorio venezolano, lo cual la convierte, al mismo tiempo , en una
empresa transnacional.
Venezuela no cuenta en estos momentos
con los recursos que necesita para continuar las operaciones en la Faja
Petrolífera del Orinoco a pesar de los 50 mil millones de dólares que ha
recibido de préstamo de los chinos en los últimos seis años, pero al mismo
tiempo, con la venta de Citgo, estaría tratando de evitar, posibles medidas de
embargo contra bienes venezolanos por parte de las empresas expropiadas que
están reclamando en la actualidad pagos por más de veinte mil millones de
dólares ante el organismo internacional creado para esas querellas, el CIADI.
Lo cierto es que ahora sí se puede
decir que el régimen está privatizando y arruinando a PDVSA, no solo por la ya
anunciada venta de Citgo por parte del ministro Rafael Ramírez, sino por la inmensa
deuda en bonos por unos 50 mil millones de dólares que ha venido emitiendo y
que se encuentran en manos de privados y de la banca. PDVSA, como empresa
petrolera transnacional está avaluada en algo más de cien mil millones de
dólares, lo cual indica que casi la mitad de este enorme capital está en manos
privada en forma de bonos mientras no los cancelen en su totalidad y si le
sumamos la deuda China, mas las deudas y pasivos contraídos con empresas
nacionales e internacionales de servicios, que se encuentran de plazo vencido,
es fácil concluir al deber más de lo que vale, y estar comprometido el ochenta
por ciento de su producción, que PDVSA, está quebrada o falta muy poco para
ello.
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