Por MIGUEL BAHACHILLE - nov 3, 2014
Es errado inferir que las colas que a
diario se observan en comercios y hasta en farmacias de todo el país, son secuelas
de un “error coyuntural” de la nueva regencia encabezada por Maduro. Nada más
lejos. En 1998 Chávez convenció a la mayoría que la suerte del pueblo estaba
amenazada por una grosera economía capitalistatutelada por Estados Unidos. Sin
duda fue una incursión espectacular en el campo de la manipulación política
nunca vista siquiera al inicio del periodo iniciado en 1958 cuando se instaura
la democracia que sucedió la dictadura que, aunque henchida de obras públicas,
fue acusada de recibir el apoyo del “malvado imperio”.
El gobierno no se perturba por la
cotidianidad de las colas puesto que ha sido su principal promotor. Éstas son
secuela de la tozudez pseudoideológica oficial que insiste en instituir una
economía monopólica y caudillista. Es cierto que en las últimas seis semanas ha
habido un tejido financiero adverso por la tendencia a la baja del precio del
barril del petróleo. Pero ello no puede servir de excusa para justificar la
calamidad pública de las colas. Los ingresos por exportaciones petroleras
promedian para 2014 (hasta hoy) la cantidad de 94,58 dólares por barril. En
2013 fue de 98,08 dólares y 103,42 $ en 2012 (Ministerio del P. P. de Petróleo
y Minería). No es, pues, una situación efímera de hoy sino una trama
estructural nacida de una ilusión que arruina al país de forma continuada.
La incautación de industrias como las de
Guayana, el reemplazo de empresas particulares por públicas en los ámbitos de
construcción, alimentación y servicios en general, incrementan la incertidumbre
que se vislumbra en las calles colmadas por colas. Ojalá ese proceso
humillante, bajo cualquier forma que asuma, no concluya en hecatombe social con
secuelas que pudieran ser impredecibles.
Veamos algunos datos del último informe
de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) publicado en los diarios
Ultimas Noticias, El Mundo-economía y La Voz de América (23-10-14): “Por
segundo año consecutivo la inversión privada en Venezuela tuvo una caída del
54% (1.761 millones de dólares) respecto al 2013″. ¿Nada tienen que ver las colas
con el clima hostil estimulado por el gobierno contra las inversiones privadas
nacionales y extranjeras?
No obstante la reciedumbre de las cifras
citadas, el gobierno insiste en dirigir el vector en la misma dirección; hacia
la propaganda y no a la apertura. En el proyecto de Ley de Presupuesto para el
2015 entregado por el Ministerio de Finanzas y Economía a la Asamblea, se prevé
la asignación de 220,7 millones de bolívares para la recién creada Agencia
Venezolana de Publicidad cuya función básica será divulgar las “obras públicas”
del gobierno. No basta con la colosal red estatal “en acción” las 24 horas y la
potestad caprichosa del jefe de Estado para encadenar durante horas a todos los
medios.
La actual subrogante de una supuesta
economía socialista, más que beneficios perceptibles en pro de la mayoría, se
congrega para producir costosas campañas difundiendo obras y beneficios que no
se ven por ningún lado. Los cubanos descubrieron que en sociedades ambiguas
como la de ellos y la provocada por Chávez, se hace forzoso el torrente
informativo como fuente de poder. Es iluso pensar que el régimen declinará o
compartirá de buen grado ese control. Por el contrario, tiende a incrementarlo
como en ningún tiempo.
El verdadero milagro sería que no
hubiere colas en Venezuela. Bajo ese esquema interventor, al igual que en Cuba,
no podía producirse otro corolario. Tampoco se descarta que para su mejor
control, este sui géneris socialismo estimule “sistemas restrictivos” que nos
ubique donde quiere que estemos: en las colas.
Tomado de: http://www.elcolumnero.com/mbahachille/2473
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