Papa Francisco 17 de septiembre de 2016
Santo
Evangelio según San Lucas 8,4-15
La
parábola del sembrador y su explicación: En
aquel tiempo, como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas
las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: "El sembrador salió
a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del
camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte
cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó
entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte
cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez
que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!" Sus
discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo:
"A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a
los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan
sin comprender. La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de
Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene
el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se
salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con
alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el
momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que
escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida,
se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra
fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la
retienen, y dan fruto gracias a su constancia" Palabra del Señor
Reflexión
del Papa Francisco
La
verdadera protagonista de esta parábola es precisamente la semilla que, según
el terreno donde cae, da más o menos frutos. Los tres primeros son
improductivos: a lo largo del camino los pájaros se comen la semilla; en el
terreno pedregoso los brotes se secan rápidamente porque no hay raíces; en
medio de las zarzas las espinas sofocan a la semillas y, sólo el cuarto terreno
es bueno, allí la semilla germina y fructifica.
1.- Jesús
no se limita a presentar la parábola, también la explica: "La semilla que
cae sobre el camino indica a los que escuchan el anuncio del Reino de Dios pero
no lo reciben; así llega el Demonio y se lo lleva porque no quiere que
la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres. Esta es la
primera comparación.
2.- La
segunda, la de la semilla que cae sobre las piedras representa a las personas
que escuchan la Palabra de Dios y la acogen enseguida, pero superficialmente,
porque no tiene raíces y son inconstantes; y cuando llegan las dificultades y
las tribulaciones, se abaten. La semilla que cae entre las zarzas... se refiere
a las personas que escuchan la Palabra pero, a causa de las preocupaciones
mundanas y de la seducción de la riqueza, ésta permanece sofocada.
3.- Por
último, la semilla que cae en terreno fértil representa a cuantos escuchan la
Palabra, la reciben, la guardan y la comprenden, y así da fruto. El modelo
perfecto de esta tierra buena es la Virgen María".
Esta
parábola nos habla hoy a cada uno de nosotros como hablaba a los que escuchaban
a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde
el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Cómo la
acogemos? Y podríamos preguntarnos: ¿Cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se
parece: a un camino, a un pedregal, a unas zarzas? Depende de nosotros
convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, sino cultivado con
atención, para que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros
hermanos.
Nos
hará bien no olvidarnos de que también nosotros somos sembradores,
Dios siembra semillas buenas, y también nosotros podemos preguntarnos: ¿Qué
semillas salen de nuestro corazón y de nuestra boca? Nuestras palabras pueden
hacer mucho bien y también mucho mal, pueden curar y pueden herir, pueden
animar y pueden deprimir. Acuérdense: lo que cuenta no es lo que entra por la
boca sino lo que sale de ella y del corazón. (Reflexión antes del rezo del
ángelus, 14 de julio de 2014)
Oración
de sanación
Señor,
gracias por sanar mi corazón y hacerme una persona nueva cada día. Tú eres mi
escudo y mi fortaleza, te apiadas de mí en mis momentos de debilidad e invades
de alegría a mi corazón. Hoy vengo a pedirte que me des generosidad para poner
los talentos con los que me has capacitado al servicio de todos, sembrar el
bien y la justicia, acompañando con empatía a mis hermanos en sus penas y
sufrimientos.
Regálame,
oh mi Dios, la bendición de contar con un corazón noble y generoso, atento a
escuchar tu palabra, guardarla, ponerla en práctica y darte los frutos que
necesitas para ayudarnos a construir un mundo más santo, según tu voluntad.
Quiero perseverar en la fe. Ser santo como Tú eres Santo, que vaya por el mundo
aliviando las heridas de los que tienen el alma dolida, consolando a los
afligidos y asistiendo a los necesitados.
Quiero
ser coherente a tu Palabra, dar ejemplo de Ti en todos mis ambientes, en el
hogar, en el trabajo. Que me brillen los ojos y sea un gran entusiasta cuando
hablo de Ti a los otros. Que yo pueda ser testimonio vivo de tu bondad, de tu
alegría. Ven y anima a mi corazón para que siga luchando sin dejarme vence por
ningún obstáculo o situación adversa que se me presente
Señor,
quiero vivir este día sumergido en el abismo infinito de tu misericordia y de
tu poder para nunca perder la fe ni la confianza en tu amor. Te entrego mis
problemas y dificultades, sé que contigo puedo superar cualquier prueba que no
me permita anunciarte como corresponde. Amén
Propósito
para hoy:
Retírate
del ruido del día por un momento y reza con tus propias palabras a Jesús
pidiendo su bendición y protección para ti y los tuyos
Reflexionemos
juntos esta frase:
"Pidamos
al Espíritu Santo la gracia de tomar decisiones concretas en nuestra vida de
acuerdo a la lógica de Jesús y de su Evangelio". (Papa Francisco)
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