MAOLIS CASTRO y FLORANTONIA SINGER 11 de octubre de 2018
@Maoliscastro
y @fsingerf
El
concejal metropolitano fallecido bajo la custodia del servicio de inteligencia
de Maduro fue despedido con la primera gran marcha opositora en casi un año
La
activista Seimar Lizcano se ha puesto una franela estampada con los nombres de
Fabricio Ojeda (1966), Jorge Rodríguez (1976) y Fernando Albán (2018). “Todos
fueron asesinados por el terrorismo de Estado. Al concejal Albán lo mataron
quienes pedían justicia por las muertes de políticos en las décadas de los 60 y
70 en Venezuela. Hoy, buscamos justicia y estamos varados”, dice. Sentada cerca
de una lápida del capitalino cementerio del Este, Lizcano ha asistido al
entierro de Albán, un opositor casi desconocido en la revoltosa política
venezolana que cobró popularidad el lunes, después de que dos voceros del
Gobierno de Nicolás Maduro aseguraran se suicidó en la sede del Servicio
Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) solo dos días después de ser
detenido en el aeropuerto Simón Bolívar por su presunta participación en el
atentado contra Maduro el pasado 4 de agosto. La oposición y la comunidad
internacional cuestionaron desde un primer momento la versión oficial.
Buena
parte de la oposición al régimen de Maduro acudió al entierro del político al
grito de "justicia". La procesión empujó a la oposición venezolana a
las calles tras más de un año apaciguada. Diplomáticos, diputados, ex presos
políticos, líderes del movimiento estudiantil, antiguos voceros de la alianza
Mesa Unidad Democrática (MUD) y dirigentes de una oposición minimizada por los
desacuerdos, los encarcelamientos y el exilio se encontraron en una misa
oficiada por el cardenal Jorge Urosa en la Universidad Central de Venezuela, en
Caracas. También en una caminata que concluyó en el camposanto.
La
marcha discurrió entre rezos y gritos de “¡Maduro, asesino!”. Muchos ciudadanos
se unieron a medida que avanzaban. Era el caso de Marlene Barrios, una jubilada
de 80 años: “Esto tiene que acabar. Solo es comparable con la dictadura de
Marcos Pérez Jiménez [a mediados del siglo pasado] y ya la ha superado por la
miseria que ha generado Maduro”, dice. No conoció a Albán, pero cuando supo la
noticia de su muerte estalló en llantos.
Muchos
opositores piensan que la muerte del concejal puede resucitar el fantasma de
las protestas antigubernamentales. “Solo la calle puede propiciar el quiebre
que nos lleve a unas elecciones. Como líderes no fuimos capaces de movilizar a
la gente a votar, que era una vía que no se podía abandonar”, apunta Renzo
Prieto, diputado en la Asamblea Nacional que salió este año de las celdas del
Sebin tras cuatro años arrestado. Para él, la detención arbitraria del
parlamentario Juan Requesens, apresado por su presunta participación en el
atentado con drones, y ahora la muerte de Albán, culpado de lo mismo, son
motivos para que la oposición vuelva a confluir.
Pocos
creen que se haga justicia, aunque opinan que es necesario no doblegar. Manuel
Bolívar, también congresista, duda que haya una investigación limpia durante el
Gobierno de Maduro: “No hay que desvanecer por eso”.
“Muestren vídeos”
La
indignación por la muerte del opositor se ha estrellado con el silencio
gubernamental. El ministro Néstor Reverol y Tarek William Saab, el fiscal
designado por el Parlamento paralelo de Maduro, han ofrecido versiones con
inconsistencias sobre lo ocurrido. La última declaración de Saab coincidió en
tiempo con la marcha fúnebre del concejal: “Albán terminó de comer y
abruptamente se paró y pidió un baño. Aprovecha esa circunstancia y corre hacia
una ventana panorámica que estaba en el pasillo del piso 10 del Sebin y se
lanzó. Aquí nunca se dijo que se lanzó del baño”, dijo el fiscal.
Saab
respaldó la versión del suicidio: “Las fracturas en su cuerpo producto de la
caída presentaron reacción vital, lo cual es determinante para establecer que
la víctima al momento del impacto se encontraba con vida. Eso de que lo
ahogaron y cayó muerto es una mentira, no lo podrán demostrar”. Según el
fiscal, un traumatismo cráneo encefálico severo, shock hipovolémico y
traumatismo pélvico y de extremidades por caída de altura generaron la muerte.
El Ministerio Público ahora analiza 1.272 audios de WhatsApp y Telegram
intercambiados por el opositor fallecido.
José
Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español y mediador en los
infructuosos diálogos en Venezuela, pidió esperar los resultados de las
averiguaciones de la fiscalía y rechazó una posible investigación “externa e
independiente” sobre la muerte del concejal, como piden la Unión Europea y
Naciones Unidas. “Todos deberíamos tener la prudencia de esperar a las propias
conclusiones de la Fiscalía de Venezuela que lógicamente deben tener un
sustento objetivo, contrastable y razonable. Lo lógico es que se vaya por el
orden natural y se respete el esquema institucional de un país” y que luego
“esa investigación sea evaluada en su caso”, apuntó.
Pero
Joel García, el abogado de Albán, insiste en cuestionar la versión oficial.
“Las instalaciones del Sebin están resguardadas por un circuito cerrado de
cámaras, así que el momento en que murió el concejal debió quedar grabado…
Muestren vídeos, pruebas, del momento en que supuestamente se suicidó”, instó.
García no acepta los argumentos de la Fiscalía, que ve parciales. La última vez
que estuvo con su cliente, rememora, notó que estaba demacrado y con los ojos
enrojecidos. “Le pregunté si lo habían torturado y me dijo que no. Pero me dijo
que lo presionaron para que incriminara a Julio Borges en el atentado. Fue
grabado como lo hicieron con otros presuntos involucrados en el atentado”.
Borges, expresidente del Parlamento, es el principal sospechoso a ojos de
Maduro del atentado con drones. En el exilio, el opositor ha negado cualquier
participación.
Las
averiguaciones están en las manos del fiscal Saab. El Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Prensa alertaba en sus redes sociales que existían planes
del Sebin de intimidar a reporteros por sus trabajos vinculados al caso.
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