Por Daniel Santolo
Las organizaciones
políticas forman parte de del sistema político, en los estados que lo permiten
puede haber pluralidad de partidos, en otros podemos encontrar sistemas políticos
de partido único, o de muy poca pluralidad por restricciones del propio sistema
político gobernante, hay casos emblemáticos de países con partidos únicos o
hegemónicos como lo son China, Corea del Norte y Cuba, partiendo desde estos
países se da en el resto del mundo una variedad de sistemas de partidos con
mayor o menor pluralidad.
En nuestro país se han
venido desarrollando a lo largo de nuestra historia una gran cantidad de
organizaciones políticas, algunas han perdurado a lo largo de los años, otras
han desaparecido, pero también se han conformado nuevas organizaciones, algunas
derivadas de las originarias, todas con fines e ideologías definidas, sobre
todo las primeras que se conformaron tanto en las dictaduras como en las
democracias.
Los objetivos de las
organizaciones políticas son muchos, pero el de mayor peso es la búsqueda del
poder político actuando democráticamente para ocupar espacios de poder, tanto
regional como nacional.
Los partidos políticos
son instituciones que se dan sus propias normas de funcionamiento y reglas
internas, para la toma de decisiones, la mayoría de partidos funcionan al igual
que las instituciones militares con líneas de mando claras y definidas, en
algunos con mayor autoritarismo que en otros, mucho se debate sobre la
necesidad de llevar a los partidos mayor democracia interna, esto siempre ha
tenido una contraparte ya que son instituciones de afiliación voluntaria,
puedes o no aceptar su normas internas, si no las compartes, tienes dos
opciones, trabajas para cambiarlas desde adentro o te vas.
Lo mismo sucede con el
compartir o no su ideología, si usted es de izquierda o de derecha, se afiliará
a un partido que promueva su ideología, de lo contrario usted no militará en
ese partido, es propio del sentido común.
Ahora, ¿de qué depende
la fortaleza de un partido político?, en gran parte de su militancia, de sus
bases sociales, de su conexión con las mayorías que deciden en las elecciones a
quién se le otorgan esos cargos de representación popular, a todos los niveles.
Políticos que han dejado huella en nuestra historia ocuparon diferentes cargos
de representación popular, en 1944 Betancourt es electo Concejal por la
Parroquia San Agustín de Caracas, Teodoro Petkoff varias veces diputado, y así
como ellos muchos dirigentes políticos que se formaron en la lucha comunal
pudieron acceder a cargos de elección popular, para desde allí, con la
autoridad que le asignaba el cargo, seguir con sus luchas.
En la actualidad
ciegamente algunas organizaciones políticas han dejado de lado la lucha por
avanzar en la conquista de estos espacios, dejando a una militancia partidista
sin sus escenarios naturales de combate, impidiendo su desarrollo político, ya
que al no poder ejercer la política partidista desde estos espacios, debilitando
abiertamente a las organizaciones democráticas. Lo mismo ha sucedido en gremio
y sindicatos, que se han vistos impedidos de realizar sus elecciones para la
escogencia de sus representantes, las que obtienen su legitimidad gracias al
voto de sus afiliados.
Esta situación de
abandono de los espacios naturales para la lucha política ha llevado a la casi
desaparición de las diferentes organizaciones de base, entre ellas a los
partidos, los que se han venido vaciando de dirigentes y militantes que no ven
futuro en sus aspiraciones legítimas como políticos.
Así se perdieron casi
las 2400 concejalías en todo el país, todos los consejos legislativos, estas
últimas elecciones realizadas en el 2018, sin nombrar el abandono de las
gobernaciones y alcaldías, espacios de poder que también habilitan a su
militancia para seguir participando en la política práctica, todos ellos
espacios para el debate y la lucha política democrática, espacios que si tomó
el partido de gobierno, al igual que los consejos comunales y todas las
instancias de participación popular, para desde allí seguir imponiendo el
control su hegemonía política.
Todo esto se entregó a
cambio de una supuesta salida de fuerza, un mantra inoficioso, ilusiones y
narrativas estilo Hollywood, contribuyendo a la destrucción institucional de
los partidos políticos y de su dirigencia media y de base, costara años retomar
lo perdido, volver a levantar organizaciones políticas con contenido
programático e ideológico, y llenas de entusiastas militantes, en donde se practique
una verdadera democracia interna, y no sigan algunos pseudo líderes imponiendo
su visión autoritaria, y peor aún, recibiendo lineamientos de potencias
extranjeras para su devenir político, una llamada del departamento de
estado de los EEUU puede más que mil palabras, de los militantes de base.
02-07-20
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