Por Rafael Díaz Blanco Publicado
el 25 mayo, 2012 por Todos Unidos por Venezuela
Las
encuestas son fotografías del momento. Reconozco su valor instrumental para
auscultar la opinión pública. No obstante, es fácil manipularlas. La mayoría,
sólo tenemos acceso a las que publica la prensa. Muchas veces, presentan
sólo resultados parciales reflejando una opinión interesada, la de quien ha pagado
u ordenado la información mediática.
También
son utilizadas en las campañas electorales para ganar adhesiones.
Frecuentemente, en las etapas finales, buscando la economía del voto y el voto
de quienes se anotan a ganador.
Ante la falta de propuestas, de debate, de la ausencia del caudillo y de obra de gobierno, se están usando comenzando la campaña reeleccionista de Chávez. Se intenta, con su difusión, convencer al chavismo de la invencibilidad del candidato enfermo y a la oposición, de la imposibilidad de vencerlo, de la falta de caminos para hacerlo.
También son parte de la estrategia del miedo. Apuestan al temor de los que dependen del Estado (más del cuarenta por ciento, según algunas investigaciones) en una Venezuela donde Estado, gobierno, partido y presidente se confunden, donde se excluye y castiga a quien critica sus candidatos y políticas, o le niega el voto.
Ya
no se trata de lo que perderíamos si Capriles gana. Es lo que perderíamos si
Chávez gana y se conociera nuestra intención de voto. Es el miedo a la
exclusión, a las retaliaciones, a perder el empleo, el contrato, la ayuda
oficial, los favores gubernamentales.
Por
supuesto, debemos vencer el miedo, obstáculo fundamental para evitar que la
mayoría democrática se exprese en las encuestas y se refleje electoralmente. Es
cierto que podemos esperar el día electoral para derrotarlo. Ya ocurrió en
Nicaragua en 1990. Sin embargo, es sumamente riesgoso. Pudiera hacerse
imposible vencerlo. Debemos empezar de inmediato. Además, necesitamos
derrotarlo para disuadir cualquier intento de desconocer la voluntad popular,
para apoyar decididamente un nuevo gobierno que, ante las carcomidas
instituciones, sólo podrá apoyarse en el respaldo del pueblo expresado en las
calles.
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