MUD 11-05-2012
Lo que ha ocurrido en el retén de la Planta, es
crónica anunciada, como lo es todo el hoy descuidado y deteriorado sistema
penitenciario del país. El gobierno nacional ha tenido la oportunidad de
reivindicar el derecho a la vida en los diferentes sitios de reclusión
distribuidos en los diferentes estados. Porque la Planta es la que hoy se encuentra
en medio de la opinión pública, pero los otros centros carcelarios están en
crisis, y quizás en peores circunstancia.
Los hombres recluidos en las cárceles venezolanas
también son seres humanos que por razones muy imputables unas y otras por
errores en sus actos, pagan una condena o están a la espera de un juicio que
les permita tener claro el inicio de ella y el fin. Estos seres humanos
deberían encontrarse en etapa de rehabilitación o reeducación para la
reinserción a la sociedad. Sin embargo, la mayoría solo se dedican a cultivar y
a mejorar la practica delictiva y hasta conducen desde las caréceles la mayoría
de los crímenes que se cometen en las calles venezolanas.
Ahora bien, muchas veces la culpa no es de quien
golpea, sino de quien le entregó el garrote. Este gobierno ya casi quinceañero,
no ha prestado ningún tipo de atención tanto a los sitios de reclusión, como a
quienes se encuentran confinados en ellos. Y de ello tenemos lo siguiente:
El 26 de julio de 2011 se publicó en Gaceta
Oficial la creación del Ministerio para el Servicio Penitenciario, así como la
designación de la entonces diputada Iris Varela como titular del nuevo
despacho. El gobierno nacional lo vendió como la máxima solución a los
horrorosos problemas que afectaban al sector penitenciario. “La
revolución llegó a las cárceles” era una consigna popular entre los personeros
del gobierno. Ahora sí, por fin, se enderezaría el entuerto en las
cárceles venezolanos.
El gobierno mintió. A más de 7 meses de ese
anuncio ya no suenan bombos ni platillos. Lo que sí repica dolorosamente
en el alma del pueblo venezolano es la agudización de los problemas de siempre
y la aparición de nuevos flagelos: hacinamiento, corrupción, retardos
procesales, mafias, violencia de todo tipo, tráfico de armas y drogas, muerte,
secuestros y aquella práctica insólita conocida como coliseo. La angustia
de las madres, esposas, hijos y familiares de los privados de libertad se
convierte en un llanto de desespero, frustración y rabia ante un gobierno que mintió
inescrupulosamente en sus caras. Con todo el cacareo de revolución y
justicia, hoy las cárceles del gobierno no son más que violencia y muerte.
Pese a ello, le ratificamos a los venezolanos que
el gobierno de Unidad Nacional encabezado por Henrique Capriles Radonski hará
efectivo el traslado de los reclusos a los tribunales, con la finalidad de
contribuir con la garantía del debido proceso y la disminución del retardo
procesal. Se creará la figura del Defensor de los Derechos Humanos de los
Presos para que nunca más sufran la humillación de las vejaciones y la
violencia y desarrollaremos una fuerte política de prevención social y
comunitaria para que los venezolanos no conozcan la cárcel más que por los
libros y para brindar atención a los débiles, reinserción social, atención a
pandillas y personas con problemas de dependencia a sustancias. Nuestras
políticas incentivarán la educación, el deporte, el empleo y la salud
preventiva, garantizando que nunca más nadie se burle de los venezolanos. El
pueblo unido lo sabe y lo comenta: Hay un camino para resolver la crisis
penitenciaria.
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