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martes, 22 de enero de 2013

Generación Z: La vida a través de una pantalla


Nacieron en el siglo XXI, están hiperconectados y tienen más amigos virtuales que reales; radiografía de los chicos de hoy, un vistazo al futuro


Por María Gabriela Ensinck, 20/01/2013

Nacieron entre finales del siglo XX y la primera década del siglo XXI y hoy tienen, en promedio, entre 6 y 12 años. La tecnología es, para la mayoría, parte central de su vida y casi una extensión de su propio cuerpo. Son la generación Z o generación Web, la primera absolutamente digital, y plantean un desafío para sus padres (muchas veces en desventaja en cuanto al manejo de los dispositivos tecnológicos), la escuela y el futuro mundo del trabajo.

Acontecimientos mundiales como la caída de las Torres Gemelas, la explosión de la burbuja puntocom y el auge de las redes sociales atraviesan a estos chicos a nivel global. Localmente: el estallido social de 2001, la posterior recuperación económica, el regreso de la inflación y una marcada politización de la vida cotidiana que pronto los tendrá como protagonistas con el voto a los 16 años definirán su idiosincrasia.

Si bien aún no hay un acuerdo sobre el rango etario preciso, algunos especialistas, entre ellos Alejandro Mascó, autor del libro Entre generaciones (ver aparte), coinciden en diferenciar a los Z1 (nacidos entre 1996 y 2002, que hoy tienen entre 10 y 15 años) de los Z2, nacidos entre 2003 y 2010, que hoy tienen menos de 10. "Los Z son en su mayoría hijos de la generación X (1964-1980), y comparten con sus padres algunos valores y el uso de dispositivos tecnológicos", dice Mascó. "A partir de 2010 ya se habla de una nueva generación, los Alfa, que son los hijos de la generación Y (1981-1995)."

Chicos tecnodependientes

"Puedo hacer la tarea con la compu y la tele prendida, pero si me ve mi mamá, me dice que las apague", cuenta Juan Cruz, de 9 años, que vive en el barrio porteño de Balvanera y va a la escuela Mariano Acosta. Esta extraña capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo (multitasking) es algo que asombra a padres y maestros de la generación X.

"Tengo una netbook para el colegio, pero me gusta más usar la iPad de mi papá, cuando me la presta", confiesa Manuela, de 7, que vive en Buenos Aires y asiste al colegio Belgrano Day School.

Un rasgo esencial de la generación Z es que "han crecido y jugado con las tecnologías que sus padres utilizan para trabajar: teléfonos móviles, computadoras y tablets, algo que no ocurría con generaciones anteriores -observa Mascó-. En este sentido, podemos intuir que a la hora de ingresar al mundo laboral la generación Z tendrá una ventaja de capacitación y entrenamiento que otras generaciones no tuvieron. Sin embargo, cabe preguntarse si no se estará criando una generación tecnodependiente, incapaz de vivir desconectada".

La velocidad del avance tecnológico es el rasgo que más define a esta generación. Si uno se enfocara sólo en la tecnología, podría pensar que el mundo gira cada vez más rápido. La radio, como dispositivo rupturista, tardó 38 años en llegar a 50 millones de usuarios. A la TV le bastaron sólo 13 para alcanzar esa misma masividad. La Web estuvo al alcance de 50 millones de usuarios en solamente cuatro años, mientras que el iPod lo hizo en tres, y Facebook, en dos. Los saltos innovadores son cada vez más cortos; las tecnologías son más accesibles, lo que hace que la conexión entre las generaciones cercanas sea más sólida y sus contrastes, más borrosos.

Por otro lado, fenómenos como el terrorismo global o las catástrofes naturales, han creado un mundo menos estable o más líquido, y han hecho que la adaptación al cambio se convierta en la norma.

Si se decía que los X y los Y fueron criados por la televisión, la generación Z está siendo criada por Internet y el celular. Hoy el 40% de los hogares argentinos tiene una computadora con acceso a Internet según datos de la Encuesta Nacional sobre Acceso y Uso de Tecnologías de la Informática y la Comunicación (en la ciudad de Buenos Aires el porcentaje llega al 75%) y más del 85 % de los hogares tiene teléfono celular (hoy se registran en el país 58 millones de líneas de telefonía móvil, para 40 millones de habitantes).

Entre los chicos argentinos de 6 a 9 años, un 35% tiene teléfono móvil y el porcentaje aumenta al 89% entre los 10 y los 18 años, según el estudio Generaciones interactivas publicado por el Centro de Investigación para la Industria de Medios y Entretenimiento en Latinoamérica (Cimel). En cuanto al uso que los chicos le dan a este dispositivo multifunción, el de "hablar por teléfono" parece ser el menos importante. Por encima de esta función se encuentran mandar mensajes, escuchar música, sacar fotos, y reloj-despertador.

En la mayoría de los hogares de la generación Z, ambos padres trabajan, y en muchos casos, son hogares monoparentales donde la madre es jefa de hogar y trabaja todo el día. Muchos de ellos han sido criados por sus abuelos, empleadas, o pasan buena parte del tiempo extraescolar solos. La TV e Internet son una gran compañía, y también el teléfono celular, que si bien les da "cierta independencia", también los mantiene dependientes de sus padres hasta más allá de la adolescencia.

Sobre todo a partir del secundario (los Z1), los chicos llevan el teléfono móvil al colegio (80%, según un estudio de la consultora Datos Claros). Gran parte de ellos se mantiene comunicada con sus padres dentro del horario escolar. Por una parte, el celular les otorga a los preadolescentes una sensación de libertad al salir de sus casas y estar aun así conectados, mientras que muchos padres dicen sentirse más seguros si saben que pueden comunicarse con sus hijos en cualquier momento a través del teléfono celular, en una suerte de "extensión del cordón umbilical", como describe el especialista en comunicación Manuel Castells.

"En mi tiempo libre escucho música, juego online y chateo con mis amigas. Uso la compu unas dos horas por día y miro la tele una hora", contabiliza Julieta Morante (12), que terminó séptimo grado en el colegio Adoratrices, de Santa Fe. En 2013 tendrá celular nuevo (el que tenía hasta ahora era un equipo de su mamá) porque va a ir y volver sola del cole.

"Para los Z, la vida transita y se resuelve a través de diferentes pantallas", apunta Teresa Benedetti, psicóloga especialista en coaching organizacional. El problema aquí es que "Internet los ha vuelto rehenes de lo breve y la instantaneidad". La capacidad de atención y el pensamiento lógico racional dan lugar a un modo de atención discontinua y un pensamiento superficial, que va de un tema a otro, en forma rápida y superficial, como se hace zapping o se navega de un link a otro.

Es lo que Nicholas Carr, autor de Superficiales, qué está haciendo Internet con nuestras mentes, llama "la muerte del pensamiento lineal, que está siendo desplazado por otra clase de configuración mental que necesita y desea recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordinados y veloces". Carr cita un estudio de la Universidad de Florida State sobre los efectos de Internet en la generación Web, cuyos integrantes "ya no leen necesariamente una página de arriba hacia abajo ni de izquierda a derecha, sino que escanean y saltan las páginas, buscando palabras clave".

La televisión sigue ocupando un lugar central en la vida de estos chicos que cuentan, a diferencia de las generaciones anteriores, con múltiples opciones dirigidas a ellos. De Disney Channel a Paka Paka y de Discovery Kids a Nickelodeon, la oferta es extensa en horarios y contenidos. La mayoría dice que sus padres fijan horarios para mirar la tele, aunque muchos confiesan que en su casa el aparato está encendido todo el día.

Según el estudio de Cimel, los chicos argentinos miran un promedio de seis horas diarias de TV, y entre los mayores de 12 el tiempo frente a otras pantallas, lo como la de la computadora y el celular, es superior. El fenómeno de mirar la tele con otras pantallas encendidas se está extendiendo entre los más chicos, y un 60% dice hacerlo mientras chatea y juega.

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