Por Sovenor, 23/01/2013
Ahora que el régimen bolivariano ha consumado lo que algu-nos califican de golpe constitucional, han empezado las maniobras para crear la ilusión de legalidad y constitucionalidad. El presidente Hugo Chávez enfermo de cáncer en algún lugar de La Habana y a quien el mundo no ha visto ni oído durante 43 días, desde el 10 de diciembre, es la piedra angular de la prestidigitación constitucional del régimen bolivariano.
Este régimen, dirigido por los titiriteros cubanos desde La Habana, está haciendo todo lo posible para que Chávez regrese físicamente a Venezuela en cuanto se encuentre lo suficientemente estable para su traslado al Hospital Militar, o incluso al Palacio de Miraflores en Caracas. El retorno de Chávez a Caracas, aunque pase sus últimos días postrado en una cama, es indispensable para fabricar la ilusión constitucional. Tan pronto como Chávez se encuentre de nuevo en el país, podría ocurrir una serie de acontecimientos muy rápidamente:
En primer lugar, el Tribunal Supremo juramentaría a Chávez como Presidente de la República, lo que acallaría las críticas en el sentido de que la situación del gobierno actual es inconstitucional.
Segundo, luego de prestar juramento para el nuevo período constitucional desde el 10 de enero de 2013 al 10 de enero de 2019, Chávez podría ratificar a Nicolás Maduro en la Vicepresidencia del país, con lo que silenciaría a los críticos que afirman que Maduro es ilegítimo.
Tercero, Chávez podría ratificar a sus colaboradores más cercanos en los cargos que ocupan en estos momentos, hacer nuevos nombramientos y así reordenar sus piezas estratégicas para garantizar la consolidación del poder del régimen bolivariano.
Luego de cumplidos estos hechos, podrían desarrollarse varios escenarios, dependiendo del estado físico general de Chávez.
Por ejemplo, si es posible prolongar la estabilidad física del Presidente sin administrarle medicamentos para sedarlo o inducir el coma, podría decirse que Chávez desde su lecho de enfermo podría seguir “ejerciendo” sus funciones presidenciales por meses.
Otro escenario plantearía que si Chávez está tan enfermo como se ha dicho, siendo realista, lo mejor que podría esperar es prolongar su existencia conectado a un respirador artificial, se podría decidir que el Presidente abandonara el cargo y se convocara a nuevas elecciones en las que Maduro sería el heredero ungido como líder de la revolución bolivariana.
Es probable que Maduro ganara las elecciones presidenciales, gracias a la compasión generalizada por Chávez, más el control que ejerce el régimen bolivariano sobre todos los poderes, incluyendo al Consejo Nacional Electoral, reforzado además por todos los recursos del Estado puestos al servicio de garantizar la victoria de Maduro. Hoy en día, aparentemente las únicas diferencias dentro del régimen están relacionadas con el momento oportuno.
Con Chávez de regreso a salvo en Venezuela, ¿se deberían realizar rápidamente elecciones presidenciales para capitalizar el voto compasivo? O, ¿debería el régimen bolivariano posponer las elecciones hasta, por ejemplo, mediados de año a fin de comprar tiempo para que Maduro fortalezca sus bases de apoyo y active políticas para estabilizar la economía?
Justo ahora, nadie puede decir a ciencia cierta qué va a suceder, aunque si algo es seguro es que el principal objetivo en estos momentos es estabilizar suficientemente a Chávez para que pueda ser trasladado de manera segura a Caracas.
También es seguro que habrá elecciones presidenciales este año, ya sea en marzo, junio o quizá después.
El reto para el Gobierno es enfrentar el desabastecimiento actual y mantener la ilusión de prosperidad producida por sus políticas de gasto deficitario y pérdida de dinero.
Para la oposición democrática, el reto es organizarse. Reunificarse, escoger un candidato y, sobre todo, diseñar estrategias para la venidera campaña electoral y aún más importante, ofrecer una visión de una mejor vida para todos los venezolanos.
Sin embargo, hasta ahora la oposición democrática parece estar dando tropiezos en la oscuridad. Apenas voces aisladas hablan por la oposición estos días. La mitad de los representantes de la MUD boicoteó la farsa del 10 de enero en la Asamblea Nacional; la otra mitad se quedó ahí, apoyando de hecho los chanchullos del Gobierno.
Hoy, 23 de enero, la MUD piensa emitir una nueva declaración de propósitos que, ojalá, sea el nuevo comienzo que el país tanto necesita.
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