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martes, 12 de marzo de 2013

A don Simón Alberto Consalvi


Por Willy Mc Kay, 11/03/2013

a Diego, Maye y Albinson 

El Inmaculado Corazón de María hizo lo que pudo, pero los andinos tienen ese mal hábito de irse cuando les da la gana. Al fin y al cabo así es la gente de allá, civil o militar. Nunca piden permiso. Menos aún usted y su patente de corso trepado en la montaña, que sin tener dónde poner el bajel pirata se bajó a protagonizar los episodios cruciales de esta verbena violenta en que se ha convertido nuestra historia contemporánea.

Uno hace el repaso de memoria y el inventario lo pone desde mucho antes del eterno Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, ese INCIBA que envejeció más rápido que usted y que Mariano Picón Salas. Mucho antes de Monte Ávila Editores, que murió mucho antes que usted y que laPoética de Arístóteles. Usted, mucho antes de que la Academia Nacional de la Historia dejara de ser vecina de una universidad de cabezas calientes. La misma Academia cuyo Sillón C ocupó el año antes de que las cosas empezaran a anudarse, siempre tan dado a la primera fila.

Con seriedad, se ha vuelto usted la Corbeta Caldas que hoy navega en aguas partidas a mitades. Más del lado de los vivos que del otro, dejando textos escritos y tweets con menos de un día de colgados diciéndonos la verdad porque ya la había visto. ¡Vaya que la Biblioteca Biográfica Venezolana habría podido prolongar mucho tiempo más este bendito nuevo tomo que ahora se le atraviesa en la garganta como una deuda!

De una manera irresponsable, en mi ciudad preferida me dijo que “Ese cabello largo y el buen humor le dan cierta licencia para la irreverencia. ¡Aprovéchela!”, de tal manera que no voy a perder tiempo en despedidas, maestro. Nada respetaba usted más que un editor trabajando. Le advierto, hombre de imprenta y de andar fundando asuntos, que espero que con este gesto no esté fundando una retirada. ¡La clandestinidad no es sólo cosa de los vivos! Ya usted verá cómo participar desde esta nueva guarida. Será duro compilar los textos que hablen de usted en la medida justa, escritos por quienes lo tuvieron cerca. Este texto es para ellos, no para usted. Nos toca resumirlo en palabras justo en estos días feroces, cuando la historia de lo urgente nos tiene a todos escribiendo de otra cosa.

Días que corren veloces. Días que nos abren el apetito de civilidad. Días, por fin,contra el olvido.

Ahora sí es verdad que se me extiende el duelo nacional…

Tomado de:
http://prodavinci.com/blogs/a-don-simon-alberto-consalvi/

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