COLETTE CAPRILES 28 DE FEBRERO 2013
Dos observadores consuetudinarios de
la situación venezolana, Joaquín Villalobos y Fernando Mires, se han ocupado
esta semana de nosotros. Villalobos con un artículo publicado en El
País de España y Mires con una réplica en su bloghttp://polisfmires.blogspot.com. El
tema es calibrar la longevidad del chavismo, sin Chávez se entiende. En mi
opinión, Mires subraya muy bien las simplificaciones que Villalobos introduce
en su análisis, sin desestimar la conclusión. Que el chavismo “llegó para
quedarse” como afirma Villalobos con cierto aire condescendiente, después de 14
años en el poder, no es algo que asombre; sería en todo caso su extinción lo
que sorprendería. El problema es que las razones que según Villalobos
sostendrían esta supervivencia no son las correctas, y la impugnación de Mires
se limita a matizarlas en vez de ofrecer al análisis las condiciones que mejor
explicarían el asunto.
Villalobos en efecto repite la
“sabiduría convencional”, el lugar común que atribuye la fortaleza del chavismo
a la redistribución de la renta entre los pobres, al carisma del líder y a la
oposición errática (que por cierto en la versión de Villalobos alcanza a estar
compuesta por la astronómica cifra de ¡70 organizaciones!). Apenas rasguña con
ello la superficie más ramplona de las cosas, y Mires, con sus habilidades de
espadachín, remata eficazmente estos argumentos y remito al lector a
comprobarlo. De lo que no habla ninguno de los dos es de las peculiaridades del
chavismo, de su complejidad y de sus transformaciones. Sólo como ejemplos, hay
tres dimensiones que deberían incluirse:
La primera es que la idea de que los
pobres forman la base de apoyo mayoritaria electoral del chavismo no ha podido
ser confirmada. Así como lo oyen: Noam Lupu publicó en 2010 un artículo
académico que muestra que, exceptuando las elecciones de 1998, no hay sesgo de
clase en el voto chavista, al menos hasta las elecciones presidenciales de
2006. Y Javier Corrales, profesor en Amherst, publicó en Foreign
Affairs, el 04/12/2012, una pieza llamada “Cómo hace negocios Chávez”. La
tesis es que, aunque atacando al sector privado en el discurso y reduciéndolo
al mínimo en la práctica, este sector privado, ultradependiente, es
extremadamente rentable y explica el apoyo a la gestión de Chávez. Un
indicador: entre 2000 y 2010, el mercado bursátil aumentó 875%, mientras el
salario real cayó 40%. Durante el mismo periodo, en Chile, el mercado bursátil
aumentó 375%, en Brasil 399%, en México 654%.
Por otra parte, el asunto de la
identidad política. Mientras se ignore el largo proceso de construcción de las
mitologías e ideologías del chavismo y del hiperbólico aparato de propaganda
que le sirve de plataforma, no se está evaluando correctamente una de sus
fortalezas. Si se sigue percibiendo que se está frente a un fenómeno
carismático que tendría por contraparte un pueblo “pobrecito” sediento de
imágenes heroicas, se está simplemente siendo víctima de esa misma propaganda.
Una serie de técnicas narrativas importadas de detrás de la Cortina de Hierro,
y una minuciosa construcción de estereotipos sociales y políticos han dado por
resultado nuevos espacios identitarios.
Y de paso, así tampoco se podría
comprender la dimensión institucional, o la “arquitectónica” chavista, por así
decirlo, que se ha venido solidificando mientras se horada y destruye toda
institucionalidad democrática, los espacios de deliberación y de libertades, y
sobre todo, los espacios espontáneos. Una parte no pequeña de la población
venezolana está bajo el control, supervisión y “gestión” directa del Estado,
mediante sistemas de encuadramiento (listas de beneficiarios y receptores de
programas “sociales” articuladas con unidades de trabajo político, etc.) que
forman una red de muchos niveles de complejidad, uno de los cuales (pero sin
reducirse a este) es la actuación como feroz aparato electoral.
Un poquito más de atención, señor
Villalobos, y menos distracción, le ayudarán además a comprender que el modelo
se replica, con variaciones locales y consecuencias impredecibles.
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