Editorial Analitica.com Lunes, 26 de agosto de 2013
Estamos convencidos que
Capriles tiene la razón al plantear la elección del 8D como un plebiscito
contra el régimen ya que su actitud serena y responsable al evitar desencadenar
una violencia destructiva, será uno de los factores que atraerá un monto
significativo de votos
Pareciera que hay aún algunos
venezolanos que siguen repitiendo el monólogo de Hamlet Ser o no ser he allí el dilema . En realidad
esa pregunta no debería hacérsela un verdadero demócrata, incluso en las
circunstancias tan turbias como las que actualmente vivimos en nuestro país.
Todos estamos conscientes de la falta de objetividad del CNE y de la capacidad
infinita del régimen por hacer toda clase de actos fraudulentos, sin embargo, y
a pesar de que manipularon los resultados del 14 de abril otorgándole un margen
pírrico a Maduro, la verdad que los
aterra es que la alternativa democrática sigue creciendo a paso de vencedores.
No se debe olvidar que la oposición
ganó el voto popular en las últimas legislativas obteniendo 52% de la votación
popular y si no obtuvo, como le correspondía, la mayoría en la Asamblea, fue
porque diligentemente el CNE modificó las circunscripciones electorales a favor
del PSUV, dándole más peso a aquellos estados en los que ese partido era más
fuerte. Pero igual, la verdad que salió a la luz pública fue que la alternativa
democrática era legalmente la mayoría electoral.
No se debe dejar de lado que en la
elección de abril la tarjeta de la Unidad Democrática obtuvo más votos que la
del PSUV, obteniendo por lo tanto el derecho a ser la que escoja primero su
ubicación en el tarjetón del 8D.
Estamos convencidos que Capriles tiene
la razón al plantear la elección del 8D como un plebiscito contra el régimen ya
que su actitud serena y responsable al evitar desencadenar, como pretendería
provocarlo el régimen, una violencia destructiva será uno de los factores que atraerá un monto significativo de votos provenientes de un
chavismo desencantado con la corrupción, la ineficiencia y la incapacidad de
gobernar de los herederos de Chávez.
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