Paola Bautista de Alemán/
Vicepresidente de la Asociación Civil FORMA 21 de agosto de 2013
La Revolución apretó el acelerador
y esa realidad, que corresponde a la naturaleza totalitaria del régimen, se
traduce en el crecimiento del terror. La bóveda del miedo se cierra, los
espacios de difusión desaparecen y la injusticia revolucionaria, sin ningún
tipo de vergüenza, funciona como arma de sometimiento y persecución a las voces
disidentes
La Revolución apretó el acelerador y
esa realidad, que corresponde a la naturaleza totalitaria del régimen, se
traduce en el crecimiento del terror. La bóveda del miedo se cierra, los
espacios de difusión desaparecen y la injusticia revolucionaria, sin ningún
tipo de vergüenza, funciona como arma de sometimiento y persecución a las voces
disidentes.
El miedo es un síntoma propio de las
sociedades autocráticas con rasgos totalitarios. La persecución
institucionalizada con velo de legalidad, como la que vivimos en Venezuela,
hace que nos ensimismemos; que acudamos al popular “sálvese quien pueda”.
Fomenta el individualismo y la lucha por la supervivencia.
¿Qué ha cambiado en las últimas
semanas? ¿Por qué ha crecido el miedo? El terror se acentúa porque la
revolución avanza en su perversidad y no vemos muros de contención en el
horizonte. El terror se irradia cuando ocurren injusticias terribles y la
sociedad entera no ofrece testimonio visible de indignación. Es un círculo
vicioso que funciona de la siguiente manera: Primero el régimen ataca – siempre
brutal y de manera barbárica.
Esta realidad hace que la sociedad se
atemorice y, por lo tanto, se ensimisme. La introspección y el silencio generan
desaliento, desesperanza e inacción. Entonces, cuando estamos paralizados por
el miedo, la bestia vuelve a su presa. La revolución nos vuelve a atacar.
Las arremetidas más recientes del
régimen – el ataque al parlamento, el auto de detención a Oscar López, la
persecución a Primero Justicia, las decisiones serviciales del TSJ, la
dominación revolucionaria de Globovisión, la censura en los
medios de comunicación, la implementación del reglamento 058 en la educación –
han golpeado la moral de la sociedad entera. Se respira desaliento y
desesperanza. Pareciera que no basta que se nos pida esperar hasta el 08 de
diciembre; luce que hace falta algún tipo de reacción que invite a la esperanza
y reavive la confianza en que vendrán tiempos mejores.
Sin duda alguna la vía electoral es el
camino que escogimos transitar; sin embargo, esa vía no se debe aislar de la
agenda real por dos razones: primero, por motivos de justicia; no es bueno el
silencio cuando se comenten infamias como las que estamos viviendo y segundo,
por un sentido práctico; la única manera de estimular la lucha electoral es
atándola a lo que lleva a resistir.
Probablemente, al revisar estas
líneas, algún lector pensará que exagero, que las cosas no son así; se
refugiará en la negación del que no quiere ver. Lamentablemente, poco importa
si volteamos la cara a la verdad de las cosas. Tarde o temprano la realidad nos
alcanzará; no nos quedará más remedio que aceptar que existe y tendremos
entonces tres caminos: acostumbrarnos a vivir sometidos, huir del problema o
luchar en su contra. Estas son las opciones cuando la bestia sigue a su presa.
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