Por Juan Andres Mejía, 20/08/2013
Esta reflexión la escribo en medio de la
indignación por la forma triste y cobarde con la que el oficialismo lleva los
debates en la Asamblea Nacional. No cabe ninguna duda de que este gobierno sin
legitimidad, usa el poder de las instituciones para perseguir a los ciudadanos.
Uno de los abusos más evidentes que ha
sucedido desde abril, es que la persecución no ha sido solo contra el político.
Están persiguiendo a cualquier ciudadano de a pie que disienta con el gobierno.
Los hechos de la AN son una muestra más de que estamos en presencia de un golpe
de estado a la Constitución. La gran pregunta es ¿cómo defenderla?
afortunadamente dentro de esta hay suficientes respuestas.
La estrategia del gobierno ha sido
criminalizar a todo aquel que proteste, y vale la pena decirlo, buena parte de
la oposición ha caído en el chantaje. En los últimos meses Mahatma Gandhi ha
sido citado como un ejemplo de lucha, pero debo recordar también que Gandhi no
se quedaba en su casa viendo como le arrebatan sus derechos, él salía a la
calle a desafiar al gobierno a pesar de las amenazas.
No estoy hablando aquí de protestar solo por
hechos como el de la AN, estoy hablando de protestar también por la falta de
servicios, por el incumplimiento de promesas de la Misión Vivienda, el costo de
la cesta básica, la inseguridad, el incumplimiento de contratos colectivos, la
falta de presupuesto y autonomía universitaria! Protestar por todos y cada uno
de los derechos consagrados en la Constitución.
Hay quienes proponen seguir esperando, jugar
al desgaste. A ellos debo recordarles que gobiernos ilegítimos como este no
cambian si no los hacemos cambiar. ¿Cuántas vidas se seguirán perdiendo en
manos del hampa? ¿Cuántas libertades seguiremos cediendo mientras tanto?
Espero que no se confunda mi llamado, no
estoy planteando acá soluciones inmediatas, no estoy planteando atajos ni
golpes, lo que estoy diciendo de forma muy clara es que gobiernos como este no
conceden derechos, los secuestran, es por eso que nuestra obligación es
conquistarlos.
Las vías son múltiples, podemos convocar una
constituyente, una reforma, un referéndum a los diputados, a una enmienda o
simplemente mostrar nuestro descontento con protestas para obligar al gobierno
a rectificar. A pesar de que muchos han perdido la fe, estas cosas funcionan y
nos han permitido resistir y avanzar.
No hay receta mágica y no pretendo
inventarla, solo anhelo que como oposición que somos, entendamos que en
circunstancias como estas, protestar por nuestros derechos no es un delito, es
un deber. Los cambios no ocurren, los cambios se generan y esa es nuestra
responsabilidad.
Juan Andres Mejía
@JuanAndresMejia
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