WILFREDO FRANCO jueves 29 de
agosto de 2013
Martin Luther King y Nelson Mandela
lograron la liberación de Estados Unidos y de Suráfrica de una de las
aberraciones espirituales y materiales del fondo más oscuro del ser humano: la
discriminación racial. Y lo lograron sin violencia y sin el poder y el dinero
del Estado. Dictadores, mayormente militares, como Gadafi en Libia, Mubarak en
Egipto y la dinastía Assan en Siria, han disfrutado del poder y del dinero
público por décadas para hundir a sus países en situaciones terribles que
incluyen guerras, corrupción, muerte y miseria. Los Kim en Corea del Norte y
los Castro en Cuba han hambreado de libertades y alimentos a sus pueblos por
medio siglo. ¿Tanto poder, tanto tiempo, para qué? En el otro extremo, Ghandi
en la India libertó a una gigantesca nación sin el uso de la violencia y en
Brasil, España y Chile, las fuerzas políticas, con líderes inteligentes y el
respaldo de sus pueblos, acabaron con las dictaduras y encaminaron a sus países
sin guerras ni atrocidades. Martin Luther King y Mandela, al igual que Ghandi,
son símbolos inmortales y universales de la lucha y victoria de una causa justa
sin violencia.
Venezuela es una nación que dejó de serlo para convertirse en una colonia sometida y dominada materialmente por las necesidades del sistema cubano en bancarrota, pero mil veces peor, por aberraciones del fondo más oscuro del ser humano: la corrupción y la obscenidad gubernamental, sazonadas por el desprecio a la dignidad y a la vida humana. Venezuela es víctima de la violencia impuesta por el gobierno a través de todas las instancias del Estado, y de la violencia cultivada por el gobierno entre hermanos y compatriotas del mismo pueblo. Y todo ello con el fin más mezquino y personalista: ¡Conservar el poder a toda costa! No importa el mal causado a la nación y a su pueblo.
La violencia gubernamental se expresa en los asesinatos de la marcha de abril 2002 y la negación a la comisión de la verdad, la muerte de Brito y muchos otros reclamando sus humildes derechos, el suplicio y la agonía de Simonovis y Afiuni, presos, como muchos, de un sistema sin respeto a la ley; igualmente se expresa en las decenas de miles de muertos cada año por crímenes sin control, sin culpables, sin justicia. La violencia se expresa también en el quiebre implacable de la economía y del desarrollo nacional, pese a haber tenido en sus manos cifras fabulosas de ingresos petroleros, deuda pública impúdica e impuestos pagados por la ciudadanía.
La obscenidad gubernamental se expresa en las actuaciones de los diputados del oficialismo en la Asamblea Nacional, al igual que en las de los jerarcas del Ejecutivo, pero también en su forma de vida, injustificable e inexplicable con tan solo sus salarios. Es una obscenidad en la cara del pueblo no haber designado Contralor General, como manda la ley, ni a los magistrados del TSJ ni del CNE, y hablar de lucha contra la corrupción; también lo es mantener a los jueces en calidad provisional para someter al sistema de justicia, y hablar de lucha contra la corrupción. Es una obscenidad manejar la mitad de los cuantiosos ingresos de Pdvsa al libre albedrio y sin control, y que además no haya suficientes dólares para el sistema económico nacional, y hablar de lucha contra la corrupción. El pago de dineros indebidos a gestores, funcionarios, policías, inspectores de tránsito, guardias nacionales es pan de cada día. Y todo ello es tan terriblemente malo, como la discriminación racial combatida por King y por Mandela.
Venezuela necesita ser liberada de todos esos males. Para lograrlo sigamos el camino de King y de Mandela. Ellos lograron que la población segregada y sometida, y sin siquiera derecho a voto, alcanzara el poder; y todo ello sin violencia, pavimentando la vía para más logros en busca del bienestar de todos.
El primer paso del largo camino a la nueva independencia de Venezuela es salir de este gobierno, y debe ser por la vía constitucional. La protesta en la calle y a través de radio bemba, cada día y en todas partes frente a cada injusticia, frente a cada obscenidad, debe expresarse también con la firme voluntad de votar en cada oportunidad que la Constitución y las leyes lo dispongan. Seamos firmes en la lucha contra los males del fondo oscuro del ser humano que hoy dominan y someten a Venezuela.
Tomado de: http://www.eluniversal.com/opinion/130829/martin-luther-king-un-camino-para-venezuela#.Uh-LySRHz_o.gmail
Venezuela es una nación que dejó de serlo para convertirse en una colonia sometida y dominada materialmente por las necesidades del sistema cubano en bancarrota, pero mil veces peor, por aberraciones del fondo más oscuro del ser humano: la corrupción y la obscenidad gubernamental, sazonadas por el desprecio a la dignidad y a la vida humana. Venezuela es víctima de la violencia impuesta por el gobierno a través de todas las instancias del Estado, y de la violencia cultivada por el gobierno entre hermanos y compatriotas del mismo pueblo. Y todo ello con el fin más mezquino y personalista: ¡Conservar el poder a toda costa! No importa el mal causado a la nación y a su pueblo.
La violencia gubernamental se expresa en los asesinatos de la marcha de abril 2002 y la negación a la comisión de la verdad, la muerte de Brito y muchos otros reclamando sus humildes derechos, el suplicio y la agonía de Simonovis y Afiuni, presos, como muchos, de un sistema sin respeto a la ley; igualmente se expresa en las decenas de miles de muertos cada año por crímenes sin control, sin culpables, sin justicia. La violencia se expresa también en el quiebre implacable de la economía y del desarrollo nacional, pese a haber tenido en sus manos cifras fabulosas de ingresos petroleros, deuda pública impúdica e impuestos pagados por la ciudadanía.
La obscenidad gubernamental se expresa en las actuaciones de los diputados del oficialismo en la Asamblea Nacional, al igual que en las de los jerarcas del Ejecutivo, pero también en su forma de vida, injustificable e inexplicable con tan solo sus salarios. Es una obscenidad en la cara del pueblo no haber designado Contralor General, como manda la ley, ni a los magistrados del TSJ ni del CNE, y hablar de lucha contra la corrupción; también lo es mantener a los jueces en calidad provisional para someter al sistema de justicia, y hablar de lucha contra la corrupción. Es una obscenidad manejar la mitad de los cuantiosos ingresos de Pdvsa al libre albedrio y sin control, y que además no haya suficientes dólares para el sistema económico nacional, y hablar de lucha contra la corrupción. El pago de dineros indebidos a gestores, funcionarios, policías, inspectores de tránsito, guardias nacionales es pan de cada día. Y todo ello es tan terriblemente malo, como la discriminación racial combatida por King y por Mandela.
Venezuela necesita ser liberada de todos esos males. Para lograrlo sigamos el camino de King y de Mandela. Ellos lograron que la población segregada y sometida, y sin siquiera derecho a voto, alcanzara el poder; y todo ello sin violencia, pavimentando la vía para más logros en busca del bienestar de todos.
El primer paso del largo camino a la nueva independencia de Venezuela es salir de este gobierno, y debe ser por la vía constitucional. La protesta en la calle y a través de radio bemba, cada día y en todas partes frente a cada injusticia, frente a cada obscenidad, debe expresarse también con la firme voluntad de votar en cada oportunidad que la Constitución y las leyes lo dispongan. Seamos firmes en la lucha contra los males del fondo oscuro del ser humano que hoy dominan y someten a Venezuela.
Tomado de: http://www.eluniversal.com/opinion/130829/martin-luther-king-un-camino-para-venezuela#.Uh-LySRHz_o.gmail
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