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martes, 27 de agosto de 2013

¡Enemigos del pueblo!


Por Olga Ramos, 25/08/2013
@olgaramos

I- Sobre las tablas: Skena
Uno lee en cartelera: “El Grupo Teatral Skena (@SkenaTeatro) presenta a Jorge Palacios (@JorgePalaciosx) y Basilio Álvarez (@BasilioAlvarezC) en “Enemigo del pueblo” (@ElEnemigoSkena) de Henrik Ibsen, versión de Ugo Ulive”, y sin duda alguna, compra la entrada, respira profundo y se va al encuentro de ese retrato que, seguro, te restregará en la cara una parte importante de nuestra miseria nacional.
(Aclaratoria para los que no sepan: “En folkefiende” en noruego, o “un enemigo del pueblo” en castellano, es una obra de Henrik Ibsen publicada en el 82, pero en 1882. Esa obra, detalles más, detalles menos, retrata una conducta social y política que, lamentablemente, sigue vigente).
Skena tiene sus funciones en Corpbanca (@cculturalbodcb) hasta mediados de octubre, por lo que están todos a tiempo de ir a verla. (La versión de Ugo Ulive es excelente, cuenta con una tremenda puesta en escena y muy buenas actuaciones, en especial las de Basilio Álvarez y Jorge Palacios. “Un enemigo del pueblo” es del grupo de obras de teatro, presentadas en estos tiempos, que nos invita a reflexionar como sociedad política).
II - por aclamación: Henry y Lázaro
Conocí a Henry Vivas en una marcha, la primera en la que se cruzaban, a la altura de La Hoyada y a dos niveles, manifestantes opositores con simpatizantes del gobierno. Los segundos se dieron cita en respuesta a la convocatoria opositora, también fue una de las primeras puestas en escena de la táctica que podríamos denominar: "en la calle nos medimos"
En el cruce, hubo un momento de “lluvia de objetos y botellas” generosamente enviados por los que circulaban por el piso de abajo. Los que andábamos por el de arriba nos asombramos-asustamos-molestamos y buscamos refugio temporal, para inmediatamente-escampando, continuar la marcha.
A unos cuantos metros, en una esquina y en su moto, estaba Henry Vivas, con su uniforme de Policía Metropolitano, conversando amablemente con todo el que pasaba y escuchando con mucha humildad y paciencia los reclamos de los manifestantes molestos por el ataque inesperado.
Me detuve a conversar con él un rato. Me encantó su mezcla de sencillez y preparación. Siempre recordaré de aquella conversa, como Henry defendía a Lina Ron porque consideraba que era una mujer que sólo luchaba por los ideales en los que creía. -Henry era amigo de Lina, desde su punto de vista la entendía y nunca dudó en defenderla.
Lázaro Forero fue mi alumno en una de las promociones del curso de formación de Líderes Emergentes que hace unos años ofreciera el IESA. En un par de promociones, un pequeño grupo de agentes de la Policía Metropolitana y otro de Bomberos, compartieron ese espacio de formación con miembros de las juventudes de algunos partidos políticos y con jóvenes de diversas organizaciones sociales.
Lázaro, como Henry, tenía esa mezcla de sencillez y preparación que le permitía cumplir con excelencia su trabajo y a la vez tener el espíritu de servicio que se espera de alguien que ejerza esa difícil profesión. Por cierto, Yajaira Castro de Forero, esposa de Lázaro y una aguerrida comisario de la PM e incansable luchadora, también participó en el curso. Ella fue una de las mejores estudiantes de su promoción, en mi materia.
Forero y Vivas estaban listos para jubilarse y decidieron postergar el trámite, porque sentían que podían dar un poco más, en momentos complicados para el país, en los que, entre otras, apenas se consolidaban los esfuerzos para la profesionalización de la Policía Metropolitana.
En esa extensión de su tiempo de servicio, se produjeron los hechos por los que han pretendido convertirlos, injustamente y por "aclamación popular", en “enemigos del pueblo”.
III - y... "operadores políticos", por sus propios méritos
(Sección no apta para todo público)
Cuando se vive en sociedad, llevar a cabo propuestas, políticas públicas, visiones de país, o de comunidad, pasa por el ineludible proceso de construir la "viabilidad política" de lo que se quiere emprender, es decir, lograr la combinación de fuerzas y el apoyo necesario, como para que la iniciativa en cuestión, forme parte de la agenda pública, se apruebe en el proceso de toma de decisiones correspondiente y cuente con los recursos y el apoyo que garantice que se instrumente de manera exitosa.
Muchos son los espacios y dimensiones en los que esta viabilidad se trabaja y se construye, así como diversos son los mecanismos y prácticas que se emplean para ello.
En el ámbito de la ciudadanía política, debatir y manifestar son dos tipos de prácticas de uso común. Sin embargo, como en todo, y ética política mediante, hay prácticas y prácticas.
"El enemigo del pueblo" nos ilustra cómo estas dos prácticas, en lugar de ser utilizadas como mecanismos para promover la participación y facilitar la construcción colectiva de acuerdos en torno a una situación o propuesta, pueden convertirse en espacios para forzar "viabilidad política" por encima de toda argumentación y así, complacer a determinados intereses.
El lobby o el cabildeo, es otra práctica política común y corriente. Es cada vez más utilizada como mecanismo para influir en la toma de decisiones, promoviendo que los actores clave en ella, conozcan y apoyen iniciativas concretas. Pero como todos, es un mecanismo que, como nos ilustra "El enemigo del pueblo", puede ponerse al servicio de algunos haciendo uso del chantaje y la corrupción.
Debatir, manifestar, cabildear, como prácticas, como parte del ejercicio de la ciudadanía política, en democracia, requieren de una ética política que las sustente.
"El enemigo del pueblo", nos recuerda ésto, nos ilustra cómo pueden cambiar las cosas dependiendo de la "ética política" que se practique. Nos enseña cómo funciona la "construcción de viabilidad política" en el marco de acción de que los que a algunos les ha dado por denominar "operadores políticos", un ámbito de acción reservado a "entendidos" y habilidosos.
(A partir de aquí que se moleste quién quiera...)
Los "operadores políticos" pululan por los espacios de poder. En algunos casos, los encabezan y hasta los presiden. Para ellos, la "acción política" es como una especie de arte que cultivan, la "dinámica política", el espacio para "demostrar" su maestría y "la política" el campo de batalla en el que apuestan a vencer, desplegando, a cualquier costo, su capacidad de influencia.
En nuestro país, abundan estos elementos. Tuve la oportunidad de conocer personalmente a muchos de ellos, en los tiempos en los que participaba activamente en la extinta Coordinadora Democrática. Allí pude verlos en plena acción y en primera fila. Los había para todos los gustos, oficialistas, opositores y "ni-ni"; político-partidistas, gremialistas, agentes libres o miembros de grupos diversos de la sociedad organizada; militares y civiles; novatos y experimentados; tejedores finos o de acción torpe y burda. Una gama muy amplia y variopinta que, sin embargo, tenían -aún tienen- en común como propósito "construir a como dé lugar, viabilidad política" -así resultara sólo una construcción mediática- y que comparten el maquiavélico principio de la realpolitik, sobre la utilidad de la ética en la acción política.
En algunos círculos, los "operadores políticos" son aclamados como héroes, o como los grandes artífices de las estrategias, exitosas o fallidas, de la oposición, de los no alineados o del oficialismo. Otros, en cambio, pasan desapercibidos. A algunos, desde mi punto de vista, los más afortunados, los he visto reinventarse, ajustar su ética política y dejar fluir su vena democrática y ciudadana.
Paradójicamente, pocos de ellos corren el riesgo de ser declarados como auténticos "enemigos del pueblo".
¡Salud!

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