Páginas

lunes, 19 de agosto de 2013

La mirada sociológica


Por Lissette González, 18/08/2013

Hace unos meses circuló en las redes sociales esta caricatura sobre un par de estudiantes de sociología. En pocas palabras dice mucho sobre nuestro oficio. Confieso que cuando escucho a mis estudiantes diciendo cosas como “la sociología me cambió la vida” u otras por el mismo estilo, me suelo sentir un tanto hastiada, porque dicho así no parece que el joven en cuestión esté describiendo sus primeros pasos en una disciplina científica, sino más bien una suerte de conversión religiosa. Pero mirando el asunto con mayor frialdad, es cierto que una vez que empiezas a adentrarte en la teoría sociológica no puedes volver a mirar lo que te rodea con los mismos ojos. La sociología ofrece, sin duda, una forma de mirar la realidad.

Mientras a nuestro alrededor a todos les parece normal que los hombres solo puedan vestir pantalones, nosotros sabemos que eso es un elemento cultural, no natural. Mientras hoy en Venezuela hay tantos que se niegan incluso a considerar la igualdad de derechos para la comunidad sexo diversa, nosotros sabemos que igualmente inadmisibles eran las luchas de las mujeres a comienzo de este siglo y el panorama hoy es radicalmente distinto a aquella época. Sabemos que nuestras reglas de juego, nuestro orden social aparentemente sagrado e inmutable, es tan creación humana como la silla sobre la que estoy sentada o como esta computadora en la que escribo. Todo lo que nos rodea, lo que consideramos normal o real, es una construcción social.

Una vez que el estudiante ha pasado por los cursos introductorios de sociología y sus primeras lecturas, con conceptos como cultura, relativismo cultural, socialización, expectativas de rol, entre muchos otros, resulta que sus profesores, como Morfeo, le están ofreciendo una pastilla azul y una roja: “¿quieres saber cómo es la realidad? Estudia, lee, aprende a mirar”.

Y, ciertamente, todo cambia. Las fiestas de primera comunión, quince años, graduaciones o matrimonios ahora son solo "ritos de pasaje". El día de la madre, del padre, de los enamorados, etc., son solo "estrategias comerciales" para aumentar las ventas. La obsesión con la cirugía estética es el reflejo de la reducción de la mujer a la condición de objeto sexual, por tanto, de las diferencias de género que persisten en nuestra sociedad a pesar de la mayor igualdad en diversos aspectos de la vida cotidiana. Y así, tal como en matrix, después de la píldora roja todo lo que antes era tan normal, tan real, ahora nos parece un artificio.

No es casual, entonces, que nuestros estudiantes se conviertan en rebeldes, con causa o sin ella. Que cuestionen lo que se da por cierto, incluso las explicaciones que han leído y aprendido en clase. Que miren con curiosidad y planteen nuevas preguntas. Que se dediquen a emprender proyectos de muy diversa índole porque saben que la sociedad es un proyecto en construcción.

Pero esta mirada crítica tiene también su aspecto negativo y es la ausencia de seguridades o certezas. Puede resultar aterrador, pero yo encuentro que es fascinante el mundo que se abre a quien decide asumir este oficio. ¡Bienvenidos!


Lissette González
@LissetteCGA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico