Escrito por Gerónimo Figueroa Figuera Domingo, 18 de
Agosto de 2013
Otra vez el Plan Patria Segura. Esta
vez se trata del asesinato de otro venezolano con dos balazos muy certeros en
la cabeza disparados desde un convoy militar adscrito a la 41 Brigada Blindada
que transitaba después de la media noche por una calle de la parroquia Santa
Rosa de Valencia, cuando un pequeño carro Ford Fiesta, su conductor tuvo que
maniobrar para no chocar contra un vehículo militar que sorpresivamente
desembocó en la esquina, pero los militares en vez de prestarle auxilio, dos
argentos francotiradores entrenados para matar, lo que hicieron fue disparar
exactamente donde calcularon estaba la cabeza del conductor.
El asesinato fue el 8 de agosto, el
mismo dia que colectivos del 23 entregaron las armas y al mismo tiempo fueron
insertados por Maduro a la milicia bolivariana.
Anderson Oliveros, estudiante de
Derecho en la Universidad de Carabobo, celebraba sus 20 años y en su honor se
realizaba una pequeña reunión en su residencia y pasada la media noche le
pidió prestado a su hermano un vehículo para llevar a una amiga a casa. Ya de
regreso, a seis cuadras de su hogar, para comerse la torta de piña que sus
familiares le habían preparado encontró la muerte de dos balazos en la cabeza y
los militares después asesinarlo recogieron las conchas de los proyectiles
disparados para “limpiar” el sitio del crimen.
Luego se dirigieron hacia el pequeño
carro y al abrir la puerta del chofer, se encuentran que Anderson no andaba
solo, lo acompañaban dos amigos Moisés y Katy. En ese momento los del Plan
Patria Segura intentaron huir y Katy se paró frente al convoy militar para
impedir que se fugaran, mientras Moisés llamaba por teléfono a sus
compañeros que se encontraban en la reunión familiar y daba gritos para alertar
a los vecinos de la cuadra, los cuales salieron y cercaron al convoy evitando
que los militares asesinos escaparan.
Hace pocas semanas el país se
estremeció con la muerte, en el estado Falcón, de Luimina Pacheco y sus hijas a
manos de guardias nacionales, quienes fueron excusados por el gobierno diciendo
que no eran miembros del Plan “Patria Segura” sino que se encontraban en
persecución de un criminal. Igualmente esta en la lista de los caídos frente al
Plan Patria Segura el motorizado con un balazo de fusil por la espalda
disparado por un guardia nacional en Petare del municipio Sucre, de Miranda.
En ese sentido, y mientras no haya un
Plan de Seguridad Ciudadana bien diseñado por gente que sepa de eso y el
gobierno de Maduro mantenga al ejército en la calle como símbolo de miedo a la
población, la muerte de Anderson Oliveros no será la última producida por
disparos de las armas que la república entrega a los militares para que
protejan la frontera o de cualquier ataque externo.
Ministros y generales se dan
palmaditas en sus hombros felicitándose por el funcionamiento del Plan y Cada
vez que muere un civil, nos aseguran que los militares implicados serán
investigados e irán presos, pero inmediatamente con propaganda barata se apuran
a recordarnos que el Plan ha “disminuido la delincuencia”. Eso es como decir,
no importa que los militares asesinen a civiles inocentes como Anderson
Oliveros de 20 años de edad, estudiante a punto de graduarse de abogado y
con muchos sueños de futuro.
El Plan Patria Segura es una mentira
mas grande que la Catedral de Roma. Cada semana y cada mes aumenta el número de
muertos por la violencia sembrada por un discurso perverso, pareciera que hay
que temerle mas a una alcabala o patrulla militar que a la propia delincuencia
que también está muy bien armada. Y lo mas preocupante, es que la clase
política democrática da respuestas muy tímidas y la ciudadanía está como
adormecida sin reaccionar. Los soldados y especialmente los francotiradores
están entrenados para matar y eso hay que pararlo.
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