Luis Manuel Esculpí septiembre de 2014
En los más diversos círculos,
incluyendo oficialistas, algunos opositores y "no alineados";
distintos analistas también se ilusionaron con la salida de Giordani del
gabinete y con el aparente triunfo de los presuntos moderados o "aperturistas"
en el seno del gobierno. Opiniones sumamente críticas se atenuaron llegando a
situar al poderoso Ministro "Dojo Dojito" junto a Merentes en el
campo de los renovadores, quienes supuestamente habían convencido a Nicolás de
iniciar una política económica de apertura y de dar un "golpe de
timón" que lo diferenciaría de su antecesor y adelantaría reformas que en
esa materia, podría concitar respaldos de distinto signo.
Las reuniones del gobierno con
sectores del empresariado, los discursos de Maduro criticando a la "izquierda
trasnochada" negando así sus orígenes y prometiendo anuncios de medidas y
sacudones, contribuyeron a generar ilusiones que, con el paso del tiempo, se
desvanecieron. Los "analistas" que especularon acerca de la
implantación de un modelo semejante al chino: fuerte autoritarismo en lo
político y un marcado pragmatismo en lo económico, fueron abandonando
progresivamente sus falsas expectativas.
La declaración de la "guerra
económica", el no reconocimiento del fracaso de un modelo, el recurrir a
nuevos elementos en la política de controles como la Tarjeta de Racionamiento
Electrónica y ocultar la cifras de inflación y escasez, no son precisamente
señales indicativas de apertura, muy al contrario son signos de continuidad de
una política que ha hundido al país hasta el punto en el cual nos encontramos.
La recurrente postergación de los
anunciados anuncios, las "idas y venidas" obedecen a dos razones
principales: las contradicciones en el grupo gobernante y el conocimiento del
poco respaldo del que disponen y que reflejan todos los estudios de opinión.
El gobierno se encuentra en una
verdadera encrucijada, o más bien en un callejón sin salida, si adopta las
medidas que algunos aconsejan; pagaría un altísimo costo político, por su
contenido anti popular, en uno de los momentos de mayor desprestigio en estos
15 años y si no las asume, corriendo la arruga se continuará agudizando la
crisis social y económica.
Ya hemos señalado que el pregonado
Sacudón se convirtió en un leve soplido, Nicolás está consciente de la
debilidad de su respaldo político, de lo grave de sus contradicciones y anda
como navegante sin brújula.
Sectores del oficialismo comentan que
finalmente las medidas que anunciarán son sumamente tímidas y no van al fondo
del problema, no atienden a la corrección de sus erradas políticas, muy por el
contrario todo indica que se acentuarán los rasgos perversos de la aplicación
del modelo cubano.
El gobierno se encuentra cada vez más
enredado, ya no es capaz de despertar entusiasmo ni entre sus propios partidarios,
las expectativas cada vez resultan más falsas y aparece más nítidamente la
necesidad del cambio político. Los tiempos por venir se anuncian plenos de
dificultades y a la vez pudieran ser sumamente promisorios para los sectores
democráticos. ¡Que así sea depende de nosotros, de todos nosotros!
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