Por René Núñez,
11/11/2015
El ser humano no es perfecto. La búsqueda de la perfección social ha
sido uno de sus retos de vida en los últimos tiempos. Conflictos y crisis han
existido y existirán siempre. Con inteligencia se han prevenido y reducidos.
En democracia, los derechos de información, participación, asociación y
expresión sobre lo público, son las fortalezas de la participación ciudadana. Desconocerlos
y negarlos desde el Estado y los gobiernos, se considera una afrenta contra las
libertades, la constitución y la república.
La participación ciudadana es un componente esencial de la gestión
pública, de la gobernabilidad democrática y de la toma de decisiones en materia
de desarrollo sostenible. Así lo reconoció en 2011 la XXI Cumbre Iberoamericana
de Jefes de Estado y de Gobierno de Paraguay.
No hay razones para que el Estado y el régimen venezolano,
sospechosamente haya dejado de informarnos oportuna y verazmente los índices
mensuales de la macro economía, entre otros, como los de la inflación, los
ingresos petroleros, los montos de la deuda nacional y externa, el PIB, etc.
La preocupación aumenta entre los nacionales cuando tampoco se explican
ni se dan a la gente respuestas certeras y confiables de las soluciones de sus
dificultades y problemas sociales. Pueblos con derechos constitucionales a
tener aspiraciones de progresar y desarrollarse individual y colectivamente sin
restricciones y exclusiones de ninguna naturaleza.
Los venezolanos, a quienes se deben rectores y funcionarios públicos,
estamos obligados igualmente a estar informado de sus desempeños, por cuanto la
administración pública está fundamentada en los principios de honestidad,
participación, celeridad, eficacia, transparencia, rendición de cuentas y
responsabilidad en el ejercicio de la gestión, con sometimiento pleno a la ley
y al derecho, como lo exige la constitución del 99 en su artículo 141. Baja
ninguna circunstancia puede eludirse o ignorarse.
En países donde hay estado de derecho, el perjurio está tipificado en
la ley como un delito mayor, castigado severamente, independientemente del
status social o de poder de quien lo cometa. Como debe ser. Pues un funcionario
público es un modelador de la sociedad como lo es un educador.
En Venezuela se está ante una cuasi cultura inicua con cierto dominio
de gobierno bajo el silencio de unos poderes públicos, que no combaten menos
sancionan a los infractores de la norma, de los vicios, de los abusos, de los
incumplidores de presupuestos y programas.
Hace falta una voluntad política ciudadana y lúcida para repensar el
país y sacarlo de la sombra de la oscuridad e ignominia a que ha sido sometido
en los últimos años por sus conductores y administradores.
Una mentira tras otra, una incompetencia sumándose a otra, una cetrería
permanente en contra de los que piensan diferentes o protestan exigiendo
respuestas a sus reclamos laborales y sociales. Una gobernabilidad debilitada e
incierta, lo que hace mayor la angustia y la desesperanza de las familias al no
ver mejoría en sus condiciones de vida.
"Las democracias son capaces de sobrevivir sólo cuando son
entendidas por sus ciudadanos”, dice Giovanny Sartori. Por ello, se hace
necesario de una conciencia basada en la educación y una cultura de bien común,
estructurada con los valores eternos de la sociedad: moralidad, espiritualidad
y ética. La causa de la crisis nacional, somos nosotros, los ciudadanos. No es
la clase política, apenas el triste efecto. Nunca es tarde para hacer lo
correcto. Tenemos dos vías para participar e incidir, una corta: acertar con el
voto para asegurar líderes y gobiernos competentes y honestos. Y otra, larga,
luchar desde abajo para producir los cambios requeridos. “La oscuridad no puede
sacarnos de la oscuridad. Solo la luz puede hacerlo”, Martin Luther King
Presidente del Ifedec, Capítulo Bolívar
@renenunez51
Los domingo, 8 a 9 am, en ONDA GLOBAL por www.onda973fm.com
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