Por Ángel Oropeza
La historia la saben muchos
amigos que estaban en el gobierno en ese momento, algunos de los cuales todavía
siguen allí. Cuando alguien le preguntó al anterior presidente por qué seguía
hablando de gobernar “hasta 2021”, cuando realmente debía ser hasta 2019 o
2025, su respuesta fue que la frase “ya había pegado”, pero –lo más importante–
que ya había provocado el efecto deseado, porque los opositores “se arrech…
mucho cuando la oían”.
En estos días, los expertos
en marketing electoral del oficialismo la han vuelto a pegar. Han puesto a la
gente a hablar de una frase improvisada –producto de la urgencia y de la
angustia del actual mandatario– y la han convertido en eslogan publicitario.
Los muy bien pagados
laboratorios comunicacionales del gobierno funcionan, entre otros insumos, con
el seguimiento a cuanta cosa se les ocurra a los voceros de la oligarquía
gobernante, tal como lo hacían con el anterior presidente. A través del
monitoreo permanente de las redes sociales, medios impresos y radioeléctricos, focus
groups, encuestas flash y otros instrumentos de medición de opinión pública
hacen seguimiento continuo a las reacciones de la gente. Así, lo que sea
valorado como positivo o, por el contrario, lo que provoca molestia, miedo o
escándalo entre los opositores, pasa a convertirse en issue de la
campaña comunicacional. Ese es el caso del tristemente famoso “como sea”.
Las reacciones han sido
variadas. Ya el humor popular –ese contra el cual ningún gobierno puede– ha
comenzado con las suyas, con frases como “van a seguir haciendo cola… ¡como
sea!”, o “vamos a seguir robando… ¡como sea!”. Los observadores y analistas han
señalado que el “como sea” es en el fondo un reconocimiento a la falta de apoyo
popular y una aceptación al hecho de estar perdiendo hoy las cruciales
elecciones de diciembre. Otros han observado, con razón, que la frase
constituye un antecedente muy peligroso en cuanto supone la intención de
desconocer la soberanía popular, base fundamental de la democracia, y es una
invitación a que cualquiera pueda hacer lo mismo.
A estas explicaciones, todas
ciertas, habría que agregar tres más. En primer lugar, el hecho de que el uso
de la frase evidencia, desde el punto de vista psicológico, un tipo patológico
de personalidad, caracterizada por la inmadurez e incapacidad para aceptar lo
que sea contrario a sus deseos. Este perfil es el típico de los violadores, de
los déspotas y de aquellos enfermos que no entienden otra forma de lograr las
cosas que “a juro”.
En segundo lugar, es una
contradicción disparatada eso de amenazar con mandar al pueblo a la calle si
llegasen a perder. Si la gente decidió no votar por los candidatos de Maduro y
Cabello, o votó a favor de los candidatos de la Unidad, ¿con cuál pueblo
cuentan para defenderse de la derrota popular?
Y en tercer lugar, es un
contrasentido absurdo. Algunas personas se han asustado, porque creen ver en
esto un anuncio de lo que piensa hacer el oficialismo una vez que sea
derrotado. Pero se olvida un detalle importante: cualquiera que piense lanzar
esa jugada no lo anuncia, salvo que sea precisamente para asustar.
El “como sea”, último
invento de laboratorio de la decadente cúpula gobernante, es solo un
instrumento comunicacional de disuasión. Su objetivo es presentar una fantasía
de fortaleza y poderío, y que no se está en una situación de minusvalía sino de
invencibilidad, aunque sea por la fuerza.
Lo hemos dicho en otras
oportunidades y hay que repetirlo ahora: cuando los regímenes autoritarios
pierden su autoridad moral y el apoyo popular, entran en fase terminal, ya que
solo les queda la represión y la amenaza como base de sustentación de su poder.
En consecuencia, se vuelven más gritones y agresivos. Como quien silba en la
oscuridad para tratar de esconder el miedo. Su última esperanza es que la gente
no les vea las caras sino los gritos, y caiga en la trampa de la
desmovilización y el desánimo. Usted decide si se presta a ese juego.
03-11-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico