Omar Villalba 12 de septiembre de 2016
@omarvillalbag
El
pasado jueves 1ero de septiembre, contra todo pronóstico, los ciudadanos, la
MUD, a través de su convocatoria, logramos uno de los objetivos que se había
planteado hace un mes: realizar una concentración en la ciudad de Caracas con
personas provenientes de todos los rincones del país. Esta convocatoria se
realizó de la segunda semana del mes de agosto, y como todo evento anunciado
con antelación estuvo signado por la incertidumbre.
Dado
que la marcha fue anunciada, casi tres semanas antes, el gobierno tuvo la
oportunidad de plantear un sinfín de escenarios, difundir un montón de matrices
de opinión, cada una más apocalíptica que la anterior, pero, el resultado les
fue adverso, la estrategia del miedo, y la persecución, sirvieron de vertedero
para llenar los corazones de quienes iban a marchar. La situación se hizo
inocultable cuando desde el Estado Amazonas partieron cerca de 2000 indígenas
hacia Caracas dispuestos a participar en la toma de la ciudad. A este grupo se
le sumaron otras iniciativas, grupos de médicos, discapacitados en sillas de
rueda, recorridos como el del sacerdote Lenin Marcano, grupos pequeños de
ciudadanos que sortearon un recorrido entre a pie, colas, aventones, y mucha
paciencia en las alcabalas, entre otros.
Mientras
la fecha llegaba a su día, el gobierno tomaba una actitud más autoritaria, la
incertidumbre se intensificaba, las amenazas se volvían en persecución, con
guiones harto conocidos por todos, esta vez, insisto, le salió al revés la
estrategia que por muchos años se hizo práctica. Las acciones fueron diversas,
desde cerrar acceso, colocar alcabalas, hasta detener a políticos por la
supuesta posesión de cordones para explosivos. Sean ciertas o no, y muy a pesar
de las acciones adelantadas por la revolución, la gente, los ciudadanos
marchamos con la MUD, la mesa unitaria, una dirigencia concentrada, que reafirmó
que su liderazgo tiene que estar de frente con los venezolanos, no arriba ni
atrás, sino al mismo nivel de todos aquellos que entregamos nuestro esfuerzo
para que Venezuela retome el rumbo de la prosperidad, la seguridad, la
honestidad, educación y ética.
La
toma de Caracas superó todos los obstáculos planteados, se realizó en un
ambiente de total civismo y consciencia superior. Los venezolanos hemos
despertado de un letargo que nos distrajo por muchos años. El 1ro de
septiembre, los hombres y mujeres de esta patria, cambiamos la historia del
país por décadas enteras, caminamos despiertos, alertas, pero con la certeza
que el liderazgo está en nosotros, no afuera, afuera solo podemos exigir, que
se nos respete, que nos escuchen y que las decisiones que la dirigencia tome,
sea para el equilibrio y bienestar de todos por igual. Ya el 6-D, habíamos dado
un pasito, temerosos aún, pero en estos meses, nuestra confianza aceleró
nuestra certidumbre, la verdad se hizo fuerte y clara, el gobierno ya no tiene
la fuerza que lo regía, pues a medida que hemos despertado, le hemos restado la
fuerza que lo mantenía en el poder.
Como
es de esperar, la heterogeneidad de quienes conformamos al país, se manifestó,
algunos sectores esperaban grandes discursos y manifestaciones de tarima, con
mensajes desafiantes y altisonantes, pero, la gente, la mayoría, salió a unirse
a un paso de colmar las calles, la mayoría, que caminaron kilómetros y
kilómetros, no necesitan mensajes incendiarios, ellos son sus propios líderes,
ellos inspiraron a muchos, los que marchamos desde nuestras casas, sin
autobuses, sin carros, ni motos, ancianos, jóvenes que abandonaron sus
mochilas, para cambiarlas por manos vacías, y consignas de paz, HEMOS CAMBIADO!
Lo estamos haciendo diferente, todos juntos aprendiendo día a día, a rescatar
nuestro derecho a manifestar en paz, en calma y dentro de la Constitución.
Toda
manifestación pacífica, es válida. Marchar, cacerolear, concentrarse
pacíficamente, es un derecho que los gobernantes nos escuchen, y por ello el
gobierno se empeña en su estrategia de siempre, desunirnos, en la voluntad
inquebrantable de revocarlos, por la vía de la manifestación pacífica y
constitucional.
Desde
el gobierno son los mismos, eso no es materia, aquí quienes tienen que trabajar
por la Venezuela que amamos, somos todos y cada uno de los venezolanos que
estamos echándole toda la energía y fuerza a nuestros oficios, los que creemos
que sí es posible la reconciliación, la prosperidad y la justicia.
Es
tarea pendiente aún, que la MUD, nos dirija a nuevos retos cívicos, los
venezolanos ya despiertos y alertas, estamos listos para encontrar la vía de la
manifestación pacífica y contundente, tenemos derecho al Referendum
Revocatorio, a llevarlo a cabo sin demoras, y la vía, sin duda, es la presión
popular.
Lo
ocurrido el viernes en Villa Rosa, Estado Nueva Esparta, es la demostración
fehaciente de que cuando un pueblo despierta, conscientemente, cuando reconoce
que son los ciudadanos quienes tienen el mandato, a los gobernantes le sale
escuchar humildemente “el regaño”, la caceroleada a Maduro, la escuchamos más
nosotros que el propio Presidente, eso es bueno, pues nos empodera, lo que
creen que cacerolear es una pendejada, los invito a ver con humildad la fuerza
de todas las protestas pacíficas en el mundo, en el pasado, todas, sin
excepción dieron frutos, mejores que la violencia.
Para
cerrar por hoy, mi estima y honra, a todos los venezolanos de buena fe, mi
confianza a la MUD, y mis mejores vibras a aquellos que aún mantienen el velo
de la oscuridad. Vamos Venezuela, sí es posible! Juntos somos más!
@omarvillalbag
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