Omar Barboza Gutiérrez 12 de septiembre de 2016
Lo
ocurrido el 1º de Septiembre es la más contundente ratificación por parte del
pueblo venezolano de lo que ya había expresado el 6 de Diciembre del 2015, con
motivo de las elecciones parlamentarias nacionales. En esta oportunidad,
ocurrió la más multitudinaria manifestación popular que se conoce en la
historia de Venezuela y que la Agencia Internacional de Noticias Reuters estimó
en más de un millón de personas, además de haber sido realizada en paz y sin
miedo para exigir cívicamente el respeto al derecho constitucional de revocar
un gobierno que junto con derrochar una gran fortuna proveniente del ingreso
petrolero, es cada día más corrupto, ha quintuplicado la deuda externa, tiene
al pueblo pasando hambre y sufriendo la escasez de medicamentos, y una pavorosa
inseguridad ciudadana.
Definitivamente
los venezolanos y el mundo están convencidos, de que los problemas económicos y
sociales de nuestro país no tienen solución mientras Maduro y su macolla
permanezcan en el poder; es decir, es una precondición el cambio político para
que podamos, uniendo a las mejores voluntades nacionales, afrontar la gran
tarea de reconstruir a Venezuela, tanto en sus políticas públicas, como en sus
instituciones, y en el rescate de los mejores valores de la venezolanidad.
Pudiéramos
dar muchos ejemplos que demuestran la incapacidad de Maduro para conducir la
rectificación de este rumbo anti-nacional que él le ha dado a este gobierno,
pero nos limitaremos a sus actuaciones más recientes: anuncia que va a
solicitar una investigación sobre el lenguaje y el contenido del discurso de
Ramos Allup y termina mentándole la madre en cadena nacional; hace un llamado a
la paz y ordena detener a más de 100 personas para boicotear las marchas de la
oposición; ante el cacerolazo de Villa Rosa en Margarita, se volvió como loco y
decidió enfrentarse físicamente con los manifestantes que expresaban, de esa
forma pacífica, el rechazo a su gestión.
Y
pretende ir más allá en su vocación autoritaria, al anunciar una consulta a su
Sala Constitucional para suspender por Decreto la inmunidad parlamentaria de
los diputados ante la Asamblea Nacional, que en su gran mayoría están con el
cambio político. En su desvarío se olvida de que eso no es posible
constitucionalmente porque la misma Carta Magna establece el único
procedimiento para suspender la inmunidad, y que en definitiva depende de la mayoría
de la propia Asamblea Nacional.
Se
olvida también de que la inmunidad parlamentaria no es una protección a la
persona del diputado como un privilegio individual, sino que fue concebida por
los creadores de la democracia en el mundo, como la manera efectiva de proteger
el derecho que tienen los electores a que los diputados que ellos elijan,
puedan ejercer esa representación sin el temor precisamente a las presiones de
quienes ejercen el poder, o de cualquier interés que vaya en contra de los
derechos de sus electores.
Maduro
igualmente se olvida, en su intento de buscar justificaciones de su fracaso en
otras partes distintas a su propia actuación, de que el Artículo 5º de nuestra
Constitución dispone que la soberanía se encuentra intransferiblemente en el
pueblo que la ejerce directamente o a través del sufragio, y que a ella están
sometidos todos los poderes del Estado, incluido él como Jefe del Poder
Ejecutivo, y que la representación legítima de esa soberanía popular la ejerce
la Asamblea Nacional, ya que cada uno de sus integrantes ha sido electo por el
pueblo, para que el Poder Legislativo, como Poder del Estado, ejerza plenamente
su deber y mandato constitucional de controlar la Administración Pública
Nacional, y defender todos los derechos del pueblo venezolano. Para un gobierno
incapaz y corrupto como éste, es muy incómodo un Poder Legislativo que lo
controle, porque eso le estorba en su propósito claro de terminar de raspar la
olla sin control constitucional real. Eso no lo vamos a permitir, allí
permaneceremos cumpliendo con el mandato de nuestros electores y defendiendo
los intereses de la nación.
Lo más
importante del 1º de Septiembre es que quedó establecido un plan de
movilización nacional permanente hasta lograr este año el ejercicio del derecho
constitucional a revocar al Presidente de la República.
Esperamos
que las Rectoras del CNE hayan oído claramente el mensaje que les envió el
pueblo venezolano, y den los pasos perfectamente posibles para realizar el
revocatorio en el 2016. Ya estamos cansados de excusas dilatorias y mentiras.
No pueden explicar cómo, luego del fallecimiento del Presidente Chávez, se
organizó y realizó una elección presidencial en 39 días, y ahora no se puede
realizar un Referendo Revocatorio en 6 meses, cuando es una elección mucho más
sencilla. No deben abusar de la paciencia del pueblo sino actuar con
honestidad.
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