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domingo, 11 de septiembre de 2016

Recuperar los vínculos humanos, por @rafluciani



RAFAEL LUCIANI 10 de septiembre de 2016
@rafluciani

Lo más elemental para vivir humanizadoramente es poder conectar con la realidad del otro y entender que sus problemas son también los míos; que existe una reciprocidad entre nuestras vidas e historias que nos va afectando, sea para bien o para mal. No podemos mirarnos con lástima o desesperanza, o pensar que estamos destinados a vivir así, con tantas carencias y dificultades. En la medida en que conectemos con el otro, con su realidad concreta y su historia, estaremos concediendo primacía a la condición ética propia de todo ser humano, y dando paso a la esperanza, a la reconciliación, que nos exige el desabsolutizar las ideologías y retomar la senda de la dignidad humana y el respeto de los derechos de todos. Por ello, más allá de lo que podemos decir con nuestras palabras y bellos discursos, lo que realmente mide los valores y el talante de nuestra humanidad es esta vinculación ética que debemos forjar con el otro.

Durante la visita del Papa Francisco a México, el pontífice dijo algo que nos debe llamar a la reflexión, y que es muy actual ante lo que vivimos en Venezuela: «ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Pero nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la vida de las personas, sus vidas, las de sus familias, las de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de violencia». Volver a poner la mirada en la vida de las personas, en sus necesidades y desarrollo humano, es el gran reto que tiene la política en nuestro país. En este sentido urge la reconstrucción moral del país y esto pasa por entender que la política es el único medio para recobrar la sindéresis en la resolución de los conflictos y lograr una salida institucional de la actual crisis que nos agobia a todos.

Ciertamente se requiere una voluntad férrea para reinstitucionalizar lo público y desideologizarlo. Es decir, para que el Estado se rija de acuerdo a la Constitución y las Leyes vigentes, y que todos seamos respetados sin discriminación o exclusión algunas. Sólo la plena autonomía de los poderes públicos puede garantizar los intereses comunes por encima de los grupos políticos o las visiones ideológicas existentes. Ante el peligro inminente de una mayor destrucción moral y deshumanización de la sociedad venezolana, queda aún la posibilidad de iniciar un proceso de negociación y logro de acuerdos mínimos en el marco de la Constitución Nacional que lleve a la realización de referéndum como un signo de la voluntad existente para poner a un lado las políticas actuales que han propiciado a la exclusión, la escasez y la represión.

Los miembros de los poderes públicos tienen una deuda moral con el pueblo venezolano. Si realmente quieren reinstaurar el bien común perdido, deben dar signos concretos como son el diálogo con todos los actores públicos y el logro de acuerdos mínimos para responder a la grave crisis humanitaria. Es una oportunidad para reinstitucionalizar lo público. Se trata de recuperar un modo de hacer política que sea institucional e inclusivo, que busque el desarrollo de todos los que viven en el país sin exclusión alguna y que permita relanzar la esperanza con un proyecto de país que apueste por el bien común, antes que el ideológico.

Todos queremos que se vuelva la mirada a «la vida de las personas», a lo que se padece en la calle. Una mirada que sane la deuda moral que muchos políticos cargan en sus conciencias.

Rafael Luciani
Doctor en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani

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