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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Transportes y Comunicaciones: estado del arte (III) por @ININCO


Por Antonio Pasquali


Transporte terrestre ferroviario: los railroads,vías de rieles, chemins de fer o ferrovie, vías de hierro, fueron en los albores de la independencia la obsesión progresista de varios artífices de repúblicas latinoamericanas. Las primeras y breves vías férreas del mundo fueron inauguradas en 1827 en Francia; en 1830 en Estados Unidos; en Alemania en 1835; España, 1837 (…en La Habana; en la madre patria, en 1848 apenas), e Italia en 1839, pero ya en 1824 el gobierno de la Gran Colombia había traído de Inglaterra al veinteañero Robert Stephenson (hijo del George patriarca de los ferrocarriles) junto con otros dos ingenieros para que se pronunciasen sobre la factibilidad de un ferrocarril La Guaira-Caracas. Solo en 1854 decretó José Gregorio Monagas su construcción, completada por Guzmán Blanco en 1883, 14 años después de concluirse en Estados Unidos el enlace Atlántico-Pacífico. Al final, la noble obsesión de los padres de la república no dejó al país nada permanente; la falta de mantenimiento y mejoramiento es un ancestral vicio nacional. En los años cuarenta del siglo pasado murió el Caracas-La Guaira, en 1955 el Ferrocarril del Tuy, en 1960 el Gran Ferrocarril de Venezuela o “alemán” Caracas-Valencia, en 1996 el Puerto Cabello-Barquisimeto de Pérez Jiménez, por no hablar de las “líneas de extracción”, todas difuntas. El grave episodio de “la planta insolente del extranjero”, con marinos alemanes e ingleses ocupando en 1902 Puerto Cabello y La Guaira, se produce para exigir el pago de una monstruosa deuda acumulada por el “ferrocarril alemán”: 186 millones de bolívares: ¡6 años de ingresos fiscales del país! Tras el arbitraje de La Haya, Venezuela comenzó a transferir a sus acreedores 30% anual de sus ingresos aduaneros. Complicada, la historia ferroviaria venezolana, en calificación de un ilustre investigador de la materia.

La democracia aportó buenas ideas y pocas realizaciones; se apresuró a crear en 1946 un Instituto Autónomo Ferrocarriles del Estado, IAFE, y en 1975, con Luis Herrera de presidente, trazó un primer plan orgánico del que solo quedan en vida los 67 km. de la Yaritagua-Acarigua (que en 2011 ya ameritó una importante y no concluida recuperación) y los 41 de la Caracas-Cúa inaugurada por Chávez en 2006 y hoy mal entretenida y peor administrada.


Quien retoma al modo autocrático la histórica obsesión ferroviaria nacional es Chávez. En el Art. 156, #27 de su Constitución de 1999 incluye “el sistema de ferrocarriles nacionales” en la lista de las competencias del poder público nacional, suprime la “A” de Autónomo” al hoy IFE y en 2006 lanza un faraónico “Plan Socialista Nacional de Desarrollo Ferroviario” de 300 millardos de dólares (el más ambicioso del continente, lo calificó la Cepal) que preveía para 2030 la existencia de 13.665 km. de vías férreas y el transporte diario de 6,5 millones de pasajeros (Francia, con 65 millones. de habitantes, 30.000 km. de vías férreas y 15.000 trenes de pasajeros diarios, apenas transporta 5,4 millones de viajeros al día…). Salvo errores, ese megaproyecto era unremake del de 1975 que el propio IAFE reelaborara entre 1995 y 1998 con la colaboración de especialistas franceses poco conocedores de la realidad nacional; lo conforman grosso modo tres ejes transversales horizontales, el más sureño del cual (el llamado “fluvial” Ciudad Bolívar-San Fernando-San Cristóbal), así como el eje vertical Altagracia de Orituco-Puerto Ayacucho, son francamente elefantes blancos (en 2008, la Academia Nacional de Ingeniería denunció públicamente la ausencia “de estudios de viabilidad económico-social que justifiquen las diferentes rutas”).

Pese a que ese Plan Ferroviario es posiblemente la iniciativa de obras públicas más perseverante del chavismo y la que más millardos de dólares ha devorado, el modesto tramo Caracas-Cúa de 41 km sigue siendo en 2016 el único operativo en el país. En los gubernamental-triunfalistas sitios de los años 2008-2010 que tratan el argumento, Wikipedia alerta hoy al usuario de que están “desactualizados”, “obsoletos” o “insuficientes”; en www.ife.gob.ve, por su parte, solo aparece el letrero “en mantenimiento” sobre un fondo de nada. Todo o casi se paró, todo o casi quedó sin concluir y amenazado de abandono. 2.000 km. de nuevos o rehabilitados rieles duermen sobre sus durmientes en vías no concluidas por contratistas que se retiraron. Dos plagas mayores han entrabado el impulso inicial: por un lado, el irrefrenable y nefasto vicio nacional de robar y saquear bienes públicos, desde los cables de señalética hasta los millonarios sobreprecios y comisiones (estigmatizado hace meses hasta por el presidente Maduro), y por el otro la creciente insolvencia de un gobierno nuevo rico y manirroto, que en 2013 motivó el abandono de los trabajos en dos ejes particularmente estratégicos: la Puerto Cabello-Caracas por parte de un consorcio italiano al que el gobierno debe 1,5 millardos de dólares, y la Tinaco-Anaco (de 7,5 millardos) por parte de la china CREC a la que se debía más aún. La Encrucijada-Apure está igualmente abandonada, y así los demás ramales iniciados, con 15% hasta 40% de avance en los trabajos.

El chavismo minimizó, liquidó, estragó o embozaló todos los sectores del transporte y las comunicaciones nacionales con la sola excepción del sector ferroviario. De no producirse el derrumbe de los precios petroleros, es probable que pese a incompetencias, delirios de grandeza, despilfarros, robos y caos administrativo, los 2.000 km completados y abandonados de hoy fuesen tal vez el doble y alguno en actividad. ¡Complicada historia, la ferroviaria! Chávez reprodujo en 2013, sin “plantas insolentes”, el episodio de la deuda ferrocarrilera de 1902, y un mismo grave peligro acecha hoy lo hasta aquí adelantado: que los inconexos ramales ferroviarios desperdigados por la geografía nacional terminen recubiertos de mastranto y pierda el país la tal vez última oportunidad de contar con una red ferroviaria coherente, moderna eficaz y eficiente, en la que nuestros hijos y nietos viajen de Carúpano a Maracaibo en 5 horas en trenes de alta velocidad.

El pos-chavismo tampoco trae en la manga la garantía automática de que se recuperará el proyecto porque –temible lobby del motor aparte– también somos el país del reconcomio, del Pérez Jiménez que se retira de la Flota Grancolombiana por ser un idea de Betancourt, del Caldera que regala a privados un bien público, el Canal 5, por haberlo inaugurado Pérez Jiménez, del Chávez que se sale de la Comunidad Andina por ser obra de la IV República; tres dañinas estupideces a las que ojalá no siga una costosísima y perniciosa cuarta, el definitivo abandono de un modernizador y necesario plan ferrocarrilero nacional porque lo quiso impulsar, a su manera, Chávez. “Debe morir el sistema de abandonar obras importantes porque hayan sido iniciadas por otros gobiernos” pedía Ramón J. Velásquez hace 54 años.


11-09-16




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