Por Jesús Alexis González, 12/09/2016
La economía
política, que en esencia trata lo referente al desarrollo de las relaciones sociales de producción,
considera sin distingo los intereses económicos básicos de todos los ciudadanosde forma muy diferente al asumido en Venezuela
por los “teóricos” del socialismo del siglo XXI (¿?) y propulsores de un amorfo proceso revolucionario en lo
atinente a la transición del modo de
producción (forma como los individuos se organizan para producir,
distribuir y consumir los bienes que satisfacen sus necesidades) hacia una
“nueva” forma de organización en nada vinculada con la obligante presencia de
medidas sociales instrumentadas como una unidad
armónica de todos los grupos sociales. En aras de procurar materializar su
irreal y utópica “economía socialista” (¿?),
apoyan el proceso político sobre el piso del régimen democrático buscando, sostienen, una nueva forma de relación
entre el Estado y la sociedad para la “gestión” de la acción pública a la luz
de un socialismo democrático (¿?)
que en honor de los hechos se ha venido estructurando
inorgánicamente con grandes vacíos en cuanto a la imagen-objetivo de país
que pretenden alcanzar; siendo que tal ausencia ha profundizado (al tiempo de
alejarse del sentir democrático) las imperfecciones que desde hace casi ¡ 20 años! destacó (y prometió acabar)
su principal “ideólogo”: “No tenemos una economía productiva, sino que
dependemos en un 80% del componente importado. Hace falta, entonces, para
atacar la inflación, impulsar un modelo económico distinto, productivo”. (H.
Chávez en: Blanco Muñoz, 1998); hasta replantear el viejo asunto del paso de la democracia política a la
democracia social y económica haciendo uso de frases esperanzadoras para
cautivar inocentes así como de enfoques generadores de ilusión tal como la democracia deliberativa (los ciudadanos
han de deliberar sobre problemas y temas públicos en pro de instituir un
proceso de decisión colectiva) y de la democracia
participativa (armonizar la democracia asamblearia o de base con la
democracia representativa o de partidos).
Resulta una obviedad manifestar, que cualquier modelo
de sociedad socialista (¿?) que se pretenda ha de ser, por principio, diferente
al modelo capitalista de mercado con
la dificultad que implica que ese
“nuevo” modelo emerge de un ambiente que rechazan y donde habrá de crecerpara
intentar (¿soñar?) crear sobre una estructura capitalista de perfil democrático
las premisas materiales del socialismo con base en un desarrollo planificado de la economía; lo cual no es propiamente lo
que se observa en el actual proceso económico-social de Venezuela que sin claridad en el perfil de país que
aspiran (¿aspiraron?) aunado a la indefinición conceptual de la pretendida
“revolución” socialista (hoy afortunadamente en vías de desaparecer) impulsada
por el movimiento chavista con el
fin ulterior de alcanzar el podersin un
norte de gobierno para instrumentar cambios positivos en el bienestar colectivo
(el poder como un fin en sí mismo y para beneficios personales); y muy por
el contrario propiciando un catastrófico desenvolvimiento económico para
promover la “mano extendida” gubernamental con subordinación electoral (desde
las Misiones hasta las “bolsas de comida” quincenales), a la par de un estímulo al odio entre sectores de la
sociedad civil (con complicidad acomodaticia de una parte de la alta jerarquía
militar) como estrategia de división (divide y vencerás) para intentar
perpetuarse en el poder ¡sin gobernar! (con asesoramiento cubano)en el marco de
una guerra permanente contra el sector
privado(en sus distintas vertientes) que en armonía con la oligarquía, afirman,conforman la base de apoyo del
capitalismo depredador (¿?) razón por la cual, dicen, deben ser destruidos apelando al odio (que en el presente venezolano se les revierte) acorde con lo
expresado por el Che Guevara: “El
odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más
allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz,
violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser
así: un pueblo sin odio no puede
triunfar sobre un enemigo brutal”. (Las negrillas son nuestras); muy en
contrario al pensamiento de Martin
Luther King: “O vivimos todos juntos como hermanos, o perecemos juntos como
idiotas”.
El nefasto “gobierno revolucionario” que inicióH.
Chávez (luego de sus fallidos golpes de estado) y que tiene y debe finalizar con el revocatorio en 2016 del mandato de N.
Maduro, ha propiciado un desmoronamiento paulatino de nuestra economía al
extremo que se estima para fin del 2016 una contracción superior al 10% en el producto interno bruto ( PIB ) entendido
como el valor que totaliza la producción de los bienes y los servicios en un
cierto periodo asumido como indicador básico para reflejar la riqueza de un país; siendo que tal
decrecimiento económico se alcanza en un marco de una inflación estimada para finales de año en más del 800%(¿hiperinflación?)siendo que la acumulada de agosto se
ubicó en 372% hasta situar la Canasta Básica Familiar en unos Bs 595.245/mes que apenas puede ser
atendida en un 2,6% con el salario
mínimo. Complementariamente (y para males mayores), la monetización del déficit fiscal cerró (diciembre 2015) en un 23% del PIB como consecuencia de la continua
emisión de dinero inorgánico para hacer frente (irresponsablemente) a la caída
de los ingresos fiscales petrolerossin
racionalizar el gasto público ante el temor que continúe aumentando el
“costo político” (¿?) cuyo alcance se puede cuantificar en un rechazo superior
al 75% a la “gestión” presidencial;
con el agravante de no contar con la oportunidad de lograr financiamientos
externos (aparte del FMI) para actuar sobre los desequilibrios macroeconómicos no en razón de ser el Estado un “mal
pagador” (todo lo contrario) materia a la cual le brinda prelación la banca
internacional, sino por su acostumbrado circulo
vicioso de endeudamiento para gastar más sin pretender invertir
profundizado la dependencia petrolera para potenciar el “festín” teniendo como invitado principal a la corrupción en un ambiente “decorado” de una pérdida de VALORES.
En fin, asumimos que el movimiento chavista en una estrategia de supervivencia intentará
por todos los medios y triquiñuelas posibles que el RR presidencial se lleve a
cabo en 2017 con el único propósito de
“sacar” a N. Maduro no solo del gobierno sino de cualquier actuación en el
escenario político hasta convertirlo en la causa
de todos los males socio-económicos que experimenta el país, abriendo, suponen, espacio para la permanencia del chavismo en el
poder con un “moderado revolucionario”como
Presidente en simultanea esperanza de una elevación salvadora del precio
promedio de nuestro crudo (cerró la semana con un promedio de US$ 38,7/b) que
les permita reeditar su fracasado
socialismo petrolero apuntalado por un “nuevo”
populismo clientelar. A tenor de ello, la
presión de calle ha de mantenerse como un escudo protector ante tan encubiertatenebrosa pretensión chavista arrinconando a los burócratas y
generando un “miedo gubernamental” hasta
obligarlos a fijar fecha para la celebración
del RR presidencial en 2016 ¡¡ y punto!!Sin desviar la atención hacia “potes de humo” como el lanzado por el
Vicepresidente de la Republica: “Hay un sector de la oposición interesado en reunirse
con el gobierno”; lo cual de nuestra parte asumimos como cierto si inferimos
que será para solicitarle formalmente al
Presidente que renuncie al cargo en ¡beneficio de todos!
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon
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