Por Ismael Pérez Vigil, 09/09/2016
La multitud, los millones de personas que nos desplazamos por el país
desde el 1º de septiembre lanzamos varios mensajes, donde el más obvio es que
queremos revocar a Nicolás Maduro de la presidencia de la República y desalojar
del poder a todo su Gobierno en el 2016. Pero ese no fue el único mensaje.
Somos demócratas y defendemos la Constitución.
Se dio un claro mensaje al mundo de que el chavismo se extingue, que
pronto solo será historia, un mal recuerdo que irá desapareciendo poco a poco
en la medida en las fuerzas verdaderamente democráticas del país vayan ocupando
todos los espacios y rescatando las hoy maltrechas instituciones del país. Les
dijimos también al mundo que Venezuela cuenta con una oposición democrática, a
la que debe apoyar, en su tarea de hacer respetar la Constitución y reconstruir
el país y la vida para los venezolanos.
Somos mayoría.
Le dimos un mensaje de esperanza a todo el país; reconfirmamos lo que
dijimos el 6D: Que somos mayoría, que no tenemos miedo, que fracasaron los
intentos de atemorizarnos, de demonizarnos, que salimos con entusiasmo a
expresarnos pacíficamente, sin retar ni agredir a nadie, que el fantasma del
golpe, la desestabilización y la violencia solo están en la mente enferma de
nuestros actuales gobernantes, porque nosotros queremos un país en paz,
democrático y moderno.
Un país donde cabemos todos.
Le dimos un mensaje a los llamados chavistas, de que ellos también
tienen cabida en nuestro proyecto político de modernización y progreso para
todos, porque entre los millones que nos desplazamos por el país desde el 1S
hay seguramente miles que no hace mucho tiempo aun pensaban que el llamado
Socialismo del Siglo XXI podía ser una alternativa válida de desarrollo, pero
que hoy están decepcionados ante la cruda realidad de escasez, hambre,
inflación, inseguridad y demás males que nos agobian, sin distinción, a todos
los venezolanos por igual.
Ejerceremos nuestro derecho a revocar en el 2016.
Le dimos un mensaje al Gobierno y a sus secuaces del CNE y el TSJ, que
sus estratagemas para atemorizarnos, confundirnos, desanimarnos, quitarnos la
esperanza, no han dado resultado, pues estamos cada día más comprometidos y más
convencidos de que la solución a lo que nos pasa en el país es la salida, vía
revocatorio, de este oprobioso Gobierno.
Somos Villa Rosa.
Ese mensaje al Gobierno fue crudamente ratificado el 8 de septiembre por
los humildes habitantes de Villa Rosa –un poblado margariteño del que muchos ni
siquiera habíamos oído hablar– y que puso al Presidente Nicolás Maduro bajo la
mirada del mundo, como un déspota y repudiado mandatario tercermundista.
Somos una sociedad civil, no militar.
Le dimos también un mensaje claro a la FANB que debe evaluarse y revisar
si el partido que ha tomado es el correcto, que debe volver a su papel
institucional, el que le marca la Constitución: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente
profesional, sin militancia política… está al servicio exclusivo de la Nación y
en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna…”, que esos
discursos en pro del socialismo del siglo XXI es tomar partido por una opción
política concreta, que desvirtúa su esencia y de paso viola la Constitución que
juró respetar y defender. Que con esa actitud compromete su futuro, pues ya
somos muchos los que nos preguntamos si tiene sentido tener una fuerza armada
como la actual, que nos ha demostrado en estos 17 años que está politizada, que
es parcializada, que muchos de sus efectivos han sido acusados de estar
incursos en procesos de corrupción y narcotráfico y por sobre todo, que han
sido ineficaces, cuando han ocupado altos cargos de Gobierno, en resolver los
problemas del país.
Somos ciudadanos movilizados.
Por último y no menos importante, le dimos un
mensaje a la llamada sociedad civil venezolana de que estamos en la vía
correcta, institucional, pacífica y democrática; una sociedad civil que por
instantes luce huérfana de liderazgo y organización, desapegada de la política,
pero que en los momentos decisivos, participa, firma, vota, se identifica, se
moviliza, aunque a veces no se organiza ni se agrupa y que cada día está más
lejos de quienes quieren incendiar el país y lanzarnos a la confrontación desde
las redes sociales, los cómodos teclados de una computadora o alejados exilios.
Los mensajes de septiembre han sido claros y
contundentes, hemos avanzado y consolidado una estrategia compartida y
mayoritaria, seguiremos movilizados, ahora con mayor entusiasmo, fuerza y
confianza en nuestra fortaleza ciudadana y ratificaremos, cuando sea el
momento, nuestro deseo de revocar al actual Gobierno para reconstruir entre
todos a la Venezuela de paz, progreso e inclusión.
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