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domingo, 11 de septiembre de 2016

¿Y ahora qué? Por @martinezmottola


Por Fernando Martínez Mottola


El 1S el gobierno hubiera deseado que nos quedáramos en la calle, una marcha sin retorno. Apostaba por nuestro desgaste. Más temprano que tarde, ante las necesidades de cada quien, la gente volvería poco a poco a sus casas con la frustración a cuestas. Gracias a Dios que la dirigencia opositora no pisó el peine.

El gobierno quería provocar una manifestación violenta, que terminara a trompicones. Hoy lamentaríamos algunas pérdidas humanas y jóvenes detenidos, el gobierno nos acusaría de violentos, golpistas y cuántas cosas más. La dirigencia opositora tampoco cayó en esta trampa.

El gobierno intentó amedrentar con la represión, con el enfrentamiento violento, que según ellos se esperaba. La gente hizo caso omiso de sus amenazas y sus mentiras, desde todos los puntos del país acudió masivamente a la convocatoria de una marcha pacífica y democrática, manifestó y se retiró en santa paz, a la expectativa de los nuevos llamados.

El pueblo de Venezuela demostró su profunda convicción pacífica y democrática. Pero también madurez política y la firme determinación a luchar por sus derechos.


La dirigencia opositora demostró unidad, capacidad de convocatoria, organización y claro norte estratégico.

El gobierno perdió el favor del pueblo, el apoyo internacional, la Asamblea Nacional, la posibilidad de resolver los problemas de la gente, la esperanza que representó para muchos, y ahora perdió la calle.

La gente de buena voluntad que alguna vez creyó en este gobierno, perdió la esperanza y también clama por un cambio. Todos ellos tienen cabida en la nueva Venezuela que está por comenzar.

Lo único que le queda al gobierno es la fuerza bruta. Supuestamente, el apoyo de las instituciones del Estado que ejercen el monopolio de la violencia, para someter a un pueblo que protesta por falta de medicinas, alimentos, seguridad y precariedad de los servicios básicos. Está por verse hasta cuándo les dura.

¿Y ahora qué?, aumentar la presión y seguir por el mismo camino pacífico y democrático que nos ha traído hasta este punto. Es la única respuesta posible. No hay magia, no puede cundir la desesperación, no hay que escuchar los cantos de sirena que nos aparten del camino trazado. Referéndum revocatorio y elecciones regionales, según lo establece la Constitución y las leyes, siguen siendo nuestras banderas.

Sabemos que los representantes del régimen están apegados al poder a como dé lugar, dispuestos a todo tipo de tramposería sin el menor escrúpulo democrático. Pero no será la primera vez que regímenes atroces son derrotados por vía pacífica y democrática.

09-09-16




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