Por Luisa Pernalete
Con encuestas
realizadas en el último trimestre del 2019 y el primero del 2020, la UCAB
presentó los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), y recoge que
el 54% de la población se puede considerar “pobre reciente”. O sea, traduzco
yo: nos hemos empobrecido. Ese es sólo un dato, que hay que advertir, no
incluye la situación del tiempo de la cuarentena.
Recordemos primero que
la UCAB y otras instituciones aliadas vienen realizando este trabajo desde 2014
ante la ausencia de datos oficiales. Gracias a Encovi tenemos cada año
radiografías de nuestro país. Yo resumo los mismos, en una palabra: retroceso.
Comencemos por algunos
de los datos sobre pobreza. Ha aumentado, sea cual sea la dimensión que veamos.
Ellos hacen una diferenciación en los tipos de pobreza. Menciono algunas:
pobreza crónica, podríamos llamarla también estructural: 40%. Son esas familias
que ya llevan años siendo pobres. Luego tenemos la pobreza reciente: 54%. Los
nuevos pobres, diría yo. Pobreza de consumo: 68%. Piensen en todos los
venezolanos que han ido reduciendo su consumo en diversos rubros. Según la
Encovi el 79% no tiene como adquirir la canasta básica, que no es solo la
canasta alimentaria. Y este otro dato es más terrible: sólo un 7% no estaba
preocupado por los alimentos… o sea, un 93% tiene la adquisición de alimentos
como preocupación…
Para seguir con el tema
alimentario, 630 mil niños menores de 5 años presentan desnutrición crónica.
Eso deja secuelas, en su talla, en su capacidad para aprender... Nos dicen los
investigadores que superamos a Haití en este tema de estado nutricional de los
menores de 5 años. ¡Haití! Sólo nos supera Guatemala en esta dimensión.
¡Imagínense! Equiparados con los países más pobres de América Latina. Y nos
acercamos a los indicadores de Camerún y Nigeria.
Alguien podría decir
que los menores de 5 años no suelen ir a la escuela, pero los que ya van
cuentan con el PAE, Programa de Alimentación Escolar. Veamos los datos
recogidos en esta materia: solo el 28% decía ser atendido por este programa
todos los días, 65% algunos días y 7% casi nunca.
Haga usted sus propias
encuestas: ¿conoce gente que no come todos los días? Yo sí. Seguro que usted
también. Y agregue la pregunta: ¿conoce gente que solo se está alimentando de
harinas, que no ingiere proteínas? Yo, un montón. Según la Encovi, el 51% de la
población no está consumiendo las proteínas necesarias para alimentarse.
Una población que se
alimenta mal o que no se alimenta, evidentemente va a vivir menos. Pues sí,
hemos retrocedido en esperanza de vida. Y además ha subido la tasa de
mortalidad infantil: 26 por cada 1.000 niños que nacen vivos. En el 2011, la
tasa era de 12.
Pasemos a algunos de
los datos sobre educación. Ya se sabe que la educación venezolana hace años que
está en “emergencia”. Pues seguimos en emergencia. Hay que decir que hubo
décadas con esfuerzo sostenido por ampliar la cobertura, eso es verdad, pero eso
se detuvo: la cobertura educativa tocó techo, nos dicen los investigadores de
la Encovi. Entre 2014 y 2018 el promedio de la población entre 3 y 24 años, o
sea, desde educación inicial hasta la universitaria, era de 12, 7 millones.
Pues en 2019/2020 es de 11 millones. La universitaria ha sido la que más ha
bajado su cobertura. Casi a la mitad. Jóvenes si presente y sin futuro mejor
que el de ahora. Con menos preparación, con menos herramientas.
De esa población que
está matriculada, tenemos que sólo el 60% asiste con regularidad. Entonces hay
que sumar ese 40% que falta a clases por diversas razones y los que se han ido
quedado fuera, y uno piensa en la cantidad de muchachos que no tienen ni
presente ni futuro. Piensen, por ejemplo, que la población de 3 a 5 años,
educación inicial, es atendida el 70%, o sea que 30 de cada 100 queda por
fuera, y los educadores sabemos lo que significa que los niños pierdan esos
años preciosos para aprender y cómo entra al primer grado con desventajas… ¿Y
la prioridad de los derechos de los NNA?
Pero no quiero
cansarlos. Demos solo algunos datos de porqué deja de asistir o deja la escuela
en esa delicada edad entre 12 y 17 años: 26% porque considera que ya terminó,
7% por tener que trabajar, 7% por costo de útiles y uniformes, 8% por embarazo
o por tareas en el hogar, 3% por enfermedad, 3% porque las escuelas están
cerradas entre otras causas, por falta de docentes, 35% porque no quiso o no le
ve importancia. ¡Este último dato sí que es novedoso y escalofriante! Llevo más
de 4 décadas trabajando en educación en medios populares y créanme que el
venezolano de esos sectores valoraba tremendamente la educación formal… Ese 35%
que están dejando de ir a la escuela por falta de interés tiene que movernos a
la reflexión. Es complejo: tiene que ver con el abandono de la meritocracia en
el país, tiene que ver con los bajos salarios, tiene que ver con un
bachillerato que debe renovarse…
En fin. Les recomiendo
que busquen la presentación completa en internet. Pero antes de terminar esta
columna una reflexión sobre la imperiosa necesidad de que los que toman
decisiones en este país, hagan Política, con mayúscula. La Política, como bien
lo ha dicho más de una vez el papa Francisco, es para resolver los problemas de
los que más sufren, es para construir el bien común… El país está urgido de
soluciones, hay que mitigar el dolor de la gente. Hay que ponerse de acuerdo.
Otros países, incluso con conflictos bélicos abiertos, lo han hecho. Estos
datos claman el cielo, no es posible mirar para el otro lado.
10-07-20
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