Por Piero Trepiccione
Uno de los temas más
polémicos en los últimos años en Venezuela tiene que ver con la producción de
alimentos. Hemos visto cómo se consolida una dependencia excesiva de las importaciones y,
ante el declive de los ingresos del Estado, estas se han venido a pique. ¿Los
más afectados? Los venezolanos.
Ante tal situación,
siempre se ha hablado sobre la imperiosa necesidad de fortalecer los programas
productivos internos. Las universidades del país desarrollaron, desde las
escuelas de agronomía y veterinaria, investigaciones referentes a mejorar los
esquemas de producción nacional en temas como ganadería, agricultura,
piscicultura, apicultura, entre otros, que pudieran fortalecer el campo
nacional.
Lamentablemente, y
según un boletín especial del Observatorio de Universidades OBU, los centros de
desarrollo agrícola, pecuario y agroindustriales de las escuelas de agronomía y
veterinaria del país han venido siendo objeto de un verdadero ataque por
parte del hampa. Las invasiones, el robo de instalaciones y equipos, el
abigeato y la destrucción de elementos de investigación han sido una constante
durante los últimos años. ¿Respuestas? No ha habido una oficial al respecto.
Indica el boletín de
OBU que “en cada caso, en principio, son los hurtos de cercas, ventanas,
puertas y herramientas agrícolas que van a parar a las comunidades cercanas a
la universidad. Luego, van por los sistemas de aire acondicionado, tuberías,
baterías de baño, bloques, en los casos de las escuelas de veterinaria, los
animales. Finalmente, aun con medidas cautelares u otras decisiones de
tribunales a favor de las casas de estudio, la invasión y apropiación de las
instalaciones”.
Esto, naturalmente, se
convierte en una suerte de destrucción paulatina que
va diezmando la capacidad de actuación de los centros de educación superior.
Como apunta el boletín de OBU, nuestro país es uno de los 44 países
del mundo que requieren “asistencia exterior para alimentos”, según un informe
publicado en marzo de 2020 por la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura, FAO.
Paradójicamente, uno de
los países con mayor riqueza del continente, en este momento, viéndose en una
situación tan precaria como lo indica el reporte y necesitando aún más el apoyo
de sus universidades para recuperar la producción alimentaria nacional, suceden
estos ataques que ocurren con total impunidad de parte de las autoridades.
El caso más emblemático
de estos ataques, reseñado por el boletín OBU, corresponde a “la Estación Experimental Judibana,
de la Universidad de Los Andes. La sede fue tomada por un grupo de personas
provenientes de comunidades adyacentes en la madrugada del miércoles 17 de
junio de 2020, en plena declaración de cuarentena.
La extensión de la
finca, ubicada en el sector La Pedregosa de El Vigía, estado Mérida, es de 250
hectáreas y al momento de la incursión había 120 cabezas de ganado tipo
Holstein, Jersey y mestizos, destinadas a la experimentación para el control de
enfermedades y estudio de la capacidad productiva de leche.
No existe respuesta por
parte de las autoridades civiles ni militares. En consecuencia, vemos cómo más
de treinta años de esfuerzo académico de investigación, extensión y producción
están en riesgo absoluto porque están en un verdadero limbo.
Y así como este caso,
en este boletín especial del Observatorio de Universidades, leemos sobre una
serie de casos similares ocurridos en instalaciones de la UCLA, UCV, UDO, LUZ y
otros centros de estudio que reflejan una dura realidad: los constantes ataques
a las universidades venezolanas. Situación que socava nuestro presente
alimenticio y, obviamente, nuestro futuro. Como sociedad, debemos
organizarnos para detener los intentos de barbarie.
12-07-20
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