Por Alfredo Infante S.J.
Este 5 de octubre se
celebró el Día Mundial de los Docentes, pero en Venezuela no hubo celebración
sino protestas por doquier. Los educadores, maltratados, salieron a la calle a
lo largo y ancho del territorio nacional a exigir justicia y un trato digno.
Así lo
reseñó El Nacional: “El Observatorio Venezolano de Conflictividad
Social (OVCS) informó este lunes que hasta la 6:00 p.m. se registraron en el
país 130 protestas pacíficas. La ONG aseguró que
hubo manifestaciones de docentes en todos los estados. Los 5 de octubre se
celebra el Día Mundial del Docente, y el gremio en Venezuela salió a la calle
para reclamar salarios dignos. Además, los maestros también manifestaron por el
regreso a clases a distancia, en un país con el Internet considerado uno de los
más deficientes del mundo, y al que no todos los niños y adolescentes tienen acceso”[1].
Por su parte la ONG
Provea señaló en Twitter que
los «docentes del país denuncian que sus salarios se encuentran totalmente
pulverizados, violentando sus derechos al cubrir solo el 5 % de la canasta
básica “¿Qué está comiendo un docente? Absolutamente nada”.
Recordemos que, en
abril de 2020, el padre Manuel Aristorena, director nacional de Fe y Alegría
-en el contexto del acostumbrado anuncio de aumento del salario mínimo que el
gobierno de facto hace cercano al primero de mayo- señalaba en un
comunicado que «el ingreso mensual de un educador es miserable. Su
capacidad para adquirir alimentos y bienes necesarios para sobrevivir es
reducidísima. No tiene cómo afrontar una enfermedad o cualquier
imprevisto. Todo ello genera en nuestro personal, preocupación, angustia,
incertidumbre, decepción y molestia”[2].
Para María Zenaida
Rosario, directora de la escuela Canaima, de la red educativa San Alberto
Hurtado de la parte alta de La Vega, “los docentes estamos desde el punto
de vista del ingreso en condiciones de pobreza crítica, sin acceso a la
alimentación, a la atención médica, al transporte público, a la recreación, y
sin los medios tecnológicos para acompañar los procesos educativos a distancia
en este contexto de pandemia”.
Por su parte, Zurelys
Núñez, directora del colegio Andy Aparicio, de Fe y Alegría, también de la red
educativa San Alberto Hurtado, nos señaló que “estamos en una
incertidumbre total, ni los docentes ni los alumnos cuentan con los recursos
tecnológicos para una educación a distancia de calidad y, por otra parte, de
llegar a activarse el proceso de educación presencial, los docentes no tendrían
los recursos para cubrir el pasaje a estas zonas de difícil acceso“.
En entrevista con César
Miguel Rondón, la emblemática educadora Luisa Pernalete contextualizó muy bien
la situación que atraviesa el sector educativo, afirmando que “los
problemas de la educación venezolana no comenzaron con la pandemia, ya teníamos
un deterioro persistente. Para el año pasado solo el 50 % de la población en
edad escolar asistía con cierta regularidad a clases. En Venezuela hay más de
cinco años con la rutina escolar alterada. Es decir, los jóvenes no tienen
clases todos los días ni toda la jornada completa. Tenemos problemas de electricidad,
agua, alimentación, combustible y transporte. Con estas condiciones nos agarra
la cuarentena”. Refiriéndose a la situación laboral del docente, la
profesora Pernalete concluyó lapidariamente indicando que “los salarios de
los maestros venezolanos son los más bajos de América Latina y a veces no
alcanzan para el pasaje del autobús y mucho menos para comer. En promedio,
el salario mensual de los maestros está entre $4 y $5. En Colombia un maestro
comienza ganando $250”[3].
Para el departamento de
educación de la Conferencia Episcopal Venezolana, “uno de los sectores más
afectados por la crisis creciente ha sido el sistema educativo: además soslayado
a nivel presupuestario e igualmente ignorado en políticas públicas”, señalando
el deterioro de las condiciones de vida de los docentes y resumiendo,
en pocas palabras, que “sin docentes no hay escuela”[4].
Todas estas variables
confluyen en un deterioro estructural de la educación y se agravan en medio de
la pandemia. El informe de la más reciente ENCOVI lo deja claro: “La
situación de confinamiento debido a la Covid-19 ayudará a profundizar las
inequidades educativas. Quedarán aún más rezagados quienes tienen restricciones
de acceso a las nuevas tecnologías y adolecen en el hogar del clima educativo
apropiado”.
Ante la emergencia
educativa, la Iglesia venezolana acoge el llamado del papa Francisco al
relanzamiento del “Pacto Educativo Global: Educar es un acto de Esperanza”[5]5, que tendrá lugar el próximo jueves
15 de octubre: “un pacto para generar un cambio a escala planetaria, para
que la educación sea creadora de fraternidad, paz y justicia. Una necesidad aún
más urgente en esta época marcada por la pandemia”.
Esperamos que sea un
momento para movilizarnos, como sociedad y como Iglesia, por una justicia
educativa en medio de esta emergencia humanitaria compleja que vivimos los
venezolanos.
Referencias:
[1] https://www.elnacional.com/venezuela/130-protestas-de-docentes-se-registraron-este-lunes-en-el-pais/
[2] https://efectococuyo.com/la-humanidad/fe-y-alegria-el-ingreso-mensual-de-un-educador-es-miserable/
[3] https://www.americadigital.com/columnistas/los-salarios-de-los-maestros-en-venezuela-son-de-5-en-america-latina-son-de-250-afirmo-la-profesora-del-centro-de-formacion-fe-y-alegria-luisa-pernalete-78025
[4] https://conferenciaepiscopalvenezolana.com/mensaje-de-la-comision-episcopal-de-educacion-ante-la-realidad-educativa-de-venezuela
[5] https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-10/papa-francisco-relanza-pacto-educativo-global.html
Fuente: Boletín
N° 74 del Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco.
09-10-20
https://revistasic.gumilla.org/2020/sin-maestro-no-hay-escuela-sin-escuela-no-hay-pais/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico