Tahiana González 31 de mayo de 2021
@TGonzalez_30
- Elvis Rafael Carreño caminó más de 50 días
para llegar al país austral, donde espera encontrar una mejor estabilidad
y cumplir sus sueños
Viajar
al extranjero nunca había sido tan difícil para los venezolanos hasta que tocó
migrar. Dejar a los seres amados y la “estabilidad” que brinda el propio hogar
puede ser lo más duro que enfrentan muchos cuando un día deciden abrir un
bolso, guardar sus pertenencias y luego partir hacia tierras desconocidas en
las que esperan encontrar un mejor futuro. Una mejor calidad de vida.
Este
es el caso de Elvis Rafael Carreño. Es margariteño, específicamente de
Porlamar, estado Nueva Esparta. A sus 35 años de edad decidió salir del confort
que le brindaba su casa, en donde vivía con su mamá y abuela. Elvis decidió
marcharse porque se planteó como objetivo salir adelante en un país que le
brindara mejores oportunidades para ayudar a sus familiares en Venezuela.
La
crisis económica que se ha ido intensificando en el país debido a la gestión
del régimen de Nicolás Maduro obligó a Carreño a vender algunas de sus pertenencias
para intentar sobrevivir, aunque también trabajaba en la pesca, una labor que
asegura llevar en la sangre.
La
corrupción que se estaba viendo en las playas de su tierra por parte de
funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) fue uno de los motivos
que lo impulsó a decir “me voy”.
“Yo ya
estaba tratando de salir adelante como podía, pero un día la GNB nos incautó la
pesca de todo un día porque querían que vendiéramos a ‘precio socialista’, si
no, teníamos que darle 50% de la ganancia, o nos iban a quitar los
permisos pesqueros. Ahí entendí que ya el país no servía. A la GNB le dieron
poder para hacer lo que le diera la gana”, relató Carreño.
Cuando
tomó la decisión de emigrar su mamá se opuso, pero fue ella quien
posteriormente le compró el pasaje de avión para que llegara hasta el estado
Táchira y de allí partiera con tan solo 5 dólares rumbo a Chile.
No fue
un viaje sencillo. Como muchos connacionales, Carreño debió cruzar la trocha
que conecta a San Antonio del Táchira con Cúcuta, Colombia. En ese paso
fronterizo usó los 5 dólares que tenía para pagarle a los trocheros. Solo le
quedaba su bolso, pasaporte y la fe de poder llegar a su destino.
Caminó
durante 11 días por toda Colombia y luego llegó a Ecuador, donde tardó tres
días para cruzar la frontera con Perú. En todo este trayecto recibió el apoyo
de algunos ciudadanos que lo trasladaban de un punto a otro en camiones junto a
otro grupo de venezolanos, mientras que otras personas lo ayudaban con
alimentos.
“Allí
conocí mucha gente caminando, pero muchos se quedaron entre Colombia y
Ecuador”, expresó.
También
fue testigo de los actos xenofóbicos de ciudadanos de otros países que sin
entender la condición de los venezolanos que emigran, los señalan, insultan y
les exigen que regresen a su país de origen.
“Soy
humano y las críticas me pegan, es duro que digan ‘no te queremos, vete a tu
país’”, dijo con la voz entrecortada.
En su
estadía en Perú intentó buscar trabajo, pero no tuvo éxito. Su paso por
territorio peruano le dejó un trago amargo.
Carreño
dormía en las calles de la ciudad de Lima. El cansancio un día lo derrumbó y al
despertar la mañana siguiente se percató que le habían robado lo que quedaba en
su bolso, entre ello su posesión más importante: el pasaporte.
Tras
este incidente, Carreño decidió continuar su rumbo hacia Chile. Caminó por lo
menos 12 días para llegar a la frontera, pero por no tener su pasaporte solo
tenía la opción de entrar de manera ilegal.
El
venezolano contó que pasar por el lado de Perú se le hizo muy difícil, por lo
que modificó su trayecto hacia Bolivia. Allí se quedó unos días para estudiar
la ruta que le permitiera llegar hasta Chile.
“Una
vez que marqué una ruta fue por Tambo Quemado, en Bolivia. Entré y caminé por
el desierto, pero un dron me vio y allí me buscaron en una camioneta para
devolverme a Bolivia. Luego ingresé por otra ruta que conecta con Chile y allí
logré pasar”, contó Carreño.
El
venezolano consiguió llegar a la ciudad de Santiago el 10 de marzo de 2020,
pero a los dos días le informaron que su abuela, con quien vivió por
tanto tiempo, había fallecido.
La
noticia no llegaba en un buen momento para Carreño. En Chile ya se habían
confirmado los primeros casos de Covid-19 y muchos comercios comenzaron a
cerrar sus puertas.
Él
estaba ilegal, sin ningún documento que lo identificara. Pasó alrededor de tres
meses deambulando y durmiendo en las calles. Y gracias a que su viaje lo había
documentado en su cuenta de Instagram @asceslater, recibió algunas donaciones
de comida y ropa para soportar las bajas temperaturas que acompañan la llegada
del invierno en el país sureño.
Temor
a ser repatriado
Elvis
Rafael Carreño aseguró en entrevista a El Diario que su deseo
no es regresar a Venezuela, sino seguir adelante en Chile para poder ayudar a
su mamá que se quedó en Margarita. Por ese motivo, no aceptó la oferta de
trasladarse hasta un refugio junto a los demás venezolanos que piden ser
repatriados por haber quedado en situación crítica en el país.
“El
chico de la fundación Un Vene Ayuda me quería ayudar ubicándome en un refugio,
pero yo no quería porque tenía miedo de que me vieran como otro que quería ser
repatriado y yo realmente no quiero volver, quiero trabajar para sacar a mi
familia adelante y si entraba en un refugio debía estar dos meses sin salir y
yo no quiero eso, tengo que trabajar”, manifestó.
Gracias
a su determinación y algunas ayudas que recibió, el pasado domingo 7 de junio
pudo alquilar una habitación en la ciudad de Santiago de Chile, en donde la
propietaria le ofreció facilidad de pago.
“Estuve
en la calle y gracias a unas ayudas, me regalaron una ropa vieja y el domingo
me fui a una feria (mercado popular) desde las 7:00 am a venderla. Con el
dinero que allí reuní, más unas donaciones, me pude alquilar ese día un
cuartico”, mencionó.
Carreño
ha solicitado la ayuda necesaria en fundaciones, es urgente terminar de pagar
el alquiler. Por los momentos sigue vendiendo ropa usada en el mercado popular
y bisutería que ha podido realizar porque tiene conocimientos de artesanía.
Aunque
en su voz se denota un poco de nostalgia, también se perciben las ganas que
tiene de superarse. Y es que ese fue su norte cuando migró, poder cumplir sus
sueños en otras tierras bajo la bendición de Dios.
Tomado
de: https://eldiario.com/2020/06/11/la-travesia-del-venezolano-que-llego-a-chile-con-solo-5-dolares/
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